En el que el viajero vuelve a la ciudad -Cuentos del niño mensajero.

 Como la Alcaldesa no paraba de llorar, no levantaba la cabeza, no salía de casa y todo era tristeza, desesperada, el niño que llevaba las cartas vio como levantaba el teléfono y llamaba al Viajero.

Ya no hay Muso. No quedaba otra.

Pero cuando Nelly colgó y miró al cartero, el rostro de este era una máscara de severidad y tuvo miedo. A él no le cayó bien...

-No dije que no me cayera bien,... dije que no se quedaría.

-Bueno.

El cartero sacó una carta de su bandolera y se la dió.

-Anda, léela, es del Viajero.

-¡Qué rapidez!

"Me gustaría pero tengo este fin de semana complicado. Aunque, si quieres, podemos meditar a distancia"

La llorosa alcaldesa dejó de llorar.

-¿A Distancia? -preguntó al cartero-, ¿y eso cómo se hace? ¿Cierro los ojos y ya está?

El cartero extrajo otra misiva de su bolsa y siguió leyendo en voz alta: 

"Sí. Observando la respiración y el ruido mental. Trata de frenar ese ruido mental, no le hagas caso a tu ego".

-¿Y qué es el ego?

-¡Ay, no! -Memphis, la científica de la ciudad, apareció de pronto y puso los brazos en jarras como superman-, ¡Ay, Nelly, por favor, ¿otra vez? ¿No te han hecho ya bastante daño?

Nelly se asustó.

"Reduce el ego y el apego porque no eres tú... son adiciones contaminadas".

Nell miró al cartero. El cartero miró a Nell. 

-Sigue.

"Ese ego no eres tú. Ese apego no eres tú".

"Son como nubes negras del cielo que están ahí, son pasajeras porque las nubes negras no son el cielo azul. Aunque parezca que son lo mismo".

-Qué casualidad -pensó Nelly mirando hacia el cielo y dijo:- ¡Sí, como hoy! ¡Está todo nublado!

"El ego y el apego es temporal y no eres tú".

-¡Ya! ¡Pues me gustaría saber lo que es ella en este momento! -gritó Memphis-, ¡es una humana triste y llorosa! ¡Eso es lo que es! Tanta palabrer...

El cartero alzó la mano y Memphis se quedó muda.

Y se quedó en silencio la ciudad entera.

"Apego a ese que admiras es algo temporal por sensación de soledad y anhelo de sentirte arropada y protegida y de recibir enseñanzas".

Memphis no dijo nada. A Nell se le llenaron los ojos de lágrimas.

"Es una nube negra pasajera"

"No es tu mente".

-Ok.

-Mente es clara y despejada de nubarrones -siguió el cartero-, observa el apego y el ego, todos los demás están igual, y a ese grupo de venenos mentales se les llama "ignorancia". Se ama a todos los seres pero se ataca su ignorancia para que se den cuenta.

-No entiendo...

"Se ataca y critica sus nubarrones pasajeros para que ellos mismos los despejen, que es lo que creo que hace él contigo. La compasión por todos los seres es el cielo azul".

-¿Tú crees?

No hubo respuesta.

El cartero guardó la carta.

Nell dejó de llorar.

-¿Estas mejor?

Ella asintió.

El niño miró al cielo repleto de nubarrones y se frotó el entrecejo.

-Por hoy es suficiente. Descansa.

Y Nelly dejó de llorar, dejó de estar triste, le mandó este cuento al ya no Muso y se puso con sus otras tareas. 

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