Un nuevo habitante...

Iba paseando tan tranquila, rumbo a cierto lugar, cuando mis ojos se toparon con un ser vivo en un estado lamentable.
Y me paré.
"Se está muriendo", pensé.
Vaya.
¿Cómo podían dejar una planta en tan lamentables condiciones? A su lado había otras, verdes y menos verdes, así que lo primero que me vino a la mente fue: "¿Por qué?" "¿Por qué la de al lado está verde, y esta no?". Y lo que es más terrible, "¿qué pasa con una planta verde cuando pierde su verdor? ¿qué hacen con ellas?"
Es lo que tienen las tiendas que venden seres vivos "a mansalva". Si te empiezas a preguntar cosas, acabas sintiendo inquietud.
La primera respuesta que intuí fue: "las que están verdes serán más jóvenes". O las habrán traído más tarde de donde sea que llegan. Por cierto, ¿de dónde llegan?
Allí, parada, mirando la planta, de repente me di cuenta de que llegaba tarde (si me entretenía demasiado) y me dije a mi misma que tenía que echar a andar. Pero algo me tenía parada como un ancla allí de pie. Pensé: "no puedo irme sin hacer algo por ella". Me acerqué a la dueña de la tienda:
- Oiga... necesita... necesita agua...

Ni caso.
Bueno, ¿qué más da? ¿qué voy a hacer? ¿preocuparme por todas las plantas del mundo?

Seguí andando.

No había dado ni dos pasos (tres, quizá) cuando me paré de nuevo y me di la vuelta. No podía dejar esa planta allí. No, en esas condiciones. No, cuando lo único que necesitaba era un poco de cariño y amor. Se estaba muriendo DELANTE DE TODO EL MUNDO. (hay que ver, ¿eh? lo que provoca una planta). 

Me acerqué de nuevo. Fuera como fuese, era mi planta. De eso no cabía duda. Porque hablar, seguro, que estaba hablando. Sólo que nadie la escuchaba. Así que la levanté y le dije a la de la tienda: "Esta medio muerta. ¿Me hacen una rebaja si me la llevo?" (soy compasiva, pero no rica). Curiosamente, la de la tienda se echó a reír. 

- Pregunta dentro -me dijo.

Así que entré y le dije: "¡mire, se muere! Me la llevo si me hace rebaja"

- Un euro menos, ¡uno solo! -contestó la de la tienda.

Y yo que quería ahorrar... pensé. 

Y aquí tenemos un nuevo habitante:



Tengo otra en casa. Esta especie es un ciclamen (significa, en el lenguaje de las flores, "celos"). La que vive conmigo es, de todas mis plantas, la que me acompaña desde el principio y la que da flores rabiosamente rojas (entre rojas y rosas, es una planta especial). Por decirlo así es la planta más inteligente que tengo en casa porque ha sabido adaptarse tan bien, que en verano, cuando llega cierta plaga que aniquila a las demás, mi ciclamen rojo se seca y renace en otoño para echar flores todo el año. Incluso en invierno.
Esta que acaba de llegar es una planta, a mi parecer, más amable. Las flores son blancas y como véis, ¡la pobre está echa un lío!
Tengo que trasplantarla y ver si crece.

¡Saludos de Nelly Jardinera! jajajajaj!!!
(Si esto fuera el Castillo Ambulante de Howl, sería una planta mágica...) 

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