El Fantasma -Cuentos del Niño Mensajero.

- Necesito hablar contigo -dice Nelly a la oscuridad.
- Lo sé.




Es de noche en la Ciudad de los Cuentos. La Alcaldesa está sola. Hace horas que ha cerrado el Ayuntamiento. Es una noche de vendaval, en la que da gusto estar en casa. Pronto el reloj de la plaza dará las doce. Un gato sigiloso que ha salido a pasear, lo mira.
- Tengo el estómago revuelto... ¿a qué se debe? -pregunta a la oscuridad.
- A que me siento invadido.
- Ah.
Tiene lugar una pausa. Nelly se pregunta qué tendrá que ver ella con lo que sienta ese fantasma. Debe tener un gran poder. Seguro que sabe muchas cosas.
- ¿Tú sabes por qué me pongo siempre tan nerviosa?
- Claro.
- Oye, las canciones de ese lado del blog... chico, parecen premonitorias.
- ¿No me digas?
Nelly sonríe.
Presupone que el fantasma da vueltas por la habitación. Intrigada, le pregunta:
- ¿Sabes lo que va a ocurrir?
- Eso no puedo decírtelo.
- ¿Por que no lo sabes?
No hay respuesta.
De repente, cambia de tercio:
- ¿Qué pasa con el Viajero?
- Sólo le interesa una cosa.
- ¿El Muso?
- Un benefactor.
La alcaldesa se queda callada.
- Siempre un benefactor... ¿Quién eres? -pregunta al silencio.
No hay respuesta. Al cabo de un rato:
- Lo sabes.
- Pues no, no lo tengo claro. ¿Eres... quién puñetas eres?
Sólo silencio. Soledad. Siente la habitación vacía.
- ¿Por qué vas y vienes? ¿No me respondes?
- ¿Qué quieres que te diga?
- No sé... por ejemplo... si eres un pensamiento... o algo así.
- Estoy contigo desde tiempo inmemorial.
- Ah, genial. Pues eres...¿una inspiración incorpórea?
- Te enseñé lo que era la muerte.
Nelly se queda congelada. Recordaba aquel día. Recordaba haber mentido porque su cara dejaba entrever una seriedad y una tristeza nunca vistas...
- ¿Eres real?
No hay respuesta.
- Oye, te hablo en serio. ¿Quién puñetas eres?
- Lo sabes.
- Pues de ahí no salimos -dice resuelta la alcaldesa.
Todo fantasma debería tener un nombre.
Igual a Stephen King le interesa aquella voz sin cuerpo. A lo mejor, se dice mentalmente, podía meterla en alguna de sus novelas.
- ¿Dónde estás?
- Lo que de verdad quieres preguntarme es ¿qué veo?
- ¿Y qué ves?
- A ti.
Nelly, enfadada, se acerca a la pared del consistorio.
- ¿Ah sí? ¡Pues toma! -acciona el interruptor de luz-. ¡Se acabó el misterio!
En la habitación, sin embargo, no hay nadie.
- Vale, estás empezando a asustarme.
- ¿Quieres que tire el cuadro de los girasoles... como la otra vez?
- Oye, no tiene gracia.
Tras pasear arriba y abajo, la Alcaldesa se rasca la nariz.
- ¿El viajero te ve? -pregunta.
- Me presiente.
- Entiendo... ¿el Muso te ve?
Algo parecido a una risa inunda la habitación.
- El Muso es distinto.
- ¿Por qué? ¿Qué tiene de distinto?
- Pediste un maestro.
- Sí, ya... pero... pero.... -Nelly se queda callada. Se da cuenta de que no tiene nada que objetar a semejante afirmación.
- Me voy... ya... piensa tu última pregunta...

Intrigada, la alcaldesa le da vueltas y vueltas a la última pregunta. ¿Qué preguntarle a un ser incorpóreo que mueve cuadros y sabe cosas?
El maullido de un gato le pone la piel de gallina.
Y sólo se le ocurre una pregunta:

- ¿Cómo es Saturno?

No se le ocurre algo más sensato. No espera obtener respuesta, sin embargo la voz contesta:

- Frío.

Y quizá es casualidad pero el viento abre una ventana justo en ese instante.
Después, sólo el silencio. "¡Qué afortunada soy en amigos!" piensa la Alcaldesa... "que hasta tengo fantasmas que vienen a verme".
Fuera, las nubes pasan raudas sobre la luna, eclipsando su esfera de plata para volver a mostrarla una vez más. El aire fresco se mete en los pulmones de la Alcaldesa, reconfortándola. Y el gato sigiloso abandona la plaza, justo cuando dan las doce en el reloj con un sonido que termina con un eco fantasmal.   

FIN.

Posdata: para los curiosos, Saturno está a -180 grados centígrados. Lo he buscado.


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