En el que mi compañero me pregunta que qué me molesta.

 


Voy a responderte por escrito, aunque tú no lo sepas.

Me molesta sentir de manera instintiva a los demás y que ellos no lo hagan. Me molesta la falta de empatía, y saber cosas que van a pasar, y pasan... y la condescendencia a la que tengo que recurrir. Me molesta la mala intención, el afán de pisar a otros para salvarse, en lugar de optar por la cooperación. Me molesta no saber las causas de sus decisiones.

¿Quieres que te ponga un ejemplo? Mira, es muy sencillo, cuando estoy en la cola del supermercado, instintivamente dejo espacio con el de delante y el de atrás. Coloco las cosas en la bolsa, mientras la cajera las pasa porque me siento identificada con la clienta que va a continuación y sé que debo liberar el espacio cuanto antes para que ella tenga el suyo. ¿Sabes qué me molesta? Me molesta la señora o señor (suelen ser chicas y jóvenes) que paga y no mete las cosas en su bolsa, se demora... y la cajera agarra las mías con sus manos y no sabe dónde ponerlas. Me molesta la falta de visión. La cajera a la que se le caen mis artículos, la chica que deliberadamente tarda más. El caos tan sencillo de evitar. Sólo hay que mirar. 

Me molesta quedarme callada. Si bien en una ocasión le dije a la cajera: "Perdona, ¿te importa parar o vas a dejar que mis cosas sigan cayéndose al suelo?" Porque me parecía exagerado.

¿Tan difícil es de ver? ¿Os cuesta tanto? ((humanos)) ¿Por qué no es instintivo?

¿Sabes cómo lo arreglo si me enfado? Es fácil, hazles lo mismo. ¿La chica tarda? Tranquila, haz amago de elegir uno de sus productos... entonces, sí, repara en ti. Te mira, y ves en sus ojos: "Yo es que no quiero que me apresuren".

Claro... y estás sola o solo en el Mundo. Tú solita, nadie más. Tírate cinco horas colocando despacito la compra dentro de tu bolsa. Paralízalo todo. Pero eso sí, porque ya no estás en la cola, ¿correcto?

Entras al metro y te sientas procurando no molestar, pero otro viajero te da con el bolso en la cara. Y piensas, "no sé... quizás mirando el móvil no se da cuenta". Todos los seres humanos mirando el móvil. Como zombis. 

Vale. Toses. Carraspeas. "Disculpe...". Ni caso. "Oiga, su bolso".. Nada.

El ser humano de al lado mete el codo en tu espacio. 

De acuerdo. Mira qué fácil. Te levantas y cedes tu asiento a un señor o señora que ocupa el doble que tú. El ser humano de al lado despierta. "Uy, ahora estoy incómodo". Lo miras y pones los ojos en blanco.

¿Ahora sí? 

Me dijiste algo sobre las expectativas.

Y tienes razón. 

Pero lo que me deprime es la falta de inteligencia.

¿Sabes que una de las características que mis amigos, y el actor, y casi todo el mundo que me conoce me dice que tengo es que me encanta escuchar?

¿Crees que eso lo saben las personas que nos rodean? No.

¿Sabes por qué? Porque no escuchan ellos.

¿Quieres saber otra cosa que me molesta? La falta de precisión en las palabras.

-¿Sabéis si aunque no reciba el correo la tarea se realiza?

Respuestas:

-El correo es blanco.

-El correo llega de París.

-Ayer un elefante blanco iba en el correo.

-Jo, XX, que tonterías preguntas...

¿Sabes qué me dirías tú?

-No.

-Sí.

Porque es una pregunta de Sí o No. Y "el correo es blanco", "el correo llega de París" significa: "No tengo ni idea de lo que Eva me está preguntando". Y me canso. Y me aburro. Y si la pregunta parece tonta pues estupendo.

Y doy un paso atrás.

Y veo como cien voces discuten sobre el elefante de París que venía en el correo.

Y ninguna de ellas responde a la pregunta.

Se llama precisión. 

Hay que escuchar, primero. No interrumpir al de voz más débil, al de energía más baja. Y eso sólo haces tú.

Así que eso es lo que me molesta.

Me molesta ver que un hombre me empuja en el bus y tener que preguntarle:

-Disculpe, ¿va a poder pasar con esa barra ahí en medio? Es que yo puedo apartarme, pero la barra metálica no.. No sé si su idea es empujar a la señora o... quizás si yo me aparto más. ¿Cabe si le dejo colarse por este lado? Dígame si se puede colar bien, por favor. Porque quiere usted colarse, ¿no? Pase, adelante...

Y ver su cara.

Primero se sorprende. Luego en línea con su pensamiento, actúa. "Sí, gracias, sí, quería colarme". Adelante, no se corte. "Tenga cuidado con la barra lateral, porque esa sí que no la podrá saltar".

Me cansan.

Quizás si lo practico me llegue a hacer gracia. Por ejemplo:

-¿Oiga, perdone, la compra es suya? Como la ha puesto encima de la mía... no sé, esto es mío, ¿verdad?

Y ver su cara. En este caso real, la señora dijo: "ah, es mía" y le pregunté: "¿seguro? es que está mezclada con la mía... no sé porqué será" y entonces ya se puso nerviosa y lo entendió. Y dejó de colocar las cosas encima de mis productos.

Pero no suelen pillarlo. 

No, los humanos entienden mejor los gritos. Que te enfades y te pongas a montar un pollo. De eso la sociedad sí entiende. Es desesperanzador.

Y ahora vamos a lo contrario.

¿Quieres saber qué me da esperanza? ¿Qué me alegra? Que tú seas capaz de escuchar como escuchas. Que te interrumpa un extraño y le des espacio. Me alegra cuando actúas con compasión. Cuando veo gente que facilita a otros, y también lo veo a diario. Me alegra cuando no hay conflictos en un cruce.

 Siempre que un ser humano ayude al conjunto yo siento felicidad. Y, si te soy sincera, no sé bien porqué. Algo en mi interior me señala que es síntoma de inteligencia. Como especie. Y en eso confiaba...

Antes.

Así que ya sabes qué me molesta. 

Nunca te he contado una de las anécdotas más tontas y sin embargo relevantes, a este respecto, que me ocurrió con una persona en el ámbito laboral. Argumenté durante diez minutos mi postura. Recurrí a aspectos legales, a aspectos formales, a la lógica, al análisis de riesgos.. a todo. Y esa persona no dijo una sola palabra. Acabada mi exposición, él contestó:

-Todo eso está muy bien, pero...

Y dio un único argumento.

Se produjo un silencio.

En dicho silencio yo varié radicalmente de postura. Abandoné todo lo legal y propuse un escenario de interés económico.

-¡Jajajajajajaja! -mi contrario se echó a reír, no de forma negativa, de hecho fue hasta cortés.

Y dijo una sola frase más.

Eso es elegancia.

Todavía hoy valoro cómo esperó con respeto a que yo expusiera todas las razones por las que debía hacerme caso. Y su respuesta fue una razón de peso.

Eso es un diálogo.

Voy a terminar con algo "un poco friki". Hay una novela de William Goldman en la que un espadachín llamado Íñigo Montoya se enfrenta a un héroe llamado Roberts (O Westley, según lo mires). El diálogo entre ambos es maravilloso:

-Parecéis un buen hombre... lamento tener que mataros.

-Vos también parecéis un buen hombre, lamentaré morir.

A partir de aquí se ponen a discutir sobre defensas y ataques. "Qué bueno sois, ¿es la defensa Agripa?", "sí, y vos usáis a Capo Ferro",  "Naturalmente, pero creo que Thibault anula a Capo Ferro..."

Uno termina diciendo que no es zurdo y gana terreno hasta que el otro contesta: "Yo sé algo que vos no sabéis...¡Y es que tampoco soy zurdo!"

Felices sueños. 



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