2020 ha sido un año muy extraño, en el que han pasado cosas que yo pensaba que eran imposibles. Y aún así cotidianas. Las cosas no han salido bien, o al menos como yo esperaba, pero incluso así, tengo que agradecer lo que he vivido. Porque para mí ha sido bonito. Y ha estado bien. He aprendido mucho y he tenido momentos muy divertidos, como cuando me dio la alergia, antes de decirle que sí, porque me peleaba conmigo misma. O cuando nos sentamos en aquella cafetería frente a un espejo y le di la mano y yo no dejaba de pedir cosas y él no me hizo ni caso y el espejo decía: está usted en la realidad, haga el favor de ser surrealista... Y cuando yo dejé de pedir, él me dio. Más que eso eran sus silencios.

O cuando usó la palabra "dúctil" en una conversación y siguió como si tal cosa... Sin darle importancia. Yo le dije a una amiga: "es como pintar un cuadro". La gente pinta con 100 palabras, con 100 colores. Él usa muchos tonos más, y no le da importancia, lo que me permite a mí usar mil tonos y no darle tampoco importancia. No es usual encontrar a alguien con quien usar un vocabulario extenso, y que no sea necesario usarlo, pero que se pueda usar si se da el caso y no te llame pedante. Ni le de importancia.

El uso preciso de las palabras.

Y que era honesto. Para mí, al menos, lo era. Y seguro. Por lo menos, yo lo veía seguro.

Tuve dos clases de escritura creativa con él, o de escritura, simplemente. En una, aprendí técnicas para poder construir villanos sin el bloqueo que me caracteriza y que arrastro desde hace décadas. Y en otra, en cuanto le expliqué el libro dijo: "vas a tener que sostener eso con mucho realismo", "¿a qué te refieres?" "A que los personajes sean concretos". Lo pregunté pero en mente tenía una presentación en un instituto donde un alumno cuestionó uno de mis personajes. Y lo cuestionó precisamente por falta de actos cotidianos. Así que en cuanto él dijo lo del realismo, yo pensé en ese instituto, en ese alumno y en aquella pregunta. Sin más. No era necesario decir más, a pesar de que lo pregunté. 

Todo eso... lo he perdido.

Es muy poco habitual encontrar a alguien tan preciso con las palabras. Pero eso ya... no importa. Ah! y corrijo una cosa del título. Yo creo que las historias se acaban, pero no el amor. Si el amor se acaba alguna vez, entonces es que no era amor de verdad. 

=) Feliz noche!!!