Pero qué puñetas es "Coso"??
Tengo que tirar una botella de aceite... que se está acabando. Y le digo a mi "yo interior"
-Bueno, pues esto se pone boca abajo en una taza -pienso, para mí-, y así no se desperdicia.
(********)
Eso es Coso.
-Hombre, pues al precio que va el aceite -respondo mentalmente-, ya me dirás. ¡Por no hablar de que contaminas! ¡Tú hazme caso! ¡Se pone boca abajo y se deja escurrir!
(********)
-Pues porque así no me siento culpable, ¿¿vale?? -le contesto, en pensamiento-, y si me apetece hacerlo, ¡pues lo hago! Se pone boca abajo y se cae hasta la última gota...
Coso no usa palabras. Debe ser una parte del cerebro que va sin palabras. Muy rara vez las usa, cosas tipo "cuidado con el coche blanco" o .... bueno, a veces las usa pero pocas veces.
Lo malo es que dice la verdad.
Y como es imposible... imposible... es imposible... salir del garaje en cuesta... es decir... venir de la planta ¡menos dos! y salir por una salida en cuesta, sin visibilidad, a una calle por la que jamás pasa nadie y....
Y que gracias a ir despacio no te comes a un coche blanco que cruza por delante de tu morro sin saber que hay existe una salida de garaje....
...
Generalmente, no habla.
Pero yo le entiendo.
Lo que no entiendo es como sabe las cosas que sabe. Una vez, le dije a mi novio:
-¿Quieres verlo? ¡Mira!
Levanté la mano, dije un número... y gané unas entradas.
Imaginad la cara de mi novio.
¿Cómo funciona?
No lo sé.
¿Es solo casualidad?
... yo sé lo mismo que vosotros.
Total, que cuidadosamente pongo la botella de aceite en una taza, boca abajo. Y me olvido de todo el asunto.
Hoy al llegar a casa, pienso:
-¿Ves? Y ahora a recoger tu premio. Como has puesto boca abajo el aceite, ahora puedes aprovechar... sabiendo que has hecho lo correcto y no desperdicias aceite y...
Levanto la botella, miro la taza.
Nada.
-???
Ni gota de aceite.
Frunzo ceño.
-Pero... ¿no quedaba nada? Si lleva escurriendo un día entero... -pienso con extrañeza.
Observo que sí queda aceite en la botella.
¿Es mágica?
No.
Entonces me doy cuenta.
-¡JAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJA!
Aún tiene puesto el tapón.
-¡Jajajajajajajajajajaajajaj!
Estas son las cosas de Coso.
Y ahora os sigo contando....
(ya he vuelto)
¿Sabéis? Me resulta un poco extraño que yo haya dejado una botella "a escurrir" con el tapón puesto, la verdad...
Bien, experiencia número dos: decido tirar todos los frascos de cristal que andan por la cocina al contenedor de vidrio.
Como no suelo tener frascos de cristal, me molesta bastante verlos por allí. Tomo en las manos el de salsa de soja, lo meto dentro de uno de espárragos, a su vez, ese lo coloco sobre otro de conservas y es entonces cuando me doy cuenta de que falta uno más por llevarme. Otro idéntico, de espárragos.
Y pienso: "Bueno, pues te llevas todos juntos"
Hago una montaña peligrosa y me dispongo a salir de casa.
Luego os contaré lo del vecino.
Antes de salir, me digo:
"Y este también".
(*******)
En su lenguaje, esa parte de mi mente me ha preguntado que por qué todos a la vez.
Y yo respondo:
-Hombre, porque sí -mentalmente-, porque hay que llevárselos.
(*******)
No os lo puedo traducir. Vendría siendo... ¿por qué... juntos... cuando es ciertamente peligroso?
A lo que yo respondí en estos términos:
-No quiero ver un solo frasco de vidrio por la casa, ¡es un coñazo! ¡Los voy a bajar todos a la de ya! Esos frascos son horribles ¡y ya está!
Nada más entrar en el ascensor ocurre lo siguiente: voy haciendo equilibrios y encima un vecino llama. Él no tiene la culpa, claro. El ascensor se para. El vecino, al ver una chica con cinco frascos encajados en una montaña entre sus pequeñas manos pues se sorprende.
-Hola.
-Hola.
-¿Vas cargada, eh?
clin-clinc-clan-clunc.
Jo, qué vergüenza.
Llego a la calle, tiro los frascos. Vuelta al ascensor. Estoy subiendo y pienso: "Se acabó. ¡Ni un solo frasco más en esta casa!".
Abro la puerta y.... ¿qué me encuentro sobre la mesa?
Un frasco.
No doy crédito.
En serio... cual película de terror. Os lo juro. Allí, plantado. Solitario. Enfocado con fuerza. Abres la puerta... y pum
¡Jajajaja! (esperad, se oyen ruidos en la cocina... me parto!!!)
Claro, semejante plano corto frontal del frasco ocupando todo el plano visual. Solo. De pie. Casi diría que mirándome...
-¡JAJAJAJAJAJAAJAJAJA!
¿¿¿Cómo puñetas has llegado hasta ahí????
Y, experiencia número tres. Esta es la mejor de todas.
Tengo un día de locos (ni os imagináis) y suena el teléfono:
Seur: buenas tardes, hemos vuelto a perder su paquete.
Ojo. La clave es: "hemos vuelto".
De nuevo.
Por segunda vez.
La primera todo fue enfados, llamadas, protestas, quejas... un lío. Acordaron entregarlo en un punto de recogida. Y no llegó. Y hoy me llega un mensaje: "Mire, lo hemos perdido".
Estupendo.
Colosal.
Misma hora que el día anterior. Todo igual.
Solo que esta vez, me digo:
-Bueno, calma. Llego a casa y lo reclamo. Tranquilamente.
(********)
De nuevo, Coso habla.
-Porque no es grave -contesto mentalmente-, no pasa nada. No voy a repetir lo de la otra vez. Es mejor, con calma, llegar a casa, y contactar de nuevo con atención al cliente. No es nada grave.
(*******)
Entro en casa.
Mi yo interior ha preguntado que si no voy a enfadarme como ayer. Lo pregunta con interés.
-No.
(*****)
Eso es un ¿por qué?
Pienso:
-"Pues porque estas cosas... enfadarse no sirve de nada. Es mejor, con calma, con amabilidad, explicar lo que ha pasado a los de atención al cliente. Ponerse de los nervios no sirve de nada. No va a cambiar la situación"
(***************)
Esto sí os lo puedo traducir:
(¿Dónde has aprendido eso?)
Esa es la pregunta de Coso.
-No lo sé -respondo mentalmente-, supongo que les pasa a todos los seres humanos cuando maduran.
Tal cual pienso eso, internautas, abro la página de "Atención al Cliente" y justo en ese instante suena mi móvil.
Y ahora me decís si Coso existe o no.
Miro el teléfono:
Buenos días, hemos encontrado su paquete y está listo para que lo recoja.
Tengo el dedo sobre la tecla de "contactar por chat..." en quejas y reclamaciones, en la página... a punto de pulsar y me llega un mensaje... de que milagrosamente han encontrado el paquete....
.... En fin.
Supongamos por un momento que Coso existe. A la luz de las pruebas... Se dedica a susurrarme cosas de otros seres humanos que jamás podría saber, a avisarme de cosas que no están a la vista... y a dejarme frascos por la casa... solo porque yo le digo que para que la casa sea perfecta debe estar libre de frascos.
A ver, Coso, querido, ¿podrías dejar de jugar al escondite?
A no ser que des miedo. Entonces sigue escondido.
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