Shogun - Serie y Libro.

 


Queridos lectores, debéis saber que para escribir esta entrada me he preparado una infusión japonesa, me he tomado un tiempo de reflexión (pues ayer vi el que creo que es el último capítulo...) y le voy a dedicar mucho cuidado y atención. Porque creo que es una de las mejores series, por no decir la mejor, que he visto. Y no puedo separarlo de mi vida personal (lectora) y mis recuerdos del libro.

Habrá spoilers (es inevitable), así como también habrá subjetividad. 

Y, sin más, comencemos esta historia:

Sabéis que de niña leía todo lo que caía en mis manos y uno de los libros de la sección "de mayores" de la casa era Shogun. Digo "de mayores", porque yo tenía menos de quince...a decir verdad... menos de trece, pero bueno... eso da igual.

Yo, en aquella época, estaba enamorada de Japón. Pero del manga y anime. De hecho, no tenía ni idea de Japón. Cuando elegí el libro y pregunté a mi madre "¿de qué trata?", me contestó: de Japón. Y yo pensé: "Ah, pues ya está. Me va a gustar, seguro". 

Y empecé a leerlo.

Como os podéis imaginar, han pasado más de veinte años y yo no he vuelto a leer la novela, por lo que nos adentramos en el recuerdo (no seáis muy duros conmigo, si hay cosas que no son así). Mirad, mi primer recuerdo grabado a fuego es cuando el piloto llega a ese pueblo costero de Japón y en dicho pueblo tiene lugar una escena que también sale en la serie. Un vecino no inclina la cabeza ante un samurái y se la cortan en el acto.

"Nelly-niña" alzó las cejas del libro en ese instante, confusa.

Y pensé: "bueno...", como negando lo que acababa de ocurrir (un poco sorprendida) y seguí leyendo. "Bueno, vale... se han pasado un poco... Esto debe de estar mal...."

En el libro, como en la serie, es verdad que ocurren esos diálogos de "ojalá te mueras (o similar)" al señor feudal por parte del marinero y el japonés que se ríe de él y él que se ríe del japonés, todo con mucha tensión, pero como no se entienden el uno al otro... Eso es una genialidad.

Ahora bien, lo que me marcó mucho de niña fue la escena del acantilado. Cosa que también sale en la serie. Recuerdo que el señor feudal se queda atrapado en aquel acantilado... y uno de sus vasallos grita ¡banzai! y se lanza al vacío para morir en un peñasco a pocos metros del señor feudal y que este gire la cabeza. Y se de cuenta de que allí hay una cuerda que puede salvarlo.

Fue en ese punto en el que dejé de leer. Y recuerdo el libro porque acudí a mi madre completamente escandalizada preguntando... ¡si estaban locos!

Eso era Japón.

No los animes de personajes voladores de pelo morado que yo veía. No las batallas de Son Goku y los balones volando sobre un campo de futbol con curvatura (¡jajajaj, ¿cuánto medía ese campo de Oliver y Benji?!) Yo no tenía ni la más remota idea de Japón. Sí, me sabía muchas cosas, pero no... no de las que importan.

Mi madre, viendo a su hija completamente indignada por el desprecio más absoluto a la vida humana (¡una cuerda, cielo santo se ha matado para que vea una simple cuerda!) respondió con serenidad:

-Sí, claro. "Honor por delante de la vida"

Con lo cuál, Nelly-niña regresó a la lectura completamente en desacuerdo.

Y qué lectura.

Hablaba de Anjín, sí, que me daba igual si era inglés u holandes... él creía que el escorbuto y las enfermedades venían por la luz del sol. ¡Jajajaja! No se bañaba, los japoneses sí... cada dos por tres. Lo leía todo maravillada. Leía y leía sobre la historia del señor Toranaga y del Taiko.

Y leía y leía sobre lealtades que cambiaban. Todo el tiempo, como en la serie.

Hasta que leí también una escena en la que el anjin pide quitarse la vida. En ese punto volví de nuevo a mi madre:

-¡¡¿Será posible esto??!!

Y mi madre, sonriendo, me dijo:

-Claro, ha aprendido.

-¡Pero qué aprender ni que...! ¿¿¿Pero es que son todos idiotas...???

Y mi madre se echó a reír.

Dicha escena, en la que se vuelve japonés, es el broche de la serie (yo en el libro la recuerdo antes) al menos en su primera temporada.

Cada vez que algo les ofendía, se quitaban la vida. "No puedo vivir con esto... déjame morir". ¿¿??¿¿??

Yo estaba fascinada.

Recuerdo leer al anjin diciendo que necesita un baño, ... cuando vuelve junto a los suyos.

No recuerdo que cierto personaje de la serie que muere... muera en la novela. De hecho, yo creo que no muere.

Recuerdo las peleas con la iglesia. Y muchas más cosas.

Pero lo que más recuerdo es la sensación de la última página.

Porque ese libro, internautas, acaba con un final "de cuento". Épico. Claro. Concluyente. Eso sí lo recuerdo.

Ese libro termina con la certeza de que Toranaga, el más débil de los regentes (eso también lo recuerdo, así lo pintan en la novela: el más mayor, el más débil, el más... ) es Shogun.

Así que acabas la historia tras ver como han ido cayendo las piezas de dominó y yo sentí que era una obra estupenda. Porque todo estaba orquestado por él. 

Y ahora vamos a la serie.

Ya os dije, en pleno cabreo laboral, que Toranaga no quería la guerra. Que a toda costa trataba de evitarla y vi luego que en la serie se repetían mis palabras. Teniendo en cuenta que yo había leído el libro hacía más de veinte años y que apenas había adelantos en la serie de lo que estaba por venir... haber captado la esencia del personaje me hizo sentir orgullo.

Y me alegré.

Pero es que en el último capítulo... se me ha complicado un poco la emocionalidad del asunto y ahí tiene que ver mi compañero de trabajo.

En el último capítulo de la serie Toranaga revela, en una conversación magistral con el señor feudal que sabéis que va a morir, sus planes y cómo ve el mundo.

Pero antes de eso le quita la espada al Anjin de una manera que me dejó enamorada. Qué fuerza. 

¿Os acordáis del muchacho de la tienda de Japón de mi viaje en 2018?

Yo lo siento mucho pero... seres en apariencia débiles, con semejante estoicidad y que de pronto muestran una fortaleza y sabiduría tan grandes a mí me enamoran.

Y cuando yo me enamoro... no tengo medida en la lealtad.

Que, por cierto, no se mide. O se entrega o no se entrega.

Así que entiendo a Mariko-Sama. Hasta cierto punto. Porque su personaje es tremendamente leal en la serie.

Así que cuando el anjin se enfada, lo que me recordó muchísimo a cuando yo me enfado, y va a gritarle a Toranaga, lo que me recordó muchísimo a cuando yo le cuento mis penas al compañero... y el otro le desarma con tanta facilidad y demostrando que es un samurai, cosa que no ha hecho hasta ahora en toda la serie... Pues te quedas con "cara de idiota". ¡Jajajaja!

Pasado ese momento, en el que piensas: "Nah, bueno, es casualidad... claro que él sabe más que el anjin, claro que es un maestro, claro que..."

Entonces llega esa parte en la que le revela los planes al condenado y le dice:

-Sí, muchas veces pensé en matar al anjín, pero es que me hacía reír. Y mis enemigos necesitan una distracción.

"Me hacía reír".

Yo me enfado y mi compañero se acaba riendo, pero no porque se ría de mí, bueno.. hoy me ha dicho: "me hace gracia el enfoque" y se ha reído y eso que está "cegato" y no me ha entendido. Le dije algo malo de Toranaga, porque como son iguales quería provocarlo.

Me ha salido mal porque se pensó que lo que le dije era realmente lo que pienso. ¡Claro que Toranaga es mayor! ¡Lo es! Al menos en el libro. Y eso pensaba yo ayer, viendo la serie (con un actor más joven) y dándome cuenta de que estaba celosa de sus consortes.

¿A quién no le gustaría una persona así como marido?

Y diréis: "Hombre, Nelly, que quema el barco del anjín". Vale. Ahí no estoy de acuerdo con él, igual que una vez le dije al compañero: "Esto no me parece ético y yo no lo haría así... y discrepo". Y no pareció verse muy afectado por mi opinión y ¿sabéis qué? Es igual que Toranaga.

Si tuviera que decir en qué exactamente, pues no es nada japonés, la clave está en cuando el condenado a muerte le dice: 

-¿Qué se siente al controlar el viento? Decir una palabra y el viento te obedece... a dominarlo (algo así)

Y va Toranaga y contesta:

-Yo no domino el viento... lo estudio.

¡Chis pum! ¡Ya está! ¡Ese es mi compañero!

Estoicismo, no consigues adivinar lo que piensa y mueve a la gente una barbaridad.

Tengo celos.

¡Jajajaj! ¡Yo por más que lo intento, me cuesta horrores manipularlos a todos y acabo muy cansada!

Dicho todo esto, me voy a atender labores escritoriles y después a pasear por el Retiro.

He acabado la dichosa serie enamorada de Toranaga. Pero no un poco, no... Enamorada hasta límites adorativos, todo porque el actor, guionista, escritor, iluminador, promotor, creador y difusor de la serie ha tenido ha bien hacer un trabajazo bien hecho y respetuoso con la obra. Es un éxito bien merecido de Disney Plus y todos los que han participado en la historia, es un trabajón de los actores, que lo hacen maravillosamente bien, y deseo de todo corazón que tengan una vida llena de éxitos y felicidad y salud.

2 comentarios:

Davidel dijo...

Una gran serie, sin duda. Ya que tú has dicho todo lo bueno, me toca decir lo que no me ha convencido (aunque no significa que no esté bien, sino que...pufff)
¡¡La santa manía de quitarse la vida!! Pero además abriéndose el vientre para luego cortarle la cabeza. Ya que te pones, que te la corten directamente!! En fin, cosas del honor. Por otro lado están los poemas, eso me hizo gracia.Alucinaban con dos palabras. En serio, la primera vez pensé que estaban de vacile. Pensé "estos japoneses al final son unos cachondos" pero no.
Y el Anjin... Tiene cara de bofetón. Lo busca toda la serie. (No le reconocí con esa barba. Trabajo en los Peaky Blinders)
Tú te enamoraste de Toranaga (por cierto, actor de películas de ninjas en los 80!! Esas películas que volaban y tenía que ver obligado por ser el pequeño de la casa y no tener ni voz ni voto jjj), y yo me enamoré de Mariko. Que elegancia, que belleza, y que sutileza al caminar, parecía ir levitando. Pero ante todo su carácter como persona. Me voy a Japón a buscar mi Mariko. Jajajaja
Feliz domingo!!

Nelly dijo...

¡🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣 "Cara de bofetón" 🤣🤣🤣🤣🤣🤣! Me he reído mucho con tu reseña... A ver si veo esas pelis de samuráis de los ochenta jJajjaja

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