Sueños que son historias: El Tesoro


¡Ojalá supiera yo controlar mis sueños para tener siempre historias tan bonitas!

Ayer hice lo que puse en la entrada anterior que haría al llegar a casa. Y no tenía pensado escribir hoy, porque tengo que trabajar en los libros y ya es suficiente, pero he soñado una cosa....

Todos los del trabajo, y más gente, estábamos cenando y entonces alguien se pone a contarme una historia. El sueño es muy visual, mientras él o ella narran la historia (creo que era él), yo la voy viendo:

"El mayor de los tesoros está escondido. Para encontrarlo, hay que juntar seis pepitas de oro escondidas por toda la Tierra. Hace muchos años, (dijo un nombre) intentó encontrarlo y para ello mandó a buscar las pepitas de oro..."

Vi la época de los gansters, ya sabéis, cuando llevaban traje y sombrero. Y un lugar remoto, a lo mejor una isla, y oro. Eran lingotes de oro. No quedaba claro, en ese sueño, lo que eran las "pepitas de oro" que había que reunir. Podían ser cualquier cosa. ¿El oro no es ya un tesoro?, me dije. El caso es que veo a ese ¿gánster? caminando por una carretera, cerca de una playa. Los árboles y la vegetación eran tropicales, por eso digo que se fue hasta la selva a buscarlas. Llavaba un lingote en la mano...

"Pero lo que no sabía es que esas pepitas eran falsas" continuó el narrador de la historia mientras yo prestaba mucha atención.

Vi seis lingotes amontonados, escondidos, bajo un matorral, cerca de la playa.

"Porque el tesoro se había encontrado mucho tiempo atrás..."

La historia se ponía interesante.

Entonces vi lo que me pareció un mercado medieval. A lo mejor era la misma isla donde estaba el gánster, no lo sé. El suelo estaba lleno de monedas de oro. Lleno. Llenísimo. Nunca vi un tesoro igual. Sobre él, pues parecía a los pies del puesto de un mercader, había un mostrador de esos de tienda ambulante, ya que estábamos en la calle, y vi una mujer.

La mujer iba vestida como si fuera un pirata. A lo mejor no lo era, solo digo que llevaba una falda, bastante andrajosa, una camisa, un pañuelo en la cabeza. A lo mejor sólo era una campesina. 

"Las seis pepitas ya las reunió y las cambió por unas falsas, mucho tiempo atrás..."

Veo que el comerciante ofrece una flor a la mujer. La mujer la rechaza.

"Y es que quien juntaba esas pepitas encontraba el mayor de los tesoros... "

Frunzo el ceño. ¿El comerciante encontró el tesoro y por eso hay tanto oro a sus pies? No, no parece, el comerciante le ofrece una flor a ella. Ella la rechaza, el comerciante se pone triste. Eso es porque el comerciante desea cosas. No es feliz por ser rico. Le da la flor a ella y...
Me fijo entonces en que ella esta... tumbada sobre el oro y el oro le da igual. Se pone de pie y pisa el oro. 
El tesoro no es el oro.


"Y ese tesoro consiste en no volver a desear nada".

Entonces digamos que el plano se acerca a ella y me fijo en que esa mujer es tremendísimamente mayor. Parece joven, pero no lo es. Lo mismo tiene mil años. ¡Es un fantasma! Es... 

- ¡¡¡Es ella quien juntó las pepitas!!! ¡Y es inmortal!

¡Oh!
Y ya no deseaba nada.

Me desperté. Bueno, en realidad, llegamos a proponer ir tras las pepitas, pero el sueño dura poco más. Empezamos a discutir los comensales, cada uno en su mundo por unas cosas. 

Me ha parecido un sueño precioso.
O sea... juntas esas pepitas y.... ya todo te sobra.  ¡Jajajaj! ¿Os imagináis, en serio, no necesitar nada?

Saludos!!!! 

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