Por culpa del trabajo ayer acabé estresadísima. Qué desastre.
Me costó dormirme y me desperté al menos dos veces, en mitad de la noche. En una de ellas había soñado algo muy extraño.
Aparentemente, yo estaba en una casa que conozco. Dicha casa tiene un gran jardín y había estado lloviendo.
Hasta aquí, bien.
Resulta que alguien me dice: "Hay un pez ahí, en el jardín".
¿¿Un pez??
Me acerco al sitio que me indican y veo un charco con un luchador del Siam. Para los que no lo conocéis, es este:
Por favor, no los compréis. Se mueren en cautiverio. Los venden casi como juguetes porque, originalmente, viven en arrozales, en aguas muy poco profundas, y de vez en cuando cogen un poco de aire para respirar. Pero, aunque son muy bonitos, es muy cruel encerrarlos en peceras.
Observo el pez azul con las puntitas de la cola y las aletas de color rojo. Brilla dentro del charco, bajo el sol. ¡¡Pero es un charco!!
¿¿¿Cómo-ha-llegado-un-pez-hasta-ahí????
Los peces no "surgen" en medio de charcos. Observo a ver con qué se comunica el charco pero el charco no está comunicado con nada.
-¿¿¿?????
Vuelvo a la casa y entonces pienso: "¡¡¡Se va a morir!!!!"
Es un charco de agua dulce, de lluvia, ¡pobre pez! ¡pobre pez! ¡Tengo que SALVARLO!
Me acerco al pez, al charco, me inclino para cogerlo y entonces....
el pez se convierte en otra cosa.
¿Habéis visto esos peces que vuelan?
Se volvió transparente y le salieron unas aletas mucho más grandes y me pareció, sinceramente, un insecto gigante. No lo era, seguía siendo un pez, pero con aquel cuerpo y aquellas alas... y entonces sale del charco y me persigue...
-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHH!!
Bien pensado, es un sueño un poco cómico. Para mí no, claro, que corrí delante de él como corro delante de las avispas.
-¡AAAAAAAaaaaaaaaaaaaaaaaahhh!!!!
Y el pez va y se cae en medio de la hierba.
-¡Aaaaaaaaaaahh....!!!
Me paro. A prudente distancia.
-¡¡¡¡¡¡Déjame en paz!!!!!! ¡Solo quería ayudarte!
Ahora es un pez en mitad de la hierba.
Echo a andar y me paro.
"No puedo dejarlo ahí".
A ver, me da miedo. Pero un pez fuera del agua.... No.
Me acerco, ahora es un ser de cuerpo transparente con aspecto de pez volador. Hago de tripas corazón y lo recojo dulcemente entre las manos.
"No lo mires", pienso. Porque como lo vea lo lanzo a volar y grito. Respiro, respiro, respiro. Me acerco al charco, el pez es enorme, lo dejo en el charco. El pez es transparente.
Y aquí es donde pasa lo extraordinario del sueño. Yo no sé si conocéis las películas de Miyazaki. El pez era un pez transparente, y al inicio del sueño un simple y brillante luchador del Siam. De repente, dejó de ser un pez. Su cuerpo era brillante y sin nada dentro. Pero no ocurrió solo eso, de repente un montón de seres diminutos de luz se unieron a él. Y con seres me refiero a que...los vi porque había agua y eran como hilos de luz plateada en el agua (y azul y brillante) que se unían a ese ser transparente y que a su vez estaban conectados con el agua y la tierra.
De pronto vi algo que no os sé explicar. Y solo pude concluir lo que vosotros habríais concluido de estar en mi misma situación.
"Es un Dios".
Sí, lo sé. Lo sé, un poco exagerado. Pero seguro que no era un pez. Yo no sé lo que era. Aquella unión extraña pareció que hiciera que se recuperase mágicamente. Se convirtió en un ser que no consigo explicaros bien con palabras y siguió feliz en su charco.
Y yo preocupada.
Os aseguro que eso no era un luchador del Siam. A lo mejor lo era para mí, pero si lo miráis vosotros al inicio del sueño habríais visto una cosa distinta. Yo vi un luchador de Siam. Ahora... ahora era una especie de ser divino y transparente. A saber... Yo no invento los sueños, me vienen dados, ¡jajajaja!
Vamos con el segundo.
No recuerdo la transición, como es normal... sí recuerdo de nuevo la ambientación.
¿Os acordáis de un sueño que tuve hace unos meses en el que aparecía un personaje que... dijo "No me lo digas. No tienes ni idea de lo que es la fuente..."?
¿Por qué os digo esto? Porque no estoy segura, y probablemente sea que no, pero empiezo a pensar que "visito" ese concreto "sueño" más a menudo de lo que creo. Pero no lo sé. No lo sé.
Yo viajaba con alguien.
No sé quién era.
Atravesábamos una ciudad, las casas, la tierra, el gran muro por encima del cual iba el paseo que atravesábamos, eran de color marrón. Piedras marrones. Y era de noche. El que venía conmigo era... un ser que protege, ahora lo veréis. No sé qué dijo y yo contesté, llevábamos un rato conversando, y entonces me dijo:
-Claro, porque es lo que haces tú. Tú puedes volar.
Me quedé un poco .. un mucho sorprendida. Yo no sabía que soñaba. Simplemente, iba de viaje. Con él. Por cierto, algo había pasado en aquel mundo. Algo malo.
-Perdona, ¿que yo qué?
-Prueba. Míralo por ti misma.
Fruncí el ceño y di un salto fuera del muro.
-¡Ah! ¡Dices esto!
¡Jajajajaj! Anda que...
-A cada cuál le dan unos dones -me contestó el otro.
Aaah, qué guay.
"Pues sí, pues sí" Vuela para aquí, vuela para allá.
Sí, es muy divertido.
Al final, solo es desplazarse. No tiene más misterio.
Llegamos a un lugar donde la gente comía y pasaba la noche. No me digáis "hotel". Internautas, es otro mundo. Yo no sé si lo llaman "hotel". Pero la persona con la que viajaba me dijo:
-Vamos a parar aquí.
Tampoco sé dónde íbamos. Sí sé que uno de los que nos cruzamos me vio volar. Y eso le gustó mucho. Con egoísmo.
Yo no sé si los dones se podían robar. No lo sé. No sé nada de ese sitio.
Entramos en ese "restaurante" y era precioso por dentro. Muy pintoresco. El que viajaba conmigo habló con el encargado.
-Podemos dormir aquí esta noche. Vamos a comer y luego a esas habitaciones.
-¿Esas de ahí?
Curioseé. Madre mía, que casas más raras.
-La tuya está arriba.
Mientras comíamos, el otro señor que nos cruzamos por el camino entró también en el restaurante. Al parecer no iba solo, creo. No sé porqué viajábamos todos. Da igual.
Ahora os cuento por qué escribo este segundo sueño. Es por alguien que conocí en ese lugar.
El que nos había seguido se acercó a mí.
-¿Te gusta leer? -me dijo.
Me giré muy sorprendida. Igual tenía algún libro entre las manos.
-Sí.
-¿En serio? Porque tengo unos libros antiguos que...
Entonces intervino el otro, el que viajaba conmigo.
-Vamos a cenar, que la comida está preparada.
Atajó la conversación de un modo muy extraño. Fue más como un cuchillo que corta algo que tiene malas intenciones.
El que tenía envidia de que yo pudiera volar no reaccionó. Fue como "comedido". Y se retiró.
-¿Qué pasa aquí? -pregunté-, ¿tú también puedes hacer cosas?
-Todos podemos. Pero a cada cuál, a veces, se le otorgan poderes especiales. Que se ven más, por así decir.
-Ah.
Qué cosas.
Y yo qué sé, oigan, yo ni siquiera sé hacia dónde viajamos.
Cuatro nos juntamos a cenar, mi guía, yo, y los que creo eran los dueños. Podría escribir una novela con esto. La verdad. Por la ambientación.
El caso es que me puse a curiosear la casa. Y aquí viene por lo que escribo el sueño. Había varias plantas, en el piso inferior vi una habitación que era una simple cama de corte oriental, como una litera de la India. O algo así. Parecía una cama de princesa.
"Ah, ¡¿¿y por qué no hemos alquilado estos cuartos tan chulos??!!" pensé. Retiré la seda pintada y comprendí que era muy bonito, aquel espacio, pero muy pequeño. A su lado había una especie de "puerta" cuadrada, sin puerta.
La atravesé, algo agachada.
Al otro lado había un tatami.
Y aquí viene el motivo de escribir el sueño (lleva mucho trabajo contaros todo esto, aunque lo creáis). Entré en aquel espacio, un tatami negro, y vi una habitación inmensa y vi un señor, al otro lado del tatami, descalzo y con kimono negro. Quizás no se llama "kimono", yo no lo sé.
Estaba haciendo una ¿kata? No lo sé. Un ejercicio. De repente, tras unos cuantos gestos, extendió la mano y apareció una silla.
En el aire. Como un holograma. Delante de mí.
-¡¡¡HAAAALAAAA!!!!
Lo miré.
El señor avanzó en el tatami, hizo otros movimientos, extendió la mano y apareció un cuenco.
No me echó, no se enfado, él seguía concentradísimo.
Lo hizo de nuevo, una cuchara.
Un árbol.
Un jersey.
Un paraguas.
-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Haaaalaaaaaaaa!!!!!!
Él debía tener alquilada aquella enorme habitación.
-¿¿¿Cómo lo haces????
-Es mi don.
Eso dijo.
¿¿¿Hacer aparecer cosas???? ¿¿¿De la NADA????
Pero pero pero pero...
-¡¡¡Pero!!!
¿¿Y yo puedo??
-¿Cómo lo haces?
-¿Cuál es tu don?
-Volar -contesté.
-Esta muy bien.
Hombre, no sé. Yo no hago aparecer el mundo con movimientos. No sé si me explico. Lo suyo es un poco más sorprendente.
-¿¿¿Puedes hacer aparecer lo que sea???
-Sí.
-¡¡¡¡UUUUUUAAAAAHHHHOoooooo!!!!!
-Tienes que ser muy preciso. Cada movimiento da lugar a un objeto.
Pues, internautas... siento deciros que no recuerdo más del sueño. Se me está olvidando. No me enseñó su don, al fin y al cabo, cada uno tiene el suyo. Sí que lo intenté y luego volví con la persona con la que viajaba. Era gracioso porque le dije al señor del kimono que si yo movía las manos... sólo movía las manos. No hacía aparecer tazas, ni cuencos. Y que cómo podía aprender.
Pero ya está, no recuerdo más.
Qué mundos tan exóticos he visitado hoy, durmiendo.
¡Saludos!
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