La Crisis
Os dejo este pequeño cuento que he escrito, espero que os guste:
Érase
un banquero español y un hombre humilde que fue a abrir una cuenta
en la entidad, con sus ahorros de toda la vida.
-
Tenemos unos fondos interesantísimos –le dijo el banquero-, los
llamamos “fondos coordinados”, gana usted y ganamos nosotros a la
par. Apenas tienen riesgo…
El
hombre llamado Abundio Contreras se encogió de hombros y después
negó con la cabeza.
- No
es lo que busco, no… -dijo rascándose el cogote.
-Entonces
–replicó el banquero inclinándose hacia delante-, pruebe unas
“acciones privilegio”. Son seguras, le garantizamos sus ahorros,
un interés altísimo…
Tras
alisar los pliegues de su boina con las manos, en un gesto algo
tímido, Abundio Contreras negó de nuevo.
- Es
que tampoco es eso lo que busco –musitó para el cuello de su vieja
camisa.
-
¿Entonces qué? –preguntó el banquero, que empezaba a perder la
paciencia.
- Pues
verá usted, buen hombre –comenzó el cliente-, yo llevo años
ahorrando sonrisas. Siendo muy parco en cumplidos. Tacaño en lo que
a dar ánimos se refiere y verdaderamente austero en las muestras de optimismo. Y ahora que el país va tan mal, me gustaría poner todo eso
en que he ahorrado en un depósito, para ver si con los intereses
puedo repartir entre mis alicaídos vecinos. Pues en verdad andan
faltos y parecen necesitados de estas cosas.
El
banquero se echó para atrás en la silla y cruzó los brazos sobre
el pecho, adoptando la expresión de quien cree que esta hablando con
un lunático.
-
Lamento no poder ayudarle –dijo-, pero ni las sonrisas, ni los
ánimos, ni los cumplidos, ni el optimismo se pueden poner en un banco.
No son valores que nos interesen. Ni a nosotros, ni a nadie,
caballero.
Abundio
Contreras se rascó la cabeza y luego respondió:
- Ah,
pues entonces no es España, sino la humanidad la que está en
crisis.
Fin.
Nelly.
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