Hoy he tenido un día mucho mejor.

Me han "lanzado muchas pelotas", pero al terminar la jornada, las tenía todas en el aire. Y mientras estén en el aire y vayan moviéndose... no se me caen sobre la cabeza. No sé si me entendéis. Además, tengo la oportunidad de aprender el trabajo de mi adorado  Muso, creo que es una oportunidad.

Como anoche acabé cansada, (pensad que tenéis dos trabajos... ¡no, tres! el tuyo, el del Muso y además, escribir...) no puse la televisión. La tele me estorba, casi siempre. Veo películas pero... como tenga el día sensible y salga alguien discutiendo... es que la tengo que apagar. 

Los libros son distintos.

Así que me senté en el suelo, cosa que me trajo recuerdos de otros tiempos en los que nunca me sentaba donde me tenía que sentar, sino que la gracia era buscar un rincón tranquilo de la casa y sentarte o tumbarte de la manera más inverosímil... y leer. 

Todo estaba en silencio, un silencio muy agradable. 

Y me senté con dos libros, en el suelo y con la espalda apoyada contra el sofá. El primero de ellos era Seda, de Baricco. Donde se relata un viaje desde Francia hasta Japón. El protagonista "que prefería asistir a su vida más que vivirla" hace el viaje como siete veces. Y lo más gracioso es que el autor lo resume en tres párrafos. La primera vez que lees: "recorre dos mil kilómetros, llega a los Urales, atraviesa... (no se qué) y llega al lago Baikal, que sus habitantes llamaban mar". Vale, lo lees y lo aceptas. La segunda vez que lees lo mismo salvo la frase del Baikal, seguida de: que los habitantes llamaban el demonio. Te ríes. La tercera vez, es como si te dieran un toque dentro y te ríes más. Ya sabes lo que va a ocurrir.

Tiene frases maravillosas, como la de: "Déjelo. Ella no se va a morir y usted lo sabe".

Maravillosas.

Si podéis leerlo, de verdad, merece mucho la pena. Es un cuento... pero está lleno de amor y pasión y misterio y ... con un giro final maravilloso.

Pero al poco tiempo dejé este libro (que habré leído como veinte veces) y pasé al segundo de "Cincuenta Sombras de Gray", que me llegó por casualidad. Me lo han dejado hace poco. 

Bien, voy a ser honesta ante todo, lo digo porque tooodo el mundo dice odiar estas novelas, etc. etc. Yo os voy a dar mi opinión, que cada cual tiene la suya. Sólo leí el primero porque me lo prestó el que entonces era mi jefe. ¡Jajajaj! ¡No penséis mal! El primer libro me gustó mucho. Y os cuento el porqué. Son dos personajes bien construidos. Tenemos un chico que no sabe tener relaciones, por el motivo que sea: su infancia fue terrible, no controlaba nada, ... lo que queráis. Vamos a obviar que el chico es rico y jefe del mayor imperio universal de empresas, con apenas... ¿27? 

Ahora vamos con la chica: es inexperta. Tan simple como eso. Tienes un chico que no tiene relaciones sino... su forma de... bueno, ya sabéis, actuar... pero resulta que ella le gusta. De tal manera que toda la novela es un "yo te atraigo a mi mundo" y ella en plan: "eeeeeeeh, no sé dónde estoy". Es una negociación.

Y ojo que destripo: al final ella cede, él le hace daño y ella se larga del piso diciendo: ¡soluciona tus problemas!

Ya está, fin de la historia.

No me pareció una mala novela. Que si todo el  mundo la odia, que si es un libro de sexo para mujeres reprimidas... vale, opiniones hay mil. A lo mejor la tendría que leer otra vez. A mí lo que me llamó la atención fue que para intentar que ella dijera que sí, es él quien se mueve.

Eso es todo, con eso me quedé.

El resultado de la historia me daba lo mismo. De hecho... no sé qué hago leyéndome el libro dos después de cinco años... o seis... ¿o siete? Siete, en verdad...

Así que leí otro poco y en diagonal...  

Parece que él vuelve porque echa mucho de menos a la chica.

Tampoco vi las películas porque no creo que el personaje principal esté bien elegido y esto es algo que sí he hablado con gente a la que le gustó mucho la novela. El personaje principal de esta historia es algo parecido al actor de Batman: Bale. Si piensas en un tipo que se dedica a controlar todo, es rico y tiene ese problema en sus relaciones... le pega más ese actor. Porque no es un "chico guapo", en plan anuncio de colonia. Hablamos de un tipo que tiene un problema con el control, y es frío. O eso se supone. No sé, vi el anuncio de la película y no me pareció que el casting estuviera bien elegido. Sin menospreciar a los actores que son guapísimos y estupendos y seguro que han trabajado mucho.

Tras ver cómo en el segundo libro él solicita por favor que ella vuelva... recordé que tengo a medias Una casa en el fin del mundo.

Cunnigham

La semana pasada... en una fiesta... os aseguro que conocí a tres personas, que vivían juntas, y eran la viva imagen de los tres personajes de este libro. Una pareja gay, y una chica soltera un poco más mayor que yo. Sólo que aquí la pareja gay, estaba junta, y la chica no estaba embarazada de uno de ellos (qué libros me molan, ¿eh? jajajaja). Seguro que la mitad de vosotros ya lo queréis leer.

Bueno, la novela en su inicio me gustó mucho pero tuve un frenazo brusco e importante al llegar a la mujer. A Clare.Y con importante me refiero a que no podía seguir leyendo.

El motivo es que tiraba de mi ánimo hacia abajo, cada vez que leía sus capítulos. No podía con sus desilusiones. Me duelen. Me duelen porque tenemos la misma edad, o quizá yo un poco menos, y porque cada vez que hablaba de lo que no tenía o no había conseguido... de verdad, no podía avanzar.

Lo que hizo que me leyera las 150 primeras páginas en una semana y las últimas 50 me están costando... como tres meses ya. Sencillamente, no me gusta leer a Clare. Cada vez que se siente desplazada o sola, o deprimida o perdedora...  eso me llevó a pensar que leo por evasión.

¿Os gusta leer cosas con las que os podáis identificar o ... es mejor novelas de ficción y argumentos que no sean contemporáneos? El libro de Dolores Redondo "Todo esto te daré" tampoco consiguió engancharme.

Sin embargo Middlesex, El Guardián entre el centeno, El Hobbit y otras con unas frases geniales... me atrapan. 

Y con esas tres lecturas estoy!

Hoy a descansar y a escribir!

Y quizá un te!

y meditar...

y dormir

y soñar...