En el que tengo el sueño más increíble del año.

 ¡Cielo Santo!

Acabo de despertarme del sueño más... increíble del año. Caray. No creo que pueda explicarlo entero porque era todo tan raro y confuso... pero es que merece la pena intentarlo. 

Bueno, desde donde recuerdo, era un Templo. Un santuario. Pero no de aquí. Es decir, sí, parecía un lugar humano solo que... bueno, vamos a ver...Vale, sí era una ciudad, y yo tenía amigos. Esos amigos y yo vamos a un sitio que aparentemente es una casa. Yo conozco ese sitio. ¿Vale? (¡jajaja, me enfado porque no sé cómo contarlo). Mis amigos y yo estábamos en ese lugar sagrado, templo o lo que quieras y de repente... bueno, allí había algo que se llama "la fuente", pero ¿de qué? Yo no lo sé. Además, internautas, la fuente era una persona. O quizás primero no lo era pero luego sí lo era. El caso es que la fuente se nos escapa. Sin querer, y al escaparse despierta a otro ser más oscuro.

Y, este sí, es el malo.

Quedaros con él porque esté sí va a ser relevante.

¿Qué cómo era lo demás? Pues mirad, la casa recordaba vagamente a un sitio que yo conozco, pero era más amplio, las tierras, los jardines, las escaleras... era y no era ese lugar. Así que yo estaba cómoda. Mis amigos eran humanos. Los que andaban por la ciudad, fuera del templo, también. Yo no recuerdo más anterior a esta escena, solo sé que estando allí en el Templo buscando a  la fuente, sin querer la despertamos y la perdimos.

Y era humana, también.

Era una chica. En realidad, no. Pero aparentemente....

Y... se va, ocurre sin querer, la perdemos porque nosotros queríamos... no sé, la verdad, no entiendo muy bien qué hacíamos allí. Pero cuando esa fuente queda libre, varios personajes del Universo entran en la trama, interesados. Sobre todo, el que llamamos "el malo". 

Bien, dicho malo y nosotros.... vamos a decir que peleamos. En cierto modo. No es que peleáramos físicamente, aquello era más una guerra de intereses y palabras. Aunque también había magia. 

Ok,  hasta aquí, bien. Parece la típica historia de "búsqueda".

El caso es que la fuente, la chica, sale del templo y se pierde por la ciudad. El malo nos reprimenda. Los buenos (mis amigos) le dicen que ya se puede volver por donde ha venido porque vamos a recuperar a la Fuente y devolverla al templo sagrado. Yo, que no soy de allí y tampoco tengo voz ni voto, pues ayudo a los buenos.

Salimos del templo y hay que tomar un autobús.

Pero los autobuses están parados en las calles, como si fueran casas.

Esto empieza a ser raro.

Mis amigos suben a esa "casa"-"bus" y yo subo detrás, pero antes uno dice:

-¡Ey, qué hambre, tenemos que comer!

Y junto a la casa-bus-autobús, jajajajaj tenemos una casa-restaurante. Ok. 

Van todos al restaurante a por comida y yo me retraso. Ok, pero tengo hambre, así que voy corriendo después, confiando en que no voy a perder el bus. Salgo de la casa-bus, entro en la casa-restaurante, hago la cola.

Jo, qué cola de espera, internautas.

Llego a la barra.

-¡Hola! -anda, pero si la dueña me conoce (pensé). Debía ser un planeta muy pequeño-, ¡¿qué?, ¿tienes hambre?! 

-¡Sí! -contesto.

-¡Eh, XXX, dale el menú a ella! -(no recuerdo el nombre que gritó al camarero/cocinero)

-¡Marchando!

Veo cómo preparan todo, pues es uno de esos establecimientos pequeños y cutres donde la cocina está pegada a la barra. La chica me sonríe. Qué amables son todos. Y entonces pasa esto:

-¡Marchando un especial de bichos con bebida!

¡Plas! Me plantan en el mostrador un bocata de cucharachas.

Enorme.

Y sonríen.

¿¿??

-Pero...

Mentalmente, pienso: "¿bichos? ¿desde cuando se comen bichos?"

Ya sabéis, ese segundo en el que se piden instrucciones a nuestra memoria. 

-¿Ocurre algo? -me pregunta mi amiga dueña del restaurante.

La miro.

-El bocata... -lo señalo.

Fijaos que aún  no me he puesto a gritar, ni la he llamado de todo, ni nada... Solo estoy confundida.

-¿Está frío? ¿No te gusta? Te podemos hacer otro.

Levanto el pan.

-Es que son... bichos.

No sé, esperas que alguien vea lo que tú. Miro a la camarera/dueña. Que está apoyada en la barra. Con una sonrisa, hasta que llaman su atención para un nuevo pedido.

-¿Quieres que te haga otro?

-No. Está bien.

Porque mi memoria.... me indicaba que "bichos" es un menú. No de aquí, no de la Tierra. Quizás de "alguna Tierra". No sé, era todo tan raro.

Tomé el bocata y andando hacia la salida lo tiré. No fue sin querer, pero lo pareció.

-¿Qué ha pasado? -dijo alguien-, ¡oh, se te ha caído!

(caído, caído.... jejejejje)

-¡¿Se ha caído?! -dice la camarera/dueña-, ¡te hacemos otro!

-¡NO! -grité.

-No cuesta nada -me dijo-, ¡eh, XXXX! ¡Prepara otro, que a la muchacha se le ha caído el que le has dado!

-¡No! -repetí-, ¡no, de verdad! ¡No, no lo quiero, no tengo hambre!

(mentira)

Miré mi bebida. (Tendrás que conformarte con esto, pensé). La camarera dueña insistió y yo... bueno, no sabéis lo que insistí. Era un bocata DE BICHOS. ¿¿¿Pero es que están locos o qué????

-Es que me tengo que ir... ¡Pierdo el bus! -dije.

Salí y entré en la casa/bus. Y miré a un lado y a otro buscando a mis amigos y... al conductor. Entonces vi algo. No era el bus. Era una casa.

-Si buscas el bus... ya ha salido.

Ay, no.

-¿Se ha ido?

-Hace un buen rato.

Salí de la casa-no-bus.

No conozco la ciudad. No conozco la calle. No sé dónde está la Fuente.

Entonces el malo me encontró. 

-¡Yo no sé nada! ¡El bus se ha ido! ¡Se han ido!

Daba miedo. Era alto y en plan "hechicero". De hecho es que era una versión oscura del doctor Strange, (por la ropa) pero luego no se le parecía tanto. Lo que intento deciros es que no era un ser monstruoso, sino que aparentemente, era un ser humano. De malas intenciones.

-Hay que encontrar a la Fuente. Vamos.

-¿A dónde?

-A ver XXXXX.

Lo siento, internautas, este sueño era demasiado rico en detalles y no logro acordarme de todos. Os hablaría durante horas del interior del restaurante. Solo con eso, daba para un libro. Los  nombres también se me escapan. 

-Yo no sé dónde están.

-Tú has perdido el bus, ¿verdad?

Le miré.

-Vamos.

Me agarró del brazo pero yo me solté.

-¿A dónde? Yo no sé nada, no voy a poder ayudarte.

-Vamos a ver a XXX. Para encontrar a la Fuente. Ella nos dirá cómo encontrarla. 

Nada, paralizada en el sitio.

-Déjame adivinarlo -dijo el malo-, no sabes quién eres, no sabes dónde estás y tampoco sabes cómo has llegado hasta este lugar.

Silencio.

-Yo... -inicié.

Y entonces me di cuenta de algo.

¡Oh! ¿?Y mi nombre??? ¿cuál? ¿por qué..?

No sabía quién era. 

-Tampoco sabes lo que es la fuente, ¿a qué no? Ni porqué la buscas. Solo sois una panda de idiotas que la habéis liberado y a la que se os ha escapado, tus amigos y tú...

Vale. Confusión. Mucha confusión. 

-¡Pero tú la quieres para algo malo! -respondí.

Me miró.

-¡Tú la buscas para... usarla para algo malo! Porque te "despertaste" cuando se escapó.

-Me vas a ayudar a encontrarla.

-¿Cómo?

-Intenta pensar en qué sueles poder hacer que no hagan los demás.

¿¿??¿¿??

-¿Qué?

No entiendo. No entiendo nada.

-¿Qué haces cuando te asustas? ¿Dónde buscas refugio?

Yo, yo.. yo... Intenté recordar. 

Yo yo yo... ¿qué hago en esas situaciones?

-Vuelo.

Fue lo que se me ocurrió. Claro, en los sueños (en ciertos sueños), así es como me muevo. 

Me agarró del brazo.

-Pues ya somos dos. ¡Vamos, no necesitas un autobús para viajar! Si hay algo que sabes hacer, es eso, moverte.

Que raro fue sobrevolar una ciudad rarísima. Y así llegamos a una especie de escalera.

Solo que... internautas, parecía una enorme estantería. Lo sé. Ni pies ni cabeza. Ya os dije que este sueño no era muy normal.

Aparentemente, una escalera. Pero de madera, enorme y cada estación (escalón) era amplio y tenía cosas. Costaba subir, pero no era imposible. Eran peldaños muy altos. 

El malo empezó a subir. Yo, ¿qué otra cosa iba a hacer? le seguí. Hasta que en un peldaño me encontré, ¡jajajajaj! ¡UN PERRO!

Estaba tumbado, felizmente, en el suelo de madera. Era blanco con manchas marrones, rechoncho, pelo corto. Me miró.

Lo miré. 

¡Un perro!

El perro ladeó la cabeza, como diciendo, ¿visitas, en este lugar? ¡Jajajaja! Era todo muy raro. 

Lo acaricié. Entonces, movió la cabeza y las orejotas y se puso contento y se levantó (parecía llevar siglos tumbado sin esperar nada ni a nadie...)

-¡Hola, bonito! ¡¡Hola!!

El malo seguía subiendo. Yo me paré.

-¡Hola! ¿De quién eres, tú? ¡Eh?! ¡¿Qué haces aquí?!

-¡No te detengas! -me gritó.

-¡Pero es que hay un perro!

Miré a ambos lados. La escalera seguía recta en cada peldaño, sin fin. Bueno, fin tenía pero estaba lejos. Hablo de en horizontal. Había mil cosas en cada "estante". 

-¿De quién...? -pregunté.

Y pensé: "No podemos dejarlo aquí". Tan solo.

El malo se acercó a mí, en mi escalón. Es decir, bajó hasta el mío.

-Dime cómo has llegado a este lugar -me dijo, muy serio.

Lo miré.

-Mientras no lo sepas ten presente que si te quedas no sabes ni quién eres, ni dónde estás. Sin memoria no tienes identidad. ¿Es eso lo que quieres? 

Negué con la cabeza.

-Entonces vas a tener que seguir a mi lado. ¡Y ahora date prisa!

Me alejé del escalón del perrito, que movía la cola y estaba feliz de habernos visto. Y me dije, como consuelo: "Será de alguien". Porque, a ver, Internautas, no pasaba hambre. Quizás tenía pinta de aburrido, de que allí nunca pasaba nada. Pero no sufría. Me dije eso para poder irme porque si no vaya mal rato...

Llegamos a la parte más alta. Había una casa.

Este sueño está lleno de casas.

El malo llamó y nos abrieron. Creo que allí vivía alguien que sabía muchas cosas. Una especie de mujer sabia. Entramos. Vi un salón, vi muebles antiguos, un reloj, libros. Gente sentada. Como si fuera una residencia de mayores. Nos recibió una mujer con gafas.

-¿Sí?

El malo entró como Pedro por su casa. No pidió permiso.

Yo quise advertirles de que ese hombre era malísimo y yo había perdido a mis amigos. 

-Venimos a ver a XXXX -otro nombre que no sé-, queremos saber dónde está la Fuente. Se ha ido del Templo y se ha perdido. 

La señora-guía que nos guio dentro de la casa se fue a buscar a la otra persona tan importante que nos iba a ayudar, pero yo pude agarrarla de una esquina de la ropa de lana que tenía sobre los hombros y le dije: "¡Es malo! ¡Busca la fuente! Lo encontramos en un templo, pero es malo! ¡Mis amigos son los buenos!".

¿Creéis que me hizo caso?

-¡Que es el malo, puñetas!

Nada. Debo de hablar latín, o algo. La señora se fue y vi otros tres personajes que no sé qué hacían allí. De repente vuelve y me da un juguete de lo más raro.

Uno para mí, uno para el malo, uno para los demás viajeros.

Aparentemente, un recuadro de madera con cosas pequeñas dentro. Es como un puzle. Muevo las piezas, extrañada.

-¿Qué es esto? ¿Es un regalo de bienvenida?

El malo se pone a mi lado, en el salón.

-Es un mapa, es increíble lo ignorante que eres de todo.

Miré al malo. 

-¿Qué?

-Pues parece un juguete. 

-Tenemos que encontrar a la Fuente -dijo el malo a la señora de la manta de lana, que yo ya no sé si era solo una especie de "mayordomo" o la persona a la que el otro quería ver- Necesitamos saber dónde está. Se ha escapado del Templo. La estamos buscando.

Su objeto no era como el mío. Pero había tantas cosas en ese salón, que resultaba difícil posar la atención en lo que le habían dado a él. En lugar de eso, el resto de viajeros me distrajo. ¿Aquello era un refugio? ¿un hotel en medio del camino?

-¿Esto es un mapa? -volví a preguntar.

¿En esa sociedad comían bichos y sus mapas eran de madera? ¿Se orientan con cosas que parecen juguetes hechos para niños? ¿Y la rara soy yo?

El malo me miró. 

-No es "un mapa". Es tu mapa. Para cada ser humano, es distinto. No te ha dado el mapa de otro, te ha dado el tuyo, para que encuentres lo que estás buscando.

¿? Observé el juguete, que era super divertido, y dándole golpecitos, me desperté.

¡Jajajaja!

¡Qué sueño tan mágico! ¡Jajajaja!  



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