En el que me llenan la casa de flores.
¡Ding-dong!
Llama un mensajero. Miro por la cámara del contestador automático.
-¿Sí?
El mensajero no habla. Yo tampoco. Ya está, se ha confundido de puerta.
-¿Hola?
-¿Nelly?
Uy, pues ese es mi nombre.
-Sí.
-Tengo un paquete para ti.
(¿Para mí?)
Abro.
Sube.
Abro.
Miro un enorme paquete envuelto.
-¿Y esto?
-¿Eres Nelly?
-Soy Nelly.
-Pues -el mensajero se ríe-, esto es para ti.
-¿¿Para mí?? ¿De quién?
-¡Ah! -se ríe más.
-¡Para mí! ¡Gracias!
-De nada... -se ríe.
Dejo el paquete verde, enorme, sobre el sofá. Lo abro un poco.
¡¡¡Ay va!!!
flores
Flores y un oso azul de peluche... y una tarjeta.
Mi reacción:
-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH! QQQUÉ-BONITO!
Mando fotos a todo el mundo. Un amigo se ríe al verme tan feliz y me dice que me quiere.
Son siempre-vivas, y ramas de eucalipto, pero de las ramas no me doy cuenta hasta que toda la casa huele como mi pueblo (en el norte). Entonces doy un brinco y caigo en la cuenta:
-¡Eucalipto!
Es maravilloso.
La tarjeta viene firmada por mi Jefa y mis Compañeros de Trabajo.
Empieza una nueva etapa.
Jo, qué nervios.
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