En el que inicio un nuevo proyecto.

 El día 29 de octubre en redes, sale anunciada mi siguiente novela.

Y ya tengo en marcha la próxima, que es histórica. Nunca he escrito histórica y me apetece muchísimo hacerlo. Pero es probable que tenga un problema con la manera de construir... ¡dentro hilo! como dicen en Twitter, ¡jajajaj!

Cuando alguien me pregunta, "¿Cómo empiezas las novelas?" la respuesta es: "por el medio".

No planifico. Ni yo sé cómo va a terminar cuando empiezo un proyecto.

Suele ocurrir que aparece algo en la vida "real" que me inspira. Suele ser un momento y una verdad, pero no tiene "forma". No, al menos, con palabras. Es algo muy importante y que me "golpea" por así decir. 

Lo que hago es visualizar una escena, un momento, en el que esa verdad también esté. (Ejemplo: una situación entre dos personas) Y esto me resulta muy sencillo. Una vez aparece ese "algo", imagino otra circunstancia que lo transmita de un modo quizá evidente. Por ejemplo, el final de Tuareg tiene una gran verdad humana, es sólo que está contada con una historia en el desierto. Pero ese final es universal y es una gran lección (mucha gente lo detesta).

Lo que quiero es transmitir un sentimiento aunque quizá sería más correcto llamarlo emoción. O quizá algo más grande. No lo sé. Esa "cosa" está ahí, y la traslado a dos personajes que no tengan nada que ver, para disfrazarme. Es decir "aleja esta situación de mí para que no se me vea". Esto es importante. El lector no me va a creer si yo, Eva, le cuento algo. Porque yo ocupo un espacio y tengo una forma, y si el lector me ve, yo formo parte del mensaje. Y no queremos eso. Lo que importa es la verdad que hay detrás. De ahí la importancia de contarla con una ficción.

Por tanto, (autor o autora), desaparece.

Una vez que has desaparecido, necesitas a los personajes necesarios para transmitir al lector lo que tú has sentido. Una vez tienes la escena en tu cabeza (que puede ser algo que no sea luego tan importante en la trama), le preguntas a tu "yo interior":

"¿Qué necesito para llegar hasta aquí?"

Y ahí está la novela.

¿Quiénes son? ¿Qué quieren? ¿Qué sienten? ¿Cómo se llaman? ¿Dónde viven? ¿Qué pasó antes del momento? ¿Dónde arranca la historia? o más bien, ¿dónde la quieres arrancar? 

Y la novela se escribe sola.

Os lo aseguro.

Se escribe sola. Porque tu mente te cuenta dónde empezó todo, como llegaron hasta allí, y mientras escribes esas dos primeras partes del argumento, descubres cómo va a terminar.

Soy lo que llaman "una escritora brújula". Es decir, no planifico nada. (Contrariamente a mi vida, real, qué curioso). Yo no sé cómo va a terminar la novela porque el final me da igual, incluso es engorroso, a mí lo que me interesa es algo que pasa en el centro. El final es un broche que debes darle, pesa mucho en la imagen que el lector tiene del libro y más te vale que sea brillante pero... el libro no se escribe por eso.

Ahora vamos con esta idea para una novela histórica. ¿Cómo surgió?

Estaba en cierta ciudad (lo siento, no desvelo dónde) con un amigo y una amiga muy cultos; ellos estaban hablando de la panorámica que veíamos. "Ese edificio amurallado es..." "Aquello de allí es tal cosa..." De pronto me fijé en un lugar.

Y claro, justo volaban unas garzas por delante de él.

-¿Qué es aquello? -señalé.

-¡Ah! Aquello. Es XXXXXXX

No le dieron mucha importancia. A mí me impactó.

"XXXXX" es sin duda el título de novela más hermoso del mundo.

Me quedé "idiotizada",... "¿Acaba de decir... Eso que acaba de decir es el título de una novela?"

Y lo anoté.

Ahora que -casi 9 meses después- ya he terminado la que va a salir en preventa en Noviembre (Ed. Valhalla), y que tengo tiempo y ganas de empezar un nuevo proyecto (tres días después de finalizar el anterior...) Pues... le pregunté a mi "intuición" interior, o cómo lo queráis llamar... ¿Lo hago?

Mi intuición interior está muy callada.

Yo no empiezo las novelas por los títulos. Trabajo de otra forma, hacia delante y hacia atrás. Pero empezar por el principio... No sé.

Como no le de "algo" con lo que trabajar a esa parte de mi cerebro, no va a decir cuál es la historia, y eso es un problema.

Al trabajar desde el título, esto supone empezar por las preguntas que os he puesto arriba, en lugar de por el momento de inspiración. Esto da lugar a una composición racional, no necesariamente mala. Es sólo que es distinta.

Un buen comienzo sería el diseño de personajes. Pero,... ¿para contar qué?

¿Una novela de personajes sin más? ¿Yo vivía en tal sitio, quería esta otra cosa y me encontré con este otro obstáculo? ¿Esa va a ser la base?

Así no puedo trabajar. A mí me inspira la gente. 

Bueno, de todos modos esto es solo un comienzo. Supongo que si me lanzo en novela histórica (y adulta) necesito documentación. 

((Escribir de amor, es lo único que me dice ahora mi cerebro...))

Por favor, el amor me sale sólo... Tiene que haber algo más. 

¿Cuál es el mensaje?

¡Necesito un mensaje! Da igual que luego la novela parezca otra cosa. Imaginad que le preguntáis al escritor de "Los Pilares de la Tierra" de qué quería hablar y te contesta "del mercado de lana en el mundo feudal". Me refiero a "da igual", porque para mí es "la novela de Jack". Cada uno verá luego una cosa, pero sin ese "motor", sin ese mensaje que guía al escritor y que le impulsa a contar todo lo demás, no hay historia. Seguro que el autor de ese libro no pretendía hacer "la novela de Jack", pero yo me enganché a ese personaje y es lo que más me gustaba, luego así la interpreté yo. Por cierto, importante, la maldición del comienzo del libro. Por favor, si lo tenéis, y lo leéis, una vez terminado volved al comienzo de la historia. Y leéis de nuevo la maldición de Ellen. Y luego... daros cuenta de todo lo que ha pasado en la novela. Y entonces os va a sorprender el escritor. 

Así que, paso uno, si empiezas una novela por el título, busca un mensaje. Y debe ser universal, interesante,...

((Y dale con el amor, jajajjaja!!) Mi cerebro no hace más que repetir esa palabra pero sin palabra.

Menudo aburrimiento....

Bueno, está bien, me basaré en la documentación. Ya que he empezado por lo que nunca empiezo, el principio, vamos a ver si en ese dichoso enclave mágico que me inspiró me ofrece algo más de inspiración. Lo que supone comprar un billete... de tren.

De todas formas, es que el "momento de las garzas" pasando por delante y la luz y todo... como para no fijarse. ¡Jajajaj! 

Saludos!!! 





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