Sueños que son historias: el Muro.

Anoche me costó dormirme un montón. Soy de dormirme en menos de diez minutos pero venga a dar vueltas y más vueltas.
El sueño no tiene sentido:
Caminaba (desde dónde recuerdo) por un sitio hasta que me encontré un muro. Era un sueño oscuro, como si vas por una ciudad, por una calle, sin farolas. No había luz, pero tampoco era amenazador ni nada así. Podías ver algo en la penumbra. Y lo que yo vi delante era un muro. Alargué la mano para tocarlo (era un sueño en primera persona, idéntico a la vida real). Un muro. Pues vale. Cambié de rumbo, cambié de dirección.
Me topé con otro muro.
Y entonces aparecieron unos ¿policías?
-Esta detenida -me dijo uno.
-¿Qué? ¿?
Me llevaron delante de un juez. Debía de ser un juez porque tenía uno de esos... asientos … estrados. Eso es, se llama estrado. El lugar en el que se sientan los jueces.
-Vaya -dijo el juez-, aquí esta...
-¿?
-La que intenta cambiar las cosas -dijo.
-¿Qué?
Fruncí el ceño.
-Está detenida.
-Pero, ¿por qué?
-Por intentar llevar flores de un lugar a otro.
-¿¿Qué??
¿? ¿Flores? (pensé extrañada) 
Bajé la mirada... a mis manos. Y sí... cierto, llevaba un ramo de flores. Margaritas blancas. Grandes. De las que se venden en las tiendas de flores, no eran silvestres ni nada así.
¿Pero qué...?
Sonó el despertador.
"aaaaaaaaaaaaay, nooooo, necesito dormir más!"
Ya había amanecido.
No entiendo el sueño.
¿Flores? ¿?




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