Gandalf


Una vez terminé con los libros de casa, del colegio, y de la vecina (todos los de niños), y también con los de la biblioteca de clase, le propuse a la profesora de lengua empezar El Señor de los Anillos. Me dijo que si elegía ese título, me eximía de leer ningún otro libro durante el resto del curso, y añadió además que "no lo terminaría".

Yo soy muy obstinada.

Ya había acabado con Fray Perico, Los Recreos del pequeño Nicolás, Los Secretos de la Gata Nieva, Un duende a rayas, Konrad, Los Hijos del Vidriero, Cinco Panes de Cebada, El Fabricante de Lluvia, La señora Frisby y las ratas de Nihm, El Ciclo de las Tierras (buenísimo!), La Leyenda del Conde de Patrácoras, etc. etc.

Recuerdo que después de jugar, reír, hacer los deberes y todo eso, me sentaba a leer. El libro de Tolkien era el más grueso del mundo. Recuerdo las hojas finas y recuerdo tres páginas para describir un barril. 

Tolkien era muy meticuloso.

Como era muy joven, la lectura de ese libro entonces y ahora, habría sido diferente. En aquel momento me encantó Légolas. Por la frase: "andaba por el bosque sin hacer ruido". Esa fórmula, Tolkien la usa en El Hobbit, pero lo dice de Bilbo. De lo que deduzco que le encantaba también. Sus protagonistas "favoritos" andaban por el bosque sin hacer ruido. Hay cosas de Bilbo que son de él. Por ejemplo: aficionado a mapas y runas. En los libros, a veces, se ve al autor. Ves lo que le gusta y lo que no. 

Décadas después salió la película de Peter Jackson y yo me pregunté por qué el director odiaba a los elfos. Pues... en ningún lado sale que sean rubios de bote con las cejas negras. Pero en fin... va en gustos, supongo.

De los elfos se decía en el libro que eran seres en armonía con la naturaleza. 

Odié en su día a Boromir, no entendía a Trancos, Frodo... me parecía un sufridor y Sam..., Sam era fiel. No supe entender a Boromir, y tampoco entendí que el único poder de Frodo era que su corazón era el único capaz de soportar el anillo. En realidad... a Frodo no es difícil comprenderle. Ve a todos dándose palos por un poder que... como no le interesa, en realidad, pues lo puede sobrellevar.

Por algún extraño motivo... sentí una gran simpatía por Faramir. Y eso que sale más bien poco.

Cuando casi acabé el libro quise escribir un trabajo pero la profesora me dijo: "No, no lo has terminado aún". Así que seguí hasta el dichoso Eldamar. Y llegué a clase y dije: "¿Mueren?" y ella dijo: Sí.
Lo que es terriblemente injusto.
Se van, ... abandonan estas costas... se dirigen a "La Tierra del más allá..." donde sólo serán un recuerdo. Pero también inmortales.

Tras un trimestre con estos personajes, abrí El Hobbit. Y no había leído ni veinte páginas cuando lo deseché. Después de todo lo vivido, un par de trolls y un dragón eran más bien poca cosa. "Esto es para niños" (once añitos, tenía, jajaja) y lo deseché. 

Pues mira, más de veinte años después el libro me da una lección.

Gandalf me caía fatal. Y de eso va esta entrada.

Es algo que no entendí, en su día, así como Aragorn, o Trancos, era un tipo que me causaba mucho respeto (no tenía pinta de saber bromear), el mago era... en cierto modo, áspero. Pero no tenía motivos para caerme tan mal como me caía. 

Fue unos quince años después de leerlo cuando, en una comida familiar, alguien dijo:

- ¿No te cae bien Gandalf, Nelly, y no sabes por qué? Y si yo te dijera que Gandalf no se pierde... sino que no tiene memoria de este lugar.

- ¡Jajajaja!

Me entró la risa y comprendí. Es verdad que, frente a las minas de Moria, me pasó que noté como un salto en el ombligo, cuando Frodo simplemente se levanta y dice "¿cómo se dice amigo en elfo?". Veréis, el mago llevaba allí parado horas, probando sortilegios complicados y el asunto era mucho más sencillo. Me reí del pobre Gandalf. De hecho, pensé algo así como "te está bien empleado".

Gandalf no se pierde... es que no tiene memoria del lugar.

Gandalf nunca llega tarde... ni pronto... llega cuando tiene que llegar.

Sí que me gustaba mucho la escena de él con Pippín en Moria. Eso de "tírate tú la próxima vez, Peregrin Tuck, y líbranos de tu estupidez". Yo me rio mucho con eso. Pipín sí me gustaba. Su amigo, no. Pero Pipín sí. En general, los personajes humildes. Este era un poco trasto, pero humilde. Parece que no vayan a cambiar el curso de la historia y sí lo hacen. 

Gandalf... no era humilde. Precisamente.

Bien, aclarado este punto, pasan muchos años y comienzo el Hobbit hace unos días y me engancho de tal manera que literalmente, el tiempo vuela, y salgo de los vagones de tren de un salto porque con la cabeza metida en el libro casi me paso de estación.

 "¿Cómo es posible?" pienso. 


Y donde antes odiaba a Gandalf, ahora me encuentro con esto:

- ¡Buenos días! -saluda Bilbo. Y eso quería decir justamente eso: buenos días.
- ¿Qué intentas decirme? -responde Gandalf-, ¿que es un buen día? ¿Que me deseas buenos días? ¿Que será un buen día aunque yo no lo quiera o que tú quieres que lo sean para mí?

((estupor=))

A quién me recuerda esto.... 

¡jajaja! me río.
((a ver si lo averiguáis)

Y sigo leyendo y Gandalf se marcha. Y el narrador dice: "no les había dicho si se iba a implicar en la aventura o si solo les iba a acompañar un rato. Cuando estaba, hablaba y reía como el que más, pero de pronto, ¡simplemente no estaba!"

Y yo, leyendo sobre la colcha de cuadraditos de colores, pienso: "ay ay ay... es que me recuerda tanto a...."

Y de pronto, Gandalf vuelve y les salva. Y Bilbo dice:

- ¡¿Dónde estabas?!

Y pienso: "Bilbo está enfadado. Y con razón. Yo a esto lo llamaría "abandono".
Levanto los ojos del libro y veo el rotulo de una estación. Tengo que leerlo tres veces pues, ¡no es posible que ya haya llegado! Salgo por la puerta del vagón cuando va a cerrarse. 

Y Gandalf contesta:

- Fui a mirar adelante.
- ¿Y qué te hizo volver?
- Mirar hacia atrás.

jajajaja!

Pero bueno. Cierro el libro. ¡¡¡Pero si es el Muso!!! Esa forma de enredarlo todo, es clavadito al que me enseñaba Dharma. Igual. No sabes si va o viene. Si está o no está. Cuando está, te da unos sustos que para qué. Y luego (y esto es lo que más odiaba de niña) parece que lo sabe todo y no comparte nada.

¡¡Eso es!! ¡¡Eso es lo que no soportaba de Gandalf!!

Mira que me cae mal.

Lo malo de todo es que ya no me cae tan mal como antes. O sea, en este libro, el narrador dice que es sabio. Es un mago sabio. Pero... se enfada. ¡Se enfada de una manera! Y cada vez que se enfada o está de mal humor (que lo está) yo me alegro. Se que suena fatal pero... al menos así parece humano. Y luego tampoco entiendo porqué se enfada.

A decir verdad, no entiendo nada de él.

¡No sabéis lo que se parece al Muso! (al que yo llamaba Muso)

Oh, cielos, ¿estaré enganchada por eso al libro?


Me tengo que buscar otro héroe.



0 comentarios:

Publicar un comentario

 

 

 

Creative Commons License
contador de visitas para blogger por paises