El despecho y el sueño.


Interesante serie de casualidades me han hecho descubrir (asomarme, más bien) a cómo funciona nuestra mente durante el sueño. Me despertaron los gritos de una vecina (habitual) y justo estaba procesando un montón de frases, entre ellas una del Muso, que decía: "¿Ni siquiera con la tarjeta de Carreour?". 

Volví a quedarme dormida, otro montón de frases y situaciones, entré en duermevela, lo mismo...me desperté. Me levanté. Mientras me lavaba los dientes me asaltó un tremendo despecho.

"En realidad, le caes mal y se reía de ti. ¡Todo el tiempo! ¡Mira que eres idiota!"




No hace falta ser un genio en psicología humana para entender que esto hace que te pongas triste.
Y mientras escupía el enjuague bucal, me enfadaba más y más.
Despecho.

El despecho es algo muy absurdo. Es decir, me paré, respiré hondo y me dije: "¿Tú eres consciente de que el problema es tuyo, verdad?"

Mi parte sin palabras contestó, algo que traducido sería "luego ves normal que no haya reacción a lo que hacen los otros. Ahora vivimos en un mundo sin consecuencias..."

Vamos a enfocarlo así. Si yo le regalo a alguien un ramo de flores (me ha pasado a la inversa) o un viaje (me ha pasado a la inversa) y luego esa persona.. se enfada... ¿No es absurdo? Es decir, ¿me regalas algo, sin interés y luego vas y me lo echas en cara...? Esas situaciones son ridículas e inaceptables. Hasta ahí, ¿ok? (*con inaceptables me refiero a no sostenibles y bastante fáciles de comprender por mentes básicas)

Sí.

Bien, entonces, si tú regalas admiración, respeto,  fé, confianza... y todo lo que tu quieras... ¿te enfadas luego con la persona a la que se lo has regalado? 

Bien! mi cerebro lo va pillando.

Pero sigue enfadado. Eso se llama, despecho.

Mientras me echo la colonia en un brazo pienso: "¿Y no sería mejor estar libre de todo eso?"

Me miro al espejo.

"Es decir" pienso para mí "puedes sentir esto o puedes... dejarlo ir y ya está. Lo aceptas. No pasa nada. Pero no te hagas mala sangre porque resulta que le caías mal, o bien, o se reía de ti, o tú ves a Buda/Dios en cosas que... ¿me explico, no?" Él no tiene la culpa.

Algo salta en mi estómago. Algo que dice "lo estás simplificando". 

Pero, ¿prefiero tener o no tener este sentimiento? "¿No te gustaría más tener una mente liberada?"

De pronto... se esfuma todo el mal humor. 

¿¿??

¡Anda! jijiji.
Y claro, me doy cuenta que a una mente liberada no le importa mucho lo que sentía cuando no lo estaba porque... está liberada.

Me acabo de poner mona y me voy a trabajar.

Lo malo de todo esto es que, si le viera, se me caería todo como un castillo de naipes. No importa lo muy enfadada que esté, es que... es como las nubes y el sol. De repente sale y te olvidas de la tormenta.


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