Intentando entender este Universo... (humano) Asertividad.
Los sueños, qué certeros son.
He soñado que iba en un autobús con todos mis compañeros supervisores y yo me sentía la mar de desplazada. Y al bajar del bus, pensé en el Muso. Y la frase que oí una vez: "No, él no viene a estas cosas. Y me parece muy respetable por ello".
Veréis, él tampoco se mezcla mucho. Pero... a mí me da las sensación de que no lo hace porque tienen una vida tan rica y maravillosa, que cuando sale del trabajo le da igual todo lo demás. Luego soy yo la que hace cajas, jajajaj! Pero no es eso, le admiro. Mucho.
Me desperté, estaba sola. Me sentí bien. Muy bien. Y me dije:
"-¿Ves? Con el actor... lo que vas a tener es esto. Nunca jamás va a estar aquí"
Ese ha sido mi primer pensamiento del día de hoy. Y el segundo:
"Cielos, ¿has estado soñando con El Amor (incluido lo del bus) casi toda la noche?"
El Amor, de la película de ayer, es decir, Keira, con la actriz. He soñado con la pelí y que me hablaba... o más bien, yo discutía con él, no estoy segura, el sueño terminó en lo del bús. Pero yo me dormía porque no encajo con nadie.
Total, encendí mi móvil (despierta)
Suenan tres mensajes:
Amiga: "Nell, cielo, ¡¡estoy encerrada en un ascensor!! Te mando la foto. ¡Ay, ya me rescatan! Por fin, después de media hora".
Amigo-audio: "Nelly, perdóname, estoy conduciendo y no te he contestado. Me pongo al día"
Grupo: "¿Alguien más teme a las gallinas asesinas?"
Contestó a los tres. A mi amiga pidiéndole que amplie esa aventura
(y te ha escrito a ti) dice mi corazón, sin palabras.
Pienso: "Sí, sí, vale... sí, lo capto. Muy bonito".
A mi amigo: Buenos días.
Al grupo que está desarrollándo pánico a las gallinas: No contesto.
Me levanto y me miro en el espejo. Esta no parezco yo. Tengo el pelo más largo, pero oscuro. Cambia de color de un día para otro, de manera que hace poco me preguntaron si me lo había vuelto a teñir, cuando no... Me miro la cara, blanca y pálida, y me miro los ojos. Están más azules y más grandes que de costumbre. De ahí pasamos al cuerpo, que se ha puesto muy bonito. El otro día, un compañero de trabajo me lo dijo: "Oye, ¿cómo es posible que...?!" Yo le di mi respuesta: "El actor".
Mi compañero me dijo: "Espera, no es posible que...."
Es un compi al que le gusta la moda (y los cuerpos femeninos) así que ... tomamos medidas. Y nos echamos a reír los dos.
"¡Tiene que haber una razón científica para que te haya cambiado el cuerpo así...!"
Bueno, natación... y el actor. Pero el cambio era antes de nadar tanto.
Me paso un peine por el pelo y salgo del baño pensando en:
"¿Qué le vas a decir esta tarde?"
Pero ese es otro tema. Mientras me acerco de nuevo al móvil pienso que ayer nadé (buceé mucho) casi una hora y media. Fue curioso porque la parte del spa, el agua caliente y todo eso, no me llamaba tanto. De hecho, me metí en la piscina de agua helada hasta casi el cuello. Ese agua, normalmente, no se aguanta de lo fría que está. Pero yo necesitaba sumergirme ahí, de lo que deduje que ni la sauna, ni los chorros, ni el jacuzzi me estaban haciendo bien. Cuando te metes en algo que los demás no soportan ni treinta segundos (ejemplo, la calefacción a cuarenta grados y tú tienes frío), es que algo no está bien. Así que me paré y le pregunté a ... mi cuerpo: ¿qué quieres? Y la respuesta fue: nada
Así que nadé.
Buceé.
Y cuando la piscina pequeña de metro treinta se quedó vacía, me cambié a esa para cruzarla en diagonal por debajo del agua. Otro chico buceaba también, pero por algún motivo extraño yo llegaba al fondo de la piscina... sin esfuerzo. Él iba por la parte de arriba. Me llegué a asustar con eso: "¿Por qué nado tan bajo?"
Entonces, al asomar la cabeza, una chica me pidió ayuda:
-Disculpa, no veo bien, ¿hay escalones?
-También voy sin gafas -le dije (no me dejan llevarlas)-, sí que hay, mira -los subí y los bajé para que los viera-, ve con cuidado...
-Es que me han operado de un hombro....
-Ah, pues... sí, sí que hay.
-¿Y cuánto mide? La piscina pequeña...
(que casualidad, lo acababa de calcular hacía un rato)
-Mide 1,30 o 1,40, más o menos. Es igual en todos lados, te llegará como por aquí.
-Ah, es que estoy operada del hombro.
Ya. Ya lo había dicho.
Entró en la piscina y se dirigió a otro nadador que por sus contornos me pareció que era bastante más aficionado al gim que yo. Lo primero que le dijo es:
-¿Vienes mucho? Es mi primera vez, porque me han operado del hombro....
Seguí nadando.
Hasta que pasé a la olímpica, porque algo allí me estaba poniendo de los nervios.
Nos avisaron de que cerraban. Al llegar al vestuario, quedábamos tres. Una joven que se secaba el pelo, otra chica y yo. Lo primero que hice fue ducharme y luego al llegar de nuevo a la taquilla ya había quien dejó todo esparcido por allí, al contrario que yo, que específicamente había vuelto a meter las cosas en la caja de madera para no molestar a nadie. Aquello me enfadó, pero como no invadía mi espacio personal del todo opté por abrir mi taquilla como si nada, lo que desplazó las cosas de ella, sin tocarlas (más bien, interponía una barrera). Bien. Lancé el bañador a un lado y... reconozco que me miré en el espejo.
"¿De dónde te sacas tú que no tienes un cuerpo bonito?" me dije.
Una de las razones por las que voy al gimnasio es porque soy incapaz de ... desnudarme en los vestuarios. Así que me obligo a hacerlo. Además, una vez vi una chica con tal desparpajo, que la envidié. Y mi madre al entrar en el mismo vestuario me dijo: "¿No lo ves? Se está luciendo...". Yo me reí y pensé: "Luciéndose o no... parece tan libre".
Bueno, el caso es que lancé la toalla a un lado y el bañador a otro. ¡Yupiiii!
Y cuando vuelvo para vestirme... agacho la cabeza para coger cosas y de repente...
-Perdona, ¿me dejas? Es que mi taquilla es la de arriba y... me han operado del hombro.
Ay Dios, "me han operado del hombro por aquí... me han operado del hombro por allá".
Era el tono de voz.
Miro a la chica.
"Aay, sí, sí.... " y pienso: ¿por qué no coge las cosas y se larga?
Pero lo pienso tan rápido que actúo antes de mostrar niguna emoción. Cojo mis cosas, y me aparto. Mucho. Al hacerlo, como la buena mujer me ha dejado abierta la taquilla suya, me doy en la cabeza.
Suena: CLONC!
Automáticamente le digo a mi yo interior:
"No me he hecho daño"
Ha sonado "clock!" el golpe. Y me he dado con una esquina de una puerta de taquilla hecha de madera. De hecho podría enfadarme y decirle a la chica: "Oye, ¿¿¿para qué **** abres la puerta antes de que me aparte????". Pero... no ... no sé cómo... ese toque... no sé, me acordé del Muso y me acordé de ciertas cosas que pasan a veces en el universo, pero no lo entendí. Son cosas que me avisan de algo, sobre algo, de lo que estoy haciendo. Y esto era un golpe con una taquilla pero no lo entendí.
"¡¿Quiere el espacio?!" pensé, "¡Pues que se lo quede! ¡Todo para ella, por Dios, que me dejen todos en paz!"
El vestuario era grande. Me vestí en otro lado. Mientras ella le decía a la otra chica: "Es que me han operado del hombro..."
Yo me puse por error la ropa interior del revés. En voz alta, protesté, y la joven que había que no había sido operada del hombro, dijo:
-Vas a tener una sorpresa.
"Ay no".
Nos reímos las dos, aunque mi actitud era de "no quiero hablar con nadie, lo que quiero es que me veáis hablando sola para que me dejéis todos en paz". Acabé de vestirme, revisé la taquilla y mientras lo hacía escucho:
"Voy a sacarme una foto para que mi novio vea que aunque me han operado del hombro he venido a nadar".
Me largué hacia el lavabo y cogí un secador de pelo. Respiré hondo.
"Vamos a ver" pensé, "yo me he sentido sola y perdida en esta piscina los primeros días, ¿no será que le pasa eso? Por otro lado... nos acaba de decir a todos que tiene novio... y... No sé qué pasa aquí".
A las 9 de la noche, mientras nos secábamos el pelo la chica que quedaba y yo, la corriente se fue. Sonrío. Escucho en voz alta:
-Nos acaban de echar de mala manera.
Sonrío más, ¡menos mal que lo tengo casi seco!. Y de repente se oye detrás:
-¡ah, no! Pues a mí me han operado del hombro, y no me pueden echar.
Y entonces entendí.
"Esa mujer me cae mal".
Estaba sentada, visitiéndose. Era más joven que yo.
Y su discurso siguió así:
-Es que... es la primera vez que vengo, y a mí me han operado del hombro, y si hace falta llamo a la policía, vamos, pero a mí no me echan. O sea, ¿qué se han creído? Pues a mí me tienen que dar tiempo, y esto está mal montado...
Recogí mis cosas, me despedí de la otra chica, al pasar por su lado, (por la que se estaba vistiendo), dije:
-¡Hasta luego! ¡Que no os encierren aquí!
Sabéis qué provocó eso, ¿verdad? Más protestas. Y, sinceramente, no me había dado cuenta de mi manera de actuar final. Lo hice a posta, y bien a posta. Le di ahí, donde le dolía. Con palabras.
La mujer seguía protestando cuando entró una de las trabajadoras del gim. Fue uno de esos momentos violentos. La trabajadora le dijo, muy profesional, que no iban a dejar a nadie encerrado, mientras ella protestaba porque iba a llamar a la policía.
Ahora vamos a lo que a mí me habría gustado decirle:
"Mira, sí, te han operado del hombro, y yo lo siento mucho. ¿Estás perdida y te sientes un poco descolocada en el gimnasio? Yo te ayudo. Si es eso lo que te pasa, yo te ayudo. Ahora, si lo que te pasa es que te han operado y la culpa es del mundo, y no te das cuenta de que hay más gente a tu alrededor, si quieres yo te cuento: llevo seis días trabajando y levantándome a las 5,30 de la madrugada. A mí alrededor la gente grita, llora, he visto ataques de nervios, insultos, y cada ser con el que me topo demanda algo de mí para él, pisando mis derechos. Y estoy harta. No entiendo esa actitud de: "me han operado y sufro mucho, pero estoy en un gimnasio caro, estoy sonriendo y voy a mandarle una foto a mi novio que me quiere mucho y me insiste en que vaya a nadar. "¿De qué puñetas te quejas? ¿Y a qué viene eso de llamo a la policía si el gimnasio cierra a la hora que dice que cierra? ¿En que trabajas tú? o mejor dicho: ¿trabajas? Vale, pues haz una cosa, mañana cuando vayas a trabajar con tu hombro estropeado, imagina a una clienta que se le ha roto la uña de un pie y está montando un show en la tienda diciendo que van a llamar a la policía porque tú quieres cerrar y ella camina a dos centímetros por hora. Deja esa actitud y deja esa voz. Si te duele algo, te duele, te ayudamos. Pero si piensas que porque te hayan operado del hombro eres una especie de super heroína o algo así... hija mía, qué mal vas".
Ya está.
Eso... no lo dije.
La gente no me ve.
Y yo tengo un problema de comunicación.
Admiro muchísimo al Muso en ese sentido. Desde siempre, siempre me he fijado en él (trabajábamos en lo mismo, fue mi jefe) y docenas de veces me preguntaba: "¿Por qué actúa así?" "¿Por qué no interviene?" "¿Por qué se queda?" "¿Qué haría él?". Una vez un compañero le dijo:
-Me he comprado un coche. Que te parece si yo conduzco el mío... te doy a ti las llaves del viejo y me llevas el viejo a casa.
¿Tú le dirías eso a un jefe al que apenas conoces?
Yo miré al Muso. Porque yo sabía mi respuesta (real). Mi respuesta sería:
"¿Eres tonto o me lo parece a mí? ¿Qué soy, tú chofer?"
Esa es mi respuesta interior. La exterior mía es quedarme bloqueada.
Veamos qué hizo el Muso. Con su poderosa voz, carraspeó y repitió:
-¿Qué quieres, qué te lleve el coche viejo... a tu casa?
-Sí.
-¡No, tío! -dijo-, no voy a hacer eso.
Y siguió trabajando.
Claro, yo estaba de pie a su lado absolutamente deslumbrada. Lo dijo, ya está y siguió trabajando.
Sin embargo, yo voy como cargando piedrecitas. Una y otra y otra, y otra. Hasta que no me extraña que me hundiera tan fácilmente en la piscina y buceara a dos centímetros del fondo. Y un día... exploto... y la gente "flipa".
No sé... de verdad, ojalá yo fuera más como el Muso. Le envidio y admiro mucho.
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