Un sueño en el que sé que sueño.

 Esto casi nunca me pasa. Se cuentan con los dedos de una mano las veces que soy consciente de que estoy soñando. Y no entiendo el significado. Aparentemente, una trama que arranca con un accidente de tráfico y un secuestro. Os parecerá raro. Pero era así. No sé cómo... acabé en una casa, donde había dos personas que fingían ser médicos pero en verdad hacían daño a la gente. Por dinero.

Hasta aquí, sigue siendo una trama. Como escritora, nada de lo que asombrarse. Quizás os parezca de película pero... seguía siendo un sueño normal y corriente. Arranca en una vía de varios carriles, con un incidente relativo a la circulación. 

Fue un sueño normal hasta que entró en escena otro personaje. Vamos a explicarlo de esta manera: de ser una trama, es el elemento disruptor que por causas diferentes a la de historia (en la historia yo estaba preocupada por los falsos médicos y unos pacientes confían en ellos, todo ocurre en una misma casa. Ahora imaginad que a esa casa llega un delincuente que huye de la policía y decide esconderse ahí. Con una pistola. Esta historia nueva afecta a otra que se estaba desarrollando. Es una manera de crear más compleja que la que uso yo estando despierta) Dicho personaje irrumpe en la historia. Y es fuerza mayor. Yo lo sé y me asusta, así que trato de reconducir la trama por donde debe ir: denunciar a los dos médicos.

Pero sé que el otro puede acabar con todo el sueño.

Y es ahí... es en ese instante....Donde comprendo que es un sueño.

Pero no me despierto.

Cosa que nunca pasa.

Queda por unos momentos relegado el tema de "estos doctores son falsos doctores" y "quieren enriquecerse a toda costa", porque cuando intento avisar a una paciente... cruza la escena un gato (que distrae) y acto seguido este desconocido irrumpe. Y no me deja completar mi misión.

Amenaza a los personajes.

Intento seguirle la corriente. Y acabo subiendo unas escaleras hacia la azotea de esa construcción. Cuando llego a la azotea no doy crédito.

Los árboles. La luna. El viento. El paisaje. Las luces. El reflejo. Todo.

"No puede ser", pienso, "¿qué mente es capaz de soñar esto?"

Mirad, internautas, era real. Y yo no soy capaz de crear tanta perfección. Yo (conscientemente) no estaba pensando en el viento. En los arboles. El reflejo de las luces en el agua, la hierba. Miré a todas partes. Puse a prueba el sueño. Todo era real. Hasta los olores del aire, el tacto. Todo. Yo no puedo crear esa luz. 

"Dios mío, ¿y esto es un sueño?"

Es que era imposible.

-¿Por qué es imposible? -me preguntó el personaje.

No contesté. 

-¿Por qué te asombras?

A eso sí contesté:

-Porque parece real. 

-Es real.

A ver, vamos por partes. No contesté porque pensé "él no debe saber que esto es un sueño".

-Yo no lo he creado. Nadie puede crear tanta perfección.

-No hace falta. No se trata de crear, se trata de percibir. ¿Quién lo percibe?

Fruncí el ceño.

-¿Es diferente lo que te permite percibir el mundo cuando sueñas?

¡¿¿Qué??!

Miré al desconocido. 

"La vida podría ser esto mismo!" pensé. Me explico: si lo que tengo delante es real pero no lo es, entonces cuando estoy despierta lo que tengo delante vete tú a saber qué es. Porque para poder averiguarlo solo tengo mi cerebro. Y yo sabía que nada de esa azotea y de ese paisaje era real y os doy mi palabra que lo era tanto como mi teclado. Nos movemos en terrenos peligrosos. Yo sé que la mente es peligrosa. 

-El mecanismo es el mismo, por eso esto es tan real.

Iba a contestar pero vi un globo. En el cielo. Seguramente, un juguete perdido. Lo vi bajar lentamente hasta la azotea. Había una verja negra, si se tocaban, explotaría.

-¡Vete! -grité al desconocido.

Si explotaba cada personaje del sueño tomaría el ruido de una manera. Y, de todos ellos, él era el único que iba armado. Recordad la trama del inicio. Era una disputa. Doctores que no eran doctores, unos pacientes a los que yo quería avisar.... y él... que llegó allí por otras causas y tenía un arma.

-¡¡Vete!! ¡Fuera! 

Eso le grité. ¡Vete!

Y lo empujé de nuevo a las escaleras. De ahí, al pasillo y entonces alguien me agarró. No sé porqué. 

-¡Márchate! -le grité.

Intenté soltarme de alguien que a su vez intentaba que yo no tocara a este otro personaje. 

-¡Vete!

Y el caso es que al empujarlo, por pura casualidad, pasamos por delante de un espejo del pasillo.

Y el rostro que vi en el espejo era diferente al que tenía el personaje.

Me solté del que me sujetaba lo justo para empujarle de nuevo contra la pared, junto al espejo y pararnos allí. Yo conocía ese rostro, el del reflejo, pero no sé de qué. Ni siquiera era... (perdonad que sea tan extrañamente misteriosa) de mi raza. Es raro conocer a alguien al que no conoces de nada. Pero era así. Miré el espejo y le miré a él completamente perpleja. Y le solté.

-¿Quién eres? 

-Quiero ayudarte.

Menuda respuesta.

-¡¡¿Pero quién eres???!!!

Yo no dejaba de mirar a su rostro, y al espejo, y de nuevo a su rostro. ¿Cómo puede una persona ser un ser humano y otro ser humano... a la vez? ¿Por qué tenía otra cara en el sueño? ¿Y por qué yo le conocía?

No entendía nada.

-Cuando miras a alguien no ves quién es en realidad -me dijo este desconocido-, no puedes. Para saber quién es alguien, fíjate en cómo te trata.

Y me desperté.

¿¿??

Muy bien, subconsciente. Tomo nota de la magistral lección sobre que la realidad y todo cuanto hay en ella podría ser cualquier cosa o no ser nada en absoluto pero que la percibimos así. Tomo nota de que el problema o el quid de la cuestión no está en "quién lo ha creado" sino en el "receptor". Temas ya de por sí profundos. Y en cuanto a que me fije en las conductas de la gente porque usando los ojos no puedes saber quiénes son...  Abre un debate arduo sobre la identidad de los seres y su relevancia (¿somos algo fijo?) que no hemos podido debatir en el sueño. De todos modos, lo considero innecesario. Yo no le he preguntado al Mundo que quiénes son las personas que me rodean. Yo me he quejado al Mundo por la ineficacia, el cortoplacismo y otra serie de cosas más... y la respuesta es este sueño.

Universo, me has respondido a preguntas que no he hecho.

Pero no tiene importancia porque voy a prepararme un café y a hacer taichí. Y, además, ya me he olvidado de ese señor del sueño. Seguro que alguien a tres mil kilómetros ha soñado hoy con una bella azotea, y con una chica confusa y estará pensando: "Vaya, ¡otra vez esa chica! ¡Me pregunto quién será!" 

🤣 En fin. 

No puedo quejarme... una vez soñé con Einstein en un Observatorio. No me dijo nada, pero señaló un cartel con una frase. En el cartel ponía: "Nunca pierdas la capacidad de asombrarte, solo los niños y los genios la tienen".

Yo no sé si Einstein dijo esa frase alguna vez, pero os doy mi palabra de que es uno de los sueños que he tenido que más me han gustado. Fue genial. Y no hablamos, solo señaló el cartel. Yo estaba allí, en el observatorio, con curiosidad. En fin. 

¡Saludos! 





0 comentarios:

Publicar un comentario

 

 

 

Creative Commons License
contador de visitas para blogger por paises