Voy a escribir un tremendo discurso filosófico y me vais a acabar diciendo que "meto a la gente en cajas"... así que, si tenéis algo mejor que hacer que leer esta entrada... os recomiendo encarecidamente que lo hagáis.

Bien, podríamos arrancar esta historia con una dinámica de grupo de cuando tenía 17 años, pero no voy a hacerlo (acaba muy mal) así que vamos a saltarnos un largo, laaaargo tramo y vamos a llegar a la actualidad.

Yo llevo toda mi vida soltera. Todos tenemos muchas oportunidades así que, básicamente (si me decís: "pues yo no he tenido tantas..." bueno, ánimo, alguna tenemos todos) y quitando dos amores, el primero (que era realmente un hombre entre jóvenes, y todos teníamos la misma edad) y el actor, el problema principal ha sido que -en la relación-, me ha tocado encargarme de mi misma y del otro.

Y yo, internautas, apenas puedo conmigo misma.

Me explico. Cosas como "si eso trabaja tú y yo me dedico a ir a cursos de literatura"... o "he comprado zanahorias y solo valen setenta céntimos, ¡no sé por qué los independizados decís que es difícil vivir, si las zanahorias son tan baratas!" a.... "uy, me olvidé decirte que tenía pareja", o "nena, tú tienes que estar donde esté tu novio... porque tus amigos no valen en comparación con los míos"

En fin, me he encontrado tantos despropósitos que (y aquí dicen que no tengo paciencia, yo creo que sí) salía huyendo en la primera frase estúpida.

Diréis: "Nelly, esas frases no son literales"

Queridos... lo son. 

Por problemas de asertividad me han llegado a decir verdaderas estupideces. Y yo no me quedo, yo me voy. Lo que hace que las personas pasen de estar diciendo que la Tierra es plana a una persona "que creen que su expresión es de aquiescencia"... a encontrarse solos.

Nelly se va... Nelly se fue.

Y Nelly no vuelve.

Una psicóloga a la que fui a preguntarle otros temas, me dijo que yo era clavadita a la chica de "Novia a la fuga". Me enfadé un montón. Pero... sí que acabo haciendo creer al otro que me voy a ir a escalar el Kilimanjaro y luego lo dejo plantado. Cuando ya no puedo soportarlo más. 

Que sí, que les dejas patidifusos. Un ex me llegó a decir: "Metí la pata contigo, en mi cabeza... ¡tras darte celos nos reconciliábamos efusivamente!".

¿¿??

Mira, tú no me conoces, pero la reacción a: "He quedado con mi ex porque tú no puedes quedar hoy y nos vamos a cenar" es: Genial, pasadlo bien.

Y se acabó.

Te quedas sorprendido. ¿Qué esperabas? ¿Tú crees que una persona que está destrozada de trabajar, y me vienes con una pataleta de yo quiero salir porque me he estado tocando la barriga en el sofá de verdad se va a mostrar ante ti? Gánatelo.

Me es más sencillo ver "tu desde" y responder con adelante, vamos a tu juego.

Tú te vas. Tú no me entiendes y me has perdido para siempre.

Ni entradas, ni "es que no sé qué ha pasado", ni "voy a darle más celos a ver si responde". Que no, chaval, que si me necesitas a mí y a otra persona más para hacer crecer tu ego, te doy una solución: sácame de la ecuación a mí. "Ah, pero... no, espera, es que yo no quiero ir con ella". "Lo que yo quiero es sentirme deseado porque en realidad tengo un tremendo problema de inseguridad". Si yo veo eso, sin que tú digas ni pío y tú no eres capaz de ver lo cansada que estoy... adiós.

Repito: apenas puedo lidiar conmigo misma... como para tener que encargarme de otros.

El fallo aquí es que "no debo" encargarme de ellos. Y el problema aquí es que no sé cómo no sentir lo que sienten.

Y eso me aturulla.

Las dos únicas personas en toda mi vida con las que no tuve ese problema (referente a ellas) fueron mi primer amor y el actor.

Y el actor es que da un espacio tremendo. Conversamos. Habla él, entusiasmado, hablo yo. 

-Qué bien escuchas -me decía-, es tan raro encontrar a alguien que te escuche de verdad.

A mí me pasa con mi compañero de trabajo, al que admiro. Te deja terminar de hablar y yo hablo mucho pero acabo rápido.

Es todo impulso inicial, en diez minutos se me ha acabado y el resto de espacio es para ti.

Si tengo mucho que contar, igual tardo veinte. Pero ya está.

Eso en cuanto a las parejas. Alguno dirá: "Nelly, has tenido mala suerte". Bueno... tampoco es que yo me atreva a salir con alguien cada poco tiempo. Más bien es cada bastante tiempo. Yo creo que he conocido gente normal.

Ahora vamos con los amigos.

Un amigo de Toledo, contándole hace años algunas cuitas, me dijo:

-Ya pero que tú y yo seamos amigos no puede ser como la Suscripción al Club del Libro, .... cada semana debes comprar uno.

-¡Jajajajajajjaja!

Este amigo es arquitecto o ingeniero y os cuento una cosa: adivina mis tramas. No las tramas de todos los libros, no. Él es Máster de rol. Yo le dejé un libro de los de "Tú decides la aventura", y se admiró de lo rápido que los hago. Pero le dije una cosa y él dijo: A) o B) y ese era mi árbol de decisión. Esto es sutil y no sé explicároslo pero le puse a prueba. Varias veces.

Y descubrí algo.

(((construimos igual)))))

((("¡¡¡Hal-l-la!!!!"))

Me vais a decir que no lo entendéis. Yo tampoco. En esa conversación hubo algo que me hizo sentir una fuerte identificación. La lógica. Ese amigo y yo nos parecemos lo que un huevo a una castaña. Él es autónomo y se dedica a otros asuntos. Yo trabajo por cuenta ajena. Él se encierra días a construir robots. Yo necesito ver a gente cada poco tiempo, si bien también me paso horas enfrascada en tareas como escribir o estudiar.

Él es hombre, yo mujer. Él tiene un carácter diferente al mío. Empezamos a jugar al rol.

Y construye mejor que yo.

Sorprendida, presté atención a su siguiente partida de rol y le pedí permiso para vendérsela a mi editor. Mi amigo se puso rojo y me dijo que "cómo iba a hacer eso" y que "no era su historia del todo" y que "era mala".

No era mala. 

Era perfecta.

Me dio permiso, la presenté al editor. Su respuesta fue rápida:

-Me interesa. No tengo nada así en la colección.

Construye mejor que yo.

Indagando un poco más, resulta que sí tenemos algo en común: elaboramos historias continuas para escapar del día a día, o para conciliar el sueño.

"Ah, pillín" pensé al enterarme, "ya veo yo por qué notaba esas similitudes. Esa experiencia en la narración".

Con este amigo tuve la "bronca" (eso para otro día) más grande que he tenido jamás con nadie (discusión filosófica) y con esa otra frase que fue dicha mucho después yo me reí y de pronto todo se hizo más sencillo.

"No  puede ser una suscripción al club del libro"

Y eso le he dicho yo a mi amiga N. que lo está pasando mal con sus amigos.

A ver, el tema es el siguiente: tú no puedes querer que todos los fines de semana tus amigos y tú os veáis. Porque la gente tiene vidas complicadas y todos tenemos derecho y libertad a elegir caminos. 

Esta enseñanza me llevó años aprenderla. Para empezar, porque debes saber el motivo real del malestar. Y el motivo no es que tus amigos hagan planes, el motivo es que tú no tienes. Eso para empezar. El pasado fin de semana, ante la situación que os expongo:

-Me voy fuera de Madrid.

-Mi padre está en el hospital.

-No sé si voy a quedar.

Unido a cómo me sentía yo (naturaleza) decidí comprar billetes de tren para irme fuera de Madrid. Pero no lo dije en el chat de amigos porque no me parecía que: "¿Os venís a Toledo?" debajo de: "Mi padre está ingresado" fuera algo... empático. Y esperé hasta el sábado para comprar los billetes.

"Todos tienen planes. Uno está en un mal momento", "no te compliques, haz lo que te de la gana". "Si quieres ver campo, vete fuera... das un paseo y vuelves".

A resultas de esto, cuando yo puse finalmente: "Oye, mirad, pues me voy fuera, he comprado billetes"... hubo enfados.

Es gracioso pero no por ello imposible, que alguien que te dice "me voy a Teruel", se enfade si tú pones un día después: "Me voy a Toledo". Ya que... si Teruel no enfada, Toledo tampoco. Pero claro, nos olvidamos del corazón de la que habla, que resulta que de haberlo sabido se habría venido a Toledo conmigo. A ver, lo decidí a muy poco de coger el tren. Y, además, necesitaba estar sola. Iba con esa intención, pero mi amigo de allí me propuso un plan estupendo. Obviamente, le avisé de que iba. Porque ya si me encuentro con él por la plaza Zocodover iba a ser un poco raro. Y allí tampoco vive nadie que yo conozca, salvo él.

Y ahora viene el tema del equilibrio.

-Sabiendo que tú subes y bajas rápidamente de la sierra -le dije a mi amiga-, la siguiente vez te lo digo.

Pero como han cortado con ella relación otras amigas por estas cosas, y le afectan mucho, añadí:

-Pero no puedes esperar que no te quedes sola algún fin de semana.

Y hablamos largo rato del asunto.

Yo ya sé que duele, nos pasa a todos. Como no hubo manera de que lo entendiera y es mejor los ejemplos, le acabé diciendo esto:

-A ver, ¿te acuerdas del día que yo organicé lo de los juegos de mesa y M. y tú me dijisteis que os íbais a las 7 porque tenías un plan mejor? Tú estabas indecisa, pero él lo tenía claro.

Silencio con pequeño brinco por la hemeroteca interior.

-Ah, sí -dijo mi amiga.

-Vale, ... ¿yo me enfadé? ¿Me enfadé porque me dijeras que tenías algo mejor y que igual te ibas?

(Por favor, que no piense que se lo he dicho porque tuviera rencor  o algo...)

-Ah, entiendo.

Pero no sé si lo entendió o me creyó del todo.

-A ver, N. no puedes (y te lo digo por experiencia porque yo he sufrido mucho por eso) pedir tanto a las personas. 

Porque te va a pasar una cosa: te va a pasar que las personas van a su bola. Lo que está muy bien. Pero si ellas van a su bola... tú puedes ir a la tuya. La clave está en el equilibrio.

Yo he "perdido" o "dejado a un lado" una amistad de 20 años porque empezó a pasarme un desequilibrio grave. Básicamente, yo no tengo gran amistad con sus amigos. Así que a sus planes... yo no iba. Pero teníamos una amistad tan estrecha que por obligación le tenía que contar entre los asistentes cuando organizaba los míos. Hasta aquí, bien, es reciprocidad. Yo no voy, pero él me los cuenta. Ahora bien, ¿qué ocurre cuando él te dice "no voy porque no voy a salir" y luego le llaman y sale? Eso ya no es amistad, es interés.

Reiteradamente, crea una alerta.

Y un día descubrí que me agobiaba tanto como las parejas de antes. Me dio plantón a una hora de quedar y escribí que necesitaba un tiempo sin verlo.

Y entonces llega la pregunta: "¿qué me está aportando esta relación?"

Y entonces una amistad de veinte años resulta que sólo te estaba dando ansiedad.

Si un amigo de veinte años puede darte plantón (tres plantones) a una hora de quedar porque le sale algo mejor... si eso se puede romper... todo puede romperse.

Y ahora viene N. a decirme que es que claro yo soy muy sentida y necesito que estés ahí.

Ni yo voy a estar ahí ni se lo puedes pedir al resto de la gente. Primero, porque tú no vas a estar ahí para mí. Ya ha pasado. Sin rencores, a las pruebas me remito: si tú un viernes me dices "me voy a Valencia", no te puedes enfadar si yo el domingo digo: "vale, chicos, pues yo me voy a Teruel". O todos, o ninguno. Aquí jugamos todos con las mismas reglas.

Rápidamente la llamé para hablar del asunto porque vi que estaba generando problemas posteriores que iban a derivar en malos rollos.

-Ah, pero tú avísame porque yo me fui porque no había plan. Hubiera ido contigo.

(Aaah, vale. Entiendo. Ella no siente la movilidad por carretera como problema u obstáculo)

-Ok, ok, pues te aviso.

Sin embargo, establecí unas pautas:

-Pero N., cuando organizo talleres u hago otras cosas... yo no os aviso. Me tengo que coordinar con más gente, si me tuviera que organizar con vosotros ya me volvería loca.

-No, claro, claro.

Bien.

A ver, yo la entiendo  muy bien. Solo os digo que no espero nada de ellos. No sé, internautas. Estoy tan decepcionada. Y ni siquiera es enfado, ni mucho menos, es que lo veo normal. La gente va a lo suyo. 

La clave es el equilibrio. En esa amistad que se rompió, me ocurría una cosa: Él tiene siete grupos de amigos, y va eligiendo el plan que más le gusta. Pero yo tengo que tenerlo sí o sí en todos los grupos a los que voy. Es un agobio. Yo no estoy en su ocio, pero él está siempre en el mío (salvo plan que le interese más, entonces no viene)

Es un tema de equilibrios.

"¿Y con quién vas?", me preguntaba.

Pues con quien quiera. Y no tienes por qué venir. ¿Y sabes por qué no quiero que vengas? Porque cuando tú no estás o te vas, o me dices: "voy a comer a casa de Pepita" o "Nos vamos los del grupo a tocar a las Rozas" o... etc. Yo no voy. Y, como yo no voy, no tengo porqué ser tu guía del ocio particular donde puedas consultar con quién salgo para ver si te interesa más venirte.

No está equilibrado.

Es como: "Voy con Mengano".. "ah, vale, bueno ya te diré algo".

¡Jolín, déjame en paz!

Esto no se lo dije. Le dije que me había cansado de ser una "ficha de ajedrez" que pudiera mover a su antojo.

Casi suena hasta más duro.

No es que haya perdido del todo la amistad, es que no sé retomarla en el nuevo sistema. Me explico: mi madre me dijo que no se estaba portando bien conmigo y que encima yo me disculpaba. Lo cuál es verdad. Y añadió: "Posponer el problema no lo resuelve, Eva. Si volvéis a quedar... te va a hacer lo mismo".

He pensado que quizás lo pueda posponer indefinidamente. 

Las relaciones son complicadas. Yo no soy ninguna experta. Sólo sé que... no hay que enfadarse, hay que tener varios grupos y hay que hablar y conocerse. Yo no sabía de mi amiga N. que iba y venía de fuera de Madrid sin problema. Aproveché la llamada para comentarle: "A mí lo que me duele mucho son dos cosas... una que no me digáis si quedáis todo el grupo y me entere cuando ya estáis allí". Obviamente, si nos estamos contando los planes en grupo... pues esa mínima comunicación se debe mantener. Si es que quieres mantener el grupo. Si no lo quieres mantener o lo quieres fragmentar, pues vale, hacer subconjuntos y dejar a alguien fuera es una forma genial de cargarse relaciones. 

 La segunda cosa es no ser secuencial. Y esto es importante, porque hay gente secuencial y gente que no lo es. Si yo le digo a mi amigo M. que quedo con él (y esto me ha pasado), y le voy a ayudar con una mudanza... aquel día el actor volvía de un viaje y me llamó a una hora de quedar yo con M. Y me enfadé muchísimo porque yo quería verlo pero ya había quedado. Y eso se llama compromiso.

Y eso es un línea roja para mí. Me explico: si viene un familiar, si hay un percance, si ocurre algo... grave y fallas, vale. Pero si hemos quedado y no das explicación o la explicación es "bueno, estoy con Menganito y no puedo ir" o "bueno, es que me han llamado Pepito y me apetece mucho verlo". Lo siento pero entonces pasas al final de la lista en prioridades. Porque esto, la no secuencialidad, si que no va con mis valores.

Yo si quedo, quedo. No quedo y luego si me sale un plan mejor le digo al primer amigo que no voy. Los amigos son personas, no latas de consumo. ¿Me entendéis? Si yo quedo con N. y a dos horas de quedar, N. me dice que le ha llamado Pepito y que me deja plantada (incluso siendo Pepito un novio) a mí me has perdido de amiga. Hombre, no del todo. Es sólo que considero que Pepito te interesa más. Y como luego Pepito te planta y vienes a mí a llorarme, entonces no hay amistad, hay conveniencia. Quizás puedes hacerlo una vez, pero os recomiendo a todos, lectores, que si os lo hacen más de una, no esperéis nada de esa persona. Y tampoco le deis relevancia, no se va a quedar a vuestro lado. 

Yo soy muy tajante, mi amiga N. (que es psicóloga) me dice que una misma frase tiene varios "matices" y es verdad. Busco reglas aplicables a todo. Pero creedme, me sé el final de esta película. 

;) En fin, no sé si esta cháchara os servirá a alguno.

😉😊 A ver, las cosas se mueven, yo solo digo que en las relaciones lo más importante es el equilibrio. 

Saludos!