Sueños que son historias: el teléfono


Ocurría un acontecimiento extraordinario.

No sé exactamente en qué consistía. El escenario de inicio de este sueño es un jardín, un muro, y al otro lado del muro, unas taquillas metálicas. Como las de los institutos. Cajas, de metal. Para guardar enseres.

Algo pasaba en el jardín, algo que ya había pasado más veces (puede ser un sueño cíclico) de manera que yo estaba al otro lado del muro y quería ver. Abrí una de las taquillas, me agaché, me metí dentro y golpeé la pared de metal.

"Así no hay quien vea nada...." pensé. Golpe y golpe, esa parte de la taquilla estaba suelta. ¿La podría romper?

Fuera, se oyeron gritos.

"Ahí está otra vez, ¿lo ves? Y me lo voy a perder..."

Pero entonces recordé una cosa. ¿Qué pasaba cuando tenía lugar ese acontecimiento extraordinario? Gritos y gente huyendo. Entonces...Los que estaban fuera iban a querer estar donde estaba yo. En la caja. ¿No?

Dejé de dar golpes para abrir un hueco. Aunque ya había conseguido hacer una ventanita al exterior. Pero como solo vi gente corriendo, pues me puse en pie, bordeé el muro y miré o salí, mejor dicho, a ese espacio abierto, al jardín.

La gente corría despavorida. Siempre igual.

"¿Para qué estaba haciendo yo un agujero si lo que quieren ellos es esconderse?" Me pregunté.

De nuevo, el acontecimiento extraordinario se desvaneció.
No sé qué era. Yo diría que un monstruo que venía del cielo pero vete a saber. Para mí que era eso, una criatura super extraña... y medio transparente. Quedó gente a su paso, pero un poco contrariados. Por ejemplo, había una pareja sentada en un banco que parecía muy triste. Eran jóvenes. En general, la gente huía.

Miré a un lado, miré a otro. El jardín como siempre, maravilloso. Un espacio abierto con árboles de lo más común y de lo más estupendo, a la vez.

Me puse a pasear y llegué a una Feria medieval. O quizá Feria de tapas.
Bares, algarabía, puestos para comer. Gente.

"Qué de cosas"

Vi a mis amigos, charlé con ellos y -de repente-, me encuentro con el creador de este blog.

- ¡Eh! -le llamé-, ¡Eh, hola! Oye, no contestas a...
Él se giró enfadado.
- ¿Hola? ¿Cómo que hola? ¿Te parece bonito? ¡No sé nada de ti desde hace meses! No me escribes.
(¡..!)¿?)
- ¡¿Qué?! ¿Qué yo no te escribo? ¡Pero... pero qué dices! ¡Te he escrito un montón!

("¿Se cree que no le escribo? ¿Por qué cree eso? ¿Habrá un problema con los móviles? ¿cómo le saco de su error?" pensé)

La llamada

En cursiva va mi pensamiento cuando le da por contestar. En general yo le digo cosas, jajaja, pero con palabras no contesta. Sí contesta de otra manera, y creo que tengo que empezar a hacerle más caso.

- ¡Mira, si te llamé! ¡Mira, espera!

Busco el móvil. Menos mal que puedo demostrárselo.

El móvil no está.

No hace falta que describa la sensación de nervios que nos da a todos cuando no encontramos el teléfono móvil porque a todos nos ha pasado. O a casi todos. Se me aceleró el corazón. No estaba ni en abrigo, ni en los bolsillos, ni en el bolso. No estaba en ningún lado.

Pero lo tuve en la mano con el acontecimiento extraordinario porque saqué una foto. No de lo que pasó, pues eso no había forma de fotografiarlo, sino del jardín, tras su paso.

Así que el móvil tenía que estar.

- ¡Ha desaparecido! -dije.

Y, muy nerviosa, volví sobre mis pasos. Entré en un bar. Ya había estado antes allí, y pregunté si habían encontrado un móvil. Me dijo el camarero que no. Un señor muy amable. Y acto seguido me preguntó un código de los teléfonos.

"¿Y cómo voy a tener yo ese código si va en el teléfono y no tengo el teléfono?"

Bolsillo.

Metí la mano. Saqué un papel con el número del móvil que me preguntaba el camarero.

- ¡Ah, mira es este! -se lo dí.

El camarero desbloqueó su teléfono

Muy intrigada, vi como abría una pantalla y observé en ella una especie de señal parecida a la de los escáneres cerebrales. O los gráficos que miden seísmos.

- ¿Qué es eso?

- Las frecuencias -contestó. Y tras una pausa, añadió-: estoy buscando la de tu móvil.

- ¿Tienes ahí todas las frecuencias de los móviles de aquí?

- Del mundo.

Eso me sorprendió.

- Todos los del mundo -me dijo-, cada frecuencia es única. Se puede buscar.

"Todos los del mundo..." noté algo muy raro. Todos, los del mundo, ahora. Qué maravilla.

- Tú móvil está en Colombia -dijo el camarero.

- ¡¿QUEEEEÉ?!

¿En Colombia? ¿Cómo va a estar en Colombia?

- Te lo han robado.

¡No! ¡Pero si estaba aquí hace un momento!

- Pues esta en Colombia.

Me fui, tras protestar y refunfuñar. Y decir que se equivocaba. Y que qué sabrá él y todas esas cosas que yo digo cuando algo no está bien, no está bien, y no lo está. (faltaría añadir: ea!)
Salí del bar y oí a mis espaldas.

- ¿Has visto? Qué borde, encima de que le ayudas... ¡se ha enfadado!

Eso me llevó a una pequeña reflexión o conversación con mi yo interior.

("Creen que estoy enfadada con ellos..." le dije mentalmente a mi conciencia)

¿Lo estás?

"No. ¿Cómo voy a estar enfadada con ellos? ¡Me enfado con....!"

No acabé la frase. Entré en otra tienda a preguntar por mi móvil o si me dejaban usar uno teléfono para bloquear el mío y me encontré con un vecino.

- ¡Buenos días, Nelly! -siempre se saben mi nombre y yo soy un desastre para recordar a mis vecinos.

- ¡Hola! -contesté (jo, no quería ver a nadie).

- Uy,.. ¿no estás de buen humor?

- ¡No, es que me han robado el teléfono!

- Es un día precioso.

- ¡Ya, ya... si no me enfado! Es que me han robado el teléfono.

Lo que te estas perdiendo

Y me desperté.

Saqué una conclusión del sueño: ¿puede quizá que a veces la gente se enfade con una situación y yo lo interpreto como que "son bordes conmigo" cuando en realidad no tiene que ver conmigo sino más bien es "son bordes porque se sienten mal por algo"? Yo no estaba enfadada con el camarero. Yo tenía un estrés tremendo y un agobio tremendo. Me quedé de piedra al oír a mis espaldas: "Se ha enfadado... encimas se enfada". ¡No! ¿Cómo voy a enfadarme con alguien que me ayuda? No estaba enfadada con ellos.

Decidí darme la vuelta y buscar un sueño más bonito.

Y sonó el teléfono (en la vida real)

¿Sabéis quién me ha regalado ese teléfono? ... el creador del blog.
Creo que va siendo hora de mandarle un e-mail.

Saludos!!!

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