Dos acorazados asignados a la escuadra de entrenamiento había estado de maniobras durante unos días, con el mar sacudido por la tempestad. Yo me encontraba de guardia en el puente a la caída de la noche y la visibilidad era muy pobre; había niebla, hacía frío, y el capitán permanecía en cubierta supervisando todas las actividades.

Poco después de oscurecer, nuestro vigía informó de una luz a estribor. 

- ¿Rumbo directo o hacia popa? - preguntó a voz en grito el capitán.

- Directo, señor. 

Lo que implicaba que nuestros rumbos iban a cruzarse con la consiguiente colisión.

- Envía este mensaje -le pidió el capitán-: "Estamos a punto de chocar. Aconsejamos varíen su rumbo 20 grados".

Así lo hicimos y poco después llegó la respuesta:

- Aconsejamos cambien ustedes el rumbo 20 grados -informó el vigía.

El capitán le ordenó que transmitiera lo siguiente:

- "Soy el capitán del navío, cambie su rumbo inmediatamente 20 grados".

Así lo hizo y en breve recibimos otra respuesta:

- Soy marinero de segunda, y recomendamos que varíe su rumbo 20 grados.

Montando en cólera, el capitán se acercó a la proa y ordenó al vigía que transmitía las señales luminosas con la siguiente orden:

- "Soy capitán del buque insignia acorazado, por última vez, les ordeno que varíen su rumbo 20 grados inmediatamente".

La respuesta llegó poco después:

- "Nosotros somos un faro".

jajajajajaj... jajajaj

Saludos

Nell.