¡¡Magia..!! (en la que creo que el Muso no cree...)


Bueno, es que él siempre me dice que "no existen los poderes", pero no tengo claro si cree o no cree.

Yo lo que os voy a contar es verdad.

Pueden pasar dos cosas, que tú -lector-, no lo creas. O que lo leas y digas: "¿dónde está lo extraordinario?". Esta segunda opción me calmaría mucho... lógicamente.

Os voy a hablar de "casualidades" que a veces me pasan (y que creo que nos pasan a todos).

Cuando era pequeña, una vez sortearon unas entradas para el teatro. Todos teníamos derecho a cierto número de entradas (era ballet) pero yo necesitaba una más. Y sorteaban una más. Para un número del 1 al 99.

Así que le dije a mi "yo interior": "Dime el número, dime el número, ¡¡¡¡dime el número!!! lo necesito!!!!"

Alto y claro como un día de sol, supe qué número era.

Alcé la mano, dije el número.

-¡Acertaste! ¡Son tuyas!

Sí, la primera sorprendida fui yo.

En otra ocasión, estando sentada frente al televisor echaron una nuncio de la película Scream. Y yo dije en voz alta:

-Ah, esa pelí... Otra vez.

Por alguna causa que no llego a comprender, llamé la atención de mi familia con el comentario.

-¿Otra vez, Nelly? Es una pelicula de estreno.

Y yo miré a mi familia con la misma cara que en el teatro.

-No -aseguré-, esa pelí ya la han echado.. Debe de ser una segunda parte.

Se echaron a reír.

-Nelly, la pelí es nueva.

Os prometo que para mí no.

Y contesté algo que decía a menudo entonces: "Bueno, lo habré soñado..."

Yendo a ver Scream, con varios amigos (una de las segundas partes o terceras o a saber...) había un chico nuevo en el grupo, llamado Jorge, sino me equivoco. Yo lo que recuerdo de Jorge son sus ojos. Tenía unos ojos enormes. No era un chico de mi pandilla y creo que era gay. Había algo en él inexplicable que me llamó la atención. Y supe que tenía algo que ver con otro chico que ya conocía pero no sabía qué. Así que pregunté a mi yo interior: "¿verdad que hay algo igual en él y en Jorge? ¿Qué es común?" Me acerqué a Jorge, que por cierto jamás me había hablado, y le dije:

-Tú eres Escorpio.

¡jajaja! Tal cual. 

Y ahora os cuento el razonamiento.

Jorge abrió los ojos como platos pero, sobre todo, dio un pequeño brinco que a mí me asustó. Sentí que había hecho algo malo, algo que no se permite.

-¡¡Tía, ¿tú quién eres??! ¡¿Y cómo sabes eso?! ¡A mí no te acerques! ¿¿¿Eres bruja o qué???

Yo me asusté. Más que él.

-¿Lo eres?

-¡Pues claro que lo soy! ¡¿Y tú como lo sabes?

Bueno, pues Jorge, obviamente, se sentó al otro lado del cine y me miró como si fuera una especie de sacerdotisa bruja o algo... el resto de la tarde. Tardó como dos pelís más en hablarme, aunque nunca trabamos mucha amistad. Yo os voy a decir lo que pasó por mi mente en se instante: me pareció que eran iguales porque tenían el mismo brillo en los ojos. Y como mi otro amigo era Escorpio, pensé que sin duda, todos los escorpio compartían ese rasgo. Le pregunté a mi "yo interior" y la respuesta fue sí. No sí a que yo llevara razón, sí a que ese chico era del signo de Escorpio.

Cuando sientes esa certeza, se lo dices a alguien y ese alguien te mira con esa cara que pone a veces la gente... lo mejor es estarse callado y no decir nada.

Muchos años después (y me salto, claro, varias anécdotas) estoy sentada en un banco con un chico con el que salgo. Cerca de la Puerta del Sol, frente a un casino. No sé qué pasó que de repente se formó un silencio muy especial. Yo tenía la mente vacía. Él estaba callado y de pronto esos segundos, minutos quizá, empezaron como a contar más e importar menos. No sé deciros, es como si un segundo se alarga...y se alarga... y el silencio está bien. Todo está bien. Y sólo hay silencio.

Sin motivo alguno, empecé a tararear una canción.

Y de repente:

-¡¡¡¿En serio???!!!! ¡Nelly, la tenía en la cabeza! ¿Cómo has...? ¿Por qué tarareas esa canción?

Le miré. 

-No sé -me encogí de hombros-, me ha venido sin más.

La cara de mi chico era... bueno, no sé muy bien lo que era. 

-Es increíble -dijo, y echamos a andar los dos, calle abajo.

Anécdota más extraña aún: estoy en la oficina (esta ya os la he contado) y me estoy partiendo de risa con algo. Era sábado. Y de risa de verdad. Tal cuál descuelgo el teléfono me habla un compañero de ventas.

-¡Dime el DNI del cliente, 478...!

La línea se queda en silencio.

-¿¿En serio, compañera??

Su voz me puso en alerta.

-¿Qué?

Yo me estaba riendo mucho. Estaba a otra cosa... no sé, me reía tanto que era como que todo fluía y me olvidé de todo...

-¿Me tomas el pelo? -dijo el comercial- ¡Así empieza el DNI del cliente!

-¡Venga ya! -yo me reí-, ¡me lo habrás dado!

-No, no te lo he dado -repuso, se echó a reír y dijo-, ¿Quién eres, compañera?

Ese "Quién eres" me hizo dar un brinco por dentro.

¿Sabéis que una de las primeras frases que me dijo el Muso por escrito fue: sé quién eres?

Yo miré la pantalla pensando: ¿¿ein??

Pero me puso un poco nerviosa, la verdad. "Sé quién eres de verdad" añadió.

Pues Nelly. ¡JAJAJAJ!

Qué tontería.

-¡Quiero jugar contigo a la lotería! -dijo el comercial, él también se reía mucho-, en serio, dime quién eres.

¿Creéis que le repetí mi nombre? NO.

jajajaj!

Intrigada por este asunto, me dije un día: "vale" Vamos comprobarlo a nivel científico. Si es verdad que se pueden "sentir" algo ajeno a nosotros, en tal caso... ¡vamos a jugar a la lotería! Salí a caminar y pregunté a mi "yo interior" dónde jugar para que me tocara un boleto.

Tal cuál sentí algo, me acerqué al quiosco, le di un euro. Jugué. Me tocó el reintegro: me quedé igual.

Vale.

Seguía andando, dejé uno, dos, tres... cinco, los puestos que fueran atrás hasta sentir lo mismo. Me acerqué, jugué. Rasqué el boleto. Toco el reintegro, otra vez. Vale. Qué cosas.

Seguí avanzando, hasta sentir lo mismo, me acerqué al quiosco, compré, rasqué.

El reintegro.

Y ahí paré.

Ahí me detuve.

Tres reintegros seguidos dejando atrás quioscos de manera selectiva.

"No tiene ninguna gracia" y volví a mi casa.

Pensad lo siguiente, si se pueden sentir cosas.. ¿qué pasa con las cosas malas?

Estando un día en el sofá, de repente me sentí fatal, por una idea, un pensamiento. Y comenzó a sonar el teléfono. Era mi mejor amigo:

-Nelly, ¿estas bien?

-Sí... no. ¿Por qué me has llamado?

-No sé, he sentido algo muy raro de repente. ¿Te encuentras bien?

Y le conté.

Todas estas cosas son casualidades. O no. Lo de las bolas de colores no son casualidades pero esa anécdota no la voy a contar.

Me pasó algo más una vez, y de la impresión me mareé. Estaba trabajando en una librería y había un chico que me gustaba mucho allí. En un momento dado, nos apoyamos en uno de los lineales. Él se quedó callado y yo también.

Y entonces se difuminó todo lo que antes tenía forma.

Me explico: normalmente la gente está "fuera" tú estás "dentro", la librería es "un objeto" y todo está como debe de estar. Pero imagínate que de repente todo está "fuera y dentro a la vez". A mí ese chico me gustaba mucho. Muchísimo. Pero no sé qué pasó que de repente.... me preguntó si yo había dicho algo, y no, yo no había dicho nada pero me mareé. 

-¿Qué ha pasado? -me preguntó él.

Ni idea.

A día de hoy, no sé lo que pasó. Yo sentí que me sacaban de "mi cuerpo" con lo que automáticamente tuve que agarrarme de la librería para no irme al suelo. Tal cual. Y él chico dice que cree que yo le había preguntado algo, pero en realidad mis labios estaban cerrados. No dije nada. Bueno, puede que preguntara algo a mi yo interior, pero desde luego no a él. 

Fue el momento de conexión más extraño del mundo. Los dos lo notamos, y los dos nos reímos luego en plan: "nah! hasta mañana!".

A veces pasan cosas que no tienen explicación.

Ahora, ¿es verdad... o no? Hay gemelos separados al nacer que se han casado el mismo día con una pareja que se llama igual. Puede pasar... si puede pasar en este universo pasará... luego... unos números, unos aciertos y un par de anécdotas no prueban nada.

Por otro lado, me pasé un verano mirando mariposas (esto no lo sabe el Muso) y pensando: "Si hubiera alguna conexión, ¡mándale mariposas! Mariposas por aquí, mariposas por allá" pensaba yo, repetitivamente, en mi jardín. Y me pasé el verano mandándole mariposas mentalmente. 

En otoño vi al Muso de nuevo. Hubo un tiempo en que yo jugaba mucho con él, a desafiarle con esto, porque él dice que los poderes no existen y a mi me parece que los tiene. No sé. Si supiérais las cosas que puede hacer. Total, que me quedé plantada delante de él y dije:

-¡Pues hala, a ver qué ves! ¡Venga, qué ves!

Él miró hacia arriba, un rato, y luego negó con la cabeza.

-Nada -me contestó-. No veo nada, sólo veo mariposas.

¡JAJAJAJAJAJ!

Calladita, me fui a sentar a mi sitio. 





0 comentarios:

Publicar un comentario

 

 

 

Creative Commons License
contador de visitas para blogger por paises