"¡Feliz día a todo el mundo!" - Lucas Carmona.
Hace poco llegó hasta mí, este libro:
Se lo compré a una compañera de trabajo que conoce al autor.
Me gustó tanto por su portada alegre y sencilla como por los textos que van dentro:
reflexiones sobre la libertad, la unión, la esperanza, el amor, mejorar, la pasión,
la compasión…
El pasado mes de enero yo aprendí algo importante (y lo
aprendí precisamente de un “bajón”). Descubrí que la autoestima es algo
fundamental para ser una persona sana y alegre. Que la gente (y el mundo) no se
rigen por “lo correcto”, “lo adecuado”, “lo que debería ser”… sino que cada uno
hace lo que puede y es fundamental –repito, fundamental-, cuidarse y valorar
las cosas buenas que se tienen. Porque todo eso se proyecta a los demás. Cuando
vi el libro pensé: “uy, qué cosas tan bonitas contiene”. Y no me equivoqué. Estoy
muy contenta con mi adquisición porque con unos textos mitad poesía, mitad prosa, cuenta
pequeñas reflexiones que tratan justamente de esto: ideas para ser feliz.
Y es curioso, todo empieza por darte cuenta de las cosas.
Hace meses yo pensaba, cuando alguien me hablaba en plan positivo de que está en nuestra mano ser felices o estar tristes… cuando
escuchaba hablar de todas esas cosas que me gustan pero que en cierto modo no te crees. Dices para tus adentros:
“bueno, es un rollo happy que a lo mejor a mí no me va”. Porque no se ve el mundo
como esa gente parecía que lo veía, y piensas: “puff, con la cantidad de
problemas que hay”. Pues os digo algo: muchos de los problemas que creemos tener los creamos nosotros mismos. Por ejemplo: todo lo que sea intentar cambiar a los
demás, ¡ni lo intentéis! Pensad solo en lo que podéis hacer vosotros para ser
felices (siempre que no haga daño a nadie, claro).
Y si te das cuenta de esto y de lo mucho que vales (que valemos) empiezas a ver las cosas de otra manera. Dejas de
centrarte en las vidas de los demás y en porqué son así o “asaó”, en cómo
ayudarles, (al menos en mi caso) o en porqué tienen conductas destructivas hacia sí mismos y hacia los demás y
pasas a preguntarte cosas como: “¿qué quiero hacer hoy?” y a ver que hay un
millón de planes, un millón de oportunidades, un millón (o más) de gente con la que reírse y pasárselo bien…
Y todo lo bueno que sientas o que consigas para tu vida:
repercute en la de los demás. Porque puede que sea por las neuronas espejo o a
saber qué motivo, cuando saludas a alguien alegre y feliz en parte te contagia,
y si saludas a alguien enfadado y gruñón si dejas que esa energía negativa te
afecte, también se transmite. Dicho de otro modo: para ayudar a que este sea un mundo mejor,
ayudaros primero a vosotros mismos.
Ya veis, me he unido a esos discursos que antes pensaba “bah!”,
pero que tienen toda la razón. Somos mucho más libres de lo que creemos. Y el libro de Lucas, con sus pequeñas reflexiones, nos lo recuerda también.
Saludos!
Nelly.
Saludos!
Nelly.
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