Hablemos de personajes. Y de cine.
Antes de empezar la entrada quiero que sepáis que dos señoras han sido conscientes de su entorno en el supermercado y una de ellas me ha mirado a los ojos tras decir: "Perdón" de una forma que si creyera yo en la no casualidad resultaría cuanto menos, curiosa. Y es que, la primera señora me miró y se puso a quejarse de la suciedad del supermercado, y yo me alejé un paso de ella. Entonces empezó a quejarse de dolor de cuello (empezó por el dolor de cuello) . Y yo me dije: "Venga, sé amable". Sonreí con cara de por favor no me lo cuente. Y sonreí y asentí con la cabeza cuando dijo que todo estaba muy sucio y era ¿por la gente nueva que iba al supermercado? Lejos de querer iniciar una conversación sobre lo joven y lo nuevo, yo asentí con cara de "sí, sí, claro" mientras mi expresión era de "me importa un comino si el suelo está sucio". Tras esto, un señor entró en escena diciendo que "le habían cobrado una bolsa que no era suya".
Miré al señor y a la cajera, ansiosa por cerrar la caja para irse a desayunar.
-¿Se la devuelvo o se la lleva?
Acto seguido señaló a mis piernas, y vi sin entender que el señor tras disculparse invadía mi espacio personal y el de la señora que sufría dolores de cuello. Estupendo, pensé. Entonces lo entendí: "Ah, que le da a elegir entre devolver el dinero de esa bolsa, o llevarse la bolsa..."
"¿Se puede devolver una bolsa? ¿Cómo producto? ¿qué habría pasado si elige la otra opción...?"
(La bolsa no es un producto del supermercado... sería gracioso ver como la devuelve)
En estas que el señor lucha contra las bolsas para agarrar una, yo me aparto (más) y entonces mi cuerpo toca con otro cuerpo.
Me giro.
-Perdón.
Dice la mujer en chándal (¿gris?) mirándome a los ojos.
Pero de un modo.... de un modo...
Sostengo su mirada. Ella sonríe como si supiera algo.
Mi compañero de curro a veces mira así.
Sonrío.
-No es... nada.
(¿Quién ha invadido el espacio personal de quién?)
En realidad... la he golpeado yo. Supongo. Yo di un paso atrás porque tenemos un caballero peleando contra una montaña de bolsas que no hay quién separe.. que a su vez esto viene porque la cajera le ha cobrado una supuesta bolsa que él no ha pedido.
He sido yo la que se ha echado más atrás y ella y yo nos hemos "chocado".
Sigo mirando a la chica, de mi edad, más o menos.
-Lo siento mucho -añade.
"¿Por qué se disculpa ella?"
Es más... gracias. Por supuesto. Está despierta. Está en ese momento presente. Sigue mirándome con una sonrisa.
"Ay, Dios, esta sabe más que yo". ¡Jajajajajaj!
Pasan mi compra, lo ordeno todo. No os lo he dicho pero como sé que la cajera tiene prisa planificadamente he colocado los productos que debe pesar, al final. ¿Sabéis por qué? Primero, porque la fruta se aplasta. Segundo, porque me interesa que tarde más a última hora. Así yo despejo mi espacio, ordeno las cosas cuadradas y todo es mucho más sencillo. En estas estoy cuando, al alzar la vista, vuelvo a toparme con la mujer, mirándome. Y sonríe. Sonríe porque la cajera ha dejado mis pimientos de cualquier forma para irse a hablar con otra persona, sobre otro tema, relativo al Supermercado.
Y la chica sonríe, mirándome.
Se me pone cara de chica tímida y me encojo de hombros. Yo no me voy a quejar.
Lo que me sorprende es que alguien más esté con los ojos abiertos. ¡Jajajajaj!
Recojo todo, me aparto. Salgo del super.
Y aunque esto de aquí arriba es una escena de narrador personaje (equisciente para el resto /cámara de cine/ no sabéis lo que la chica pensaba o sentía, solo lo podéis deducir de su conducta), en la cuál el diálogo interno que compartís es el mío (esta técnica es fascinante, porque me juzgáis a mí y a ella. Me gusta mucho más que el narrador omnisciente), ahora vamos a hablar de cine. Por cierto, al conocer un solo diálogo interno, os obligo a compartir mi posición. Esto se usa en la serie You, y en Dexter, y en mogollón de historias donde el protagonista es dudoso. Véase, Mr Ripley. A mí la técnica me fascina. Pero bueno, ya va en gustos...
A veces juego a imaginar finales distintos para películas tristes. Por ejemplo: ¿habéis visto Gravity? Gravity es un ejemplo claro de mensaje y trama completamente separados. Diréis, amplia eso, Nelly. Gravity es una película de superación de la pérdida. Porque la prota está super-deprimida. Y su guía espiritual o consejero es... ya sabéis, el otro astronauta. Yo tengo muchas formas de narrar una historia de superación personal. Podría haberlo hecho en la Tierra... pero decidió contarlo en el Espacio.
El mensaje es el mismo, cambia el traje.
El traje, o la trama, es el vehículo que uso yo para contar una verdad. La trama es mentira... la verdad no. La trama es concreta, la verdad universal. Esa es la gran belleza. Por ejemplo, mi novela actual tiene un tipo de mensaje, o más bien, intencionalidad: entretener. Ya está. Y eso lo aprendí de un editor. Me dijo:
-Eva, no quiero moralejas. No quiero mensajes. Estoy compitiendo con videojuegos y redes sociales... solo quiero entretener. ¡Así que ni se te ocurra premiar a los valientes y castigar a los malvados!
Fruncimiento de ceño.
Hum....
Bien, pues, a veces, me dedico a cambiar, solucionar, o evitar catástrofes... de argumentos que no son míos. Ejemplo: en Gravity. Cuando le dicen: "Vuelva a la nave", la primera vez. La primera, no la segunda, la tercera, la quinta... no... la primera... si hubiera vuelto a toda velocidad, ¿se salvarían?
Vamos con otra.
Tigre y Dragón. Esta es fácil. Tendría que haber aceptado ir al Monte del Templo cuando su "futuro maestro", se lo dice. De hecho, se lo dice la chica, si no me equivoco. Y ella se enfada, les acusa de confabular. No entiende que quieren ayudarla.
Vamos con Titanic. ¿La conversación de "imagínese llegar un día antes"? Respuesta: No, ni me lo imagino ni lo voy a hacer. ¡Jajajajaja!
¿Dónde está el punto clave que desencadena lo demás?
Ese momento es Pippin dejando caer el cubo en Moria.
Ese momento lo suelen iniciar en la fantasía épica, personajes traviesos e inocentes. En la Drangonlance, el kender.
Son iniciadores.
A mi me caen muy bien estos personajes y suelen ser secundarios.
No siempre es así, claro. En el cine actual suele haber muchos personajes y de peso. Pero cuando metes un iniciador (algunos lo llaman de otra forma) entorpeciendo el viaje del héroe... es muy divertido. Suelen ser los que tropiezan con el arca perdida, se dan de bruces contra un palanthir o tiran algo y desvelan un secreto.
La característica que más te ayuda a construir un personaje es la motivación. Pero lo mejor para poder hacerlos en una novela es fijarse en la conducta. Porque construir sobre motivaciones que no son las tuyas, resulta muy, muy complicado. Yo en eso no soy buena.
Hay dos películas de las que quería contaros cosas hoy, una es Snatch y otra la vi hace poco, se llama Gentleman y me hizo reír muchísimo.
Mirad, de Snatch mi favorito es El Turco. Y aquí tenéis un personaje que vale para realismo sucio, pero como yo entiendo el realismo sucio, que vendría siendo El Guardián entre el Centeno, y os lo resumo en: elige problemas actuales, que conoces, y pon un personaje incapaz de enfrentarse a ellos. Lo que a ti te es sencillo: pagar una factura. Él o Ella, no pueden.
Esto es el inicio de Juntos, nada más. Fijaros la que se "lía" porque la chica de la buhardilla no es capaz de pagar la calefacción. Eso es un "iniciador". Ya veis, una factura. Pues bien, en el realismo sucio vosotros conocéis el problema del protagonista... sólo que sabéis lidiar con él. Holden, joven y torpe, no es capaz de lidiar con el mundo. Y así termina, preguntándole a un taxista por los patos en invierno y metiéndose en peleas... A mí me gustan mucho estos personajes, siempre que no respondan con violencia.
Es el primer dueño del perro de Paul Auster, en la novela Tombuctú.
Por cierto, esa novela tiene un capítulo magistral. Sólo uno. El que dice lo de había aterrizado en la norteamérica de los dos coches, de los fines de semana en... y las barbacoas... de.... Al cabo de un tiempo, ni siquiera le importaba que le llamaran Sparky.
Yo llevaba unas cuantas páginas juzgando a su anterior dueño, que mucho Buda (te ríes mucho en ese capítulo porque se identifica con lo divino, con Buda y con Jesús) y mucho Soy Santa Claus y no era capaz de sobrevivir. Y le decía a mi "yo interior": ¿¿Lo ves??? ¿Ves por qué no funciona??... y cuando el perro llega a la casa de clase media, me dije: "Ya está, ya tiene la felicidad".
Y de repente todos se van y el perro se deprime MUCHÍSIMO.
"¿Por qué estoy solo?"
Yo miré el libro pensando: "¿¿¿Eres tonto??? ¿¿¿Qué más da estar solo????? ¡Pero si tienes una piscina!"
Tardé como dos hojas en darme cuenta de el sufrimiento del animal. Y si ya la denuncia de la absurdez humana (me voy corriendo a trabajar, me meto en la rueda de hámster, etc) me había hecho mella en el ánimo... cuando el pobre animal acepta la jaula y acaban con eso de Sparky (odiaba el nombre), me dieron ganas de.... ¡Jajajajaja! FELICITAR a Paul Auster. Por ... no sé por qué. El mensaje de esa novela está en la frase: "Ya no le importaba que le llamaran Sparky", lo que viene siendo: "¿Te das cuenta de a lo que renuncias por alcanzar un supuesto estado de bienestar, falso, pues en verdad no lo tienes?".
¿Qué alternativa hay? ¿Morirse andrajoso en una cuneta, como su anterior dueño?
Bien, lectores, no sé si destriparos el final pero... NO ES BONITO.
Vale, pues de la película de Snatch, El Turco (porque yo no sé recrearlo) me encanta. Entiendo al personaje que tiene miedo, los malos malísimos son fáciles de escribir... Lo que no consigo es captar un personaje que ve como un acuerdo con el mayor ganster de la ciudad se rompe y abandona el lugar sin llorar por lo que va a ocurrir. Y como la cámara no me cuenta su diálogo interno, me hace reír. No se rinde, no llora, no se queja.
Es un misterio.
Tiene escenas muy buenas (la del café... jajajjaja, No, gracias, Turco.. Ya soy lo bastante dulce) y un tono muy divertido.
Bueno, pues el otro día, y con esto ya termino, me senté en el sofá y vi dos personajes en una película, hablando. El primero era Matthew McConaughey. El otro tardé un poco en identificarlo. Cambié la tele y volví a cambiar y al final regresé a esa película.
"Fíjate bien en Matthew" me dije, "en cómo habla. Al estar doblado no apreciamos de verdad si hay matices... diferentes"
Me dieron ganas de ponerla en versión original pero nuestro doblaje es tan bueno, que me dediqué a escucharlos. Uno le hablaba a otro de algo que era "pasado". Y entonces apareció... otro personaje. Bueno, primero apareció su mujer. Observándola, le dije a mi "yo interior":
"Se parece a una Supervisora"
No diré el nombre, pero es que se parecía muchísimo. Luego se lo dije a ella.
"Mira el estilo... ¿por qué tú no andas así? Las mujeres poderosas andan así..."
Mi yo interior me preguntó algo sobre ¿qué era poderosas?
"Pues... pues así. Como ella. Mira todo lo que tiene"
La trama avanza y de repente aparece un personaje con barba.
"¡Jajajajjaja! Es mi compañero!"
En ese punto, mi yo interior no dijo nada.
"¡Míralo! ¿Lo ves? Es pulcro... aseado, elegante... fíjate en la ropa que lleva. Yo quiero ser así"
((¿Con barba??))
"¡No! Míralo bien. Mira el personaje. ¡Mira la ropa!"
El personaje llevaba un cárdigan, sobre un chaleco con corbata.
Pensé en todos los que elegían la ropa para hacer esta película.
Y luego en mí.
"Si yo supiera hacer eso..."
(¿El qué?)
"Pues proyectar... imagen. Eso lleva su aquel... ¿sabes?"
("lleva su aquel"= requiere tiempo y sabiduría)
La película avanza y el personaje secundario que me encanta está trabajando para el mafioso principal. Y parece imitable, me digo. "Mira qué sereno es", "Mira qué elegante es"... Hasta que de pronto otro personaje dice:
-Y este debe ser su consigliere.
Algo en la forma de decirlo me hace reír mucho, internamente, pero el personaje cambia. Es ahí, en ese punto, y teniendo en cuenta que no he visto como empezaba la película, cuando mi idea de "mira qué majo es..." cambia.
Por el tono en la voz de ése otro.
("...que no conoces al personaje todavía...")
Efectivamente.
"¿Pero qué...?"
Metralletas. Disparos. Carreras. Y el otro que no se despeina y empieza a parecer un obsesivo compulsivo de la limpieza.
El periodista le tira los trastos.
"Genial, es gay"
"La vida no es justa".
Me río más, yo sola.
La película se desmanda. Él es un ángel protector. Con pistola, debo decir. Pero es fiel, es leal, cuida del mafioso.
"Dios mío, ¿cómo puede llevar un cardigan sobre un traje? ¿se puede vestir así en casa? A partir de ahora llevaré un cárdigan sobre una camisa..."
Empecé la película queriendo ser como ella y acabé la película queriendo ser como él.
Disfruté mucho del film. Mucho. Lo que es raro pues es violenta. Y al terminar leí en la pantalla: Guy Ritichie.
Y pensé: "Ah, es el de Snatch".
¿Cómo puede una persona contar una historia y conseguir que yo -que no soporto la violencia-, me ría y disfrute con ella?
Es un misterio.
A ver, no es que no me gusten las pelís de misterio con violencia. Lo que no me gustan son las películas de guerra o de tiros. ¿Para qué ver eso? Si haces una película de marcado terror donde las cosas son "cliches", pues me da igual. Me refiero a Cazadores de Mentes (cierro los ojos y no miro los maniquís y ya está), o It (media película con los ojos cerrados).
Pero es raro que me guste una película de gánsters. Y es la segunda vez que lo logra.
Yo no sé cómo lo hace. ¿Cómo se puede contar una historia con violencia y hacer reír?
Es un misterio.
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