A lo Jerry McGuire

Ayer tuve que hablar con un cliente. Y, reconozcámoslo, ayer tenía un día muy malo.

En fin... estaba hablando con él y de repente me suelta:
(sin venir a cuento)
- ¿Sabes que yo te entiendo a ti?
¿¿????¿¿??
Despistada como estaba una, alicaída, piensa, ¿y eso?
- ¿Perdón?
Y entonces me vino a contar, más o menos, que era negociador. Ja,ja,ja,ja. Debí darme cuenta antes que negocios viene de esa palabra, jajajajaj.
- ¿Qué?
Y con maneras suaves y vocabulario envidiable, empezó a contarme cosas de los negocios, confundiéndome quizá, con una de esas personas comerciales que van de éticas... cuando en realidad no lo son. Pero, perdón, un vendedor ético no necesita decir al mundo que es ético, le argumenté. Igual que yo no necesito que el cliente me diga que es noble, se ve en la conversación.
Es decir, me mienten como cosacos y yo paso pero... los que no mienten los pillo. Y ese no mentía.
- Perdone -le dije-, pero no es lo que usted piensa, lo que quiero es entenderle.
Claro, le entró la risa. Y eso que hablábamos de una tragedia suya muy cercana, por cierto. Pero le entró la risa de verdad. Se debía pensar que me importaba realmente más el negocio que él mismo. Y no. No, oiga, no, las empresas están hechas de personas, y los clientes son personas. Y yo quiero comprender una decisión que no me tiene ningún sentido.
Una hora de llamada.
Hablamos de su vida (de la mía no, no tenía yo el día...) de la vida de sus amigos y, ya sí, del motivo real. El motivo real...
- Entonces... jajajaja, ¡somos su excusa! -le dije.
Se echó a reír.
- ¡Vamos a pagar nosotros porque nos interpone entre este tema y aquel!
Seguía riéndose.
- Pues sí, hija, pues sí. Pero es que si no pasa esto...
Cómo nos reímos. Qué gracia me hizo este cliente. Era injusto, pero gracioso.
Y se pensaba que sólo me importaba el resultado.
Total, que acabó saliéndose con la suya, es decir, se hizo todo a su modo. Pero luego nos reímos más porque arremetió contra otro sector de la compañía. Y una tiene cierto orgullo de pertenencia profesional así que se defendió como pudo. ¿Os he dicho ya que llevaba quince años negociando, jajajajja? Fue tremendo. Ya tuve que hacer una interrupción y preguntarle algo al compañero.
- ¡Pero qué dices, tía, sólo tenemos x clientes!
Y me entró la risa a mí. Me había puesto en un brete, ¡y yo no miento! Ja,ja,ja,ja... jajajaja, ¿y ahora qué hago?jjajajajjaa. El tío era terrible negociando. Pues no mentí.
Claro, estuvimos una hora al teléfono, y ataque de risa de por medio.
Mis amigos/compis riéndose y yo que no podía. De verdad, qué hombre.
Espero, en serio, que ese tipo sea muy feliz. Al menos sabe ir por el mundo tratando bien a la gente.
Saludos,
Nelly.

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