Ánimo y desánimo.


Me ha pasado una cosa un poco rara.



Ayer medité un rato. Y leí. De hecho, no vi la tele por la noche, quería leer. Acompañé a Bilbo a la laguna interior de las montañas nubladas, donde vive Gollum. Fijándome en cada detalle de la forma de contar de Tolkien.

A eso de las once de esta mañana y sin motivo alguno, estaba desanimada. Pero no sabía porqué. Miraba la agenda y pensaba: "si es que no me da tiempo" "y trabajo y más trabajo *(la novela tiene plazo de entrega)". Pero esas ideas tampoco justifican las emociones que tenía. Dieron las once y diez. Y me dije: "Voy a la cafetería de la estación". Me peleaba conmigo misma, sobre si ir o no, porque empleo buena parte del descanso en llegar. Pero... me dije: "No, ve... merece la pena. Es un cambio de escenario. Te sientas allí y te tomas tu café. Y no estás trabajando sino que estás de paseo y te paras a tomar un café".

A veces juego a "¿qué pasaría si...?" no estuviera haciendo lo que estoy haciendo sino otra cosa. Ejemplo: estás sentada esperando a una amiga pero, ¿y si no estuvieras haciendo eso y fueras otra persona? ¿Que estarías haciendo aquí? ¿Quién serías?"

Al salir me topé con una flor: una rosa que asomaba por la valla de la empresa. Era perfecta. Nunca he visto una rosa tan perfecta, así que me paré y le saqué una foto. Y si soy un poco rara por hacer eso pues mira, qué le vamos a hacer. 

Llegué a la cafetería. Apenas diez minutos.

Pedí un café. Una vez me regalaron el zumo. Me senté y miré por la ventana.

Con mi café.

No hice absolutamente nada especial.

Volví a la oficina. Me senté, retomé la tarea... y entonces... sinceramente, no sé qué pasó.

De pronto fue como si me sintiera igual que en una mañana de vacaciones. No había cansancio, no había agobio... ¿¿?? Reseteo total y completo. Energía alta. Y... cuando la gente venía a preguntarme, les podía atender.

Claro, la forma de pensar cambió. "Esto esta bien, esto está perfecto...", "¡Uy, esta tarde, tengo tantas posibilidades, ¿¿qué me apetece??! ¿Y si trabajo en una cafetería? (*escribo)".

Sin razón alguna.

Sin agobios. Y al estar tranquila, hice reír a los demás. Me puse a bromear (se formó una cola a mi lado y alguno dijo: ¿quién da la vez?) en vez de agobiarme, contesté: "Al rico ***. Los traigo fresquitos hoy, oigan!".

A mis compañeros les da la risa. Algunos me siguen el juego. De ahí, pasamos a otro chiste y otro chiste. Son situaciones serias. Pero resulta más sencillo para todos, si le echamos humor.

"¿Por qué estaba yo triste antes? ¿¿Será el café lo que me provoca este efecto?? Entonces, ¿lo que tenía es la energía baja o qué?"

Es entonces cuando me doy cuenta de algo. Antes, sentía que estaba todo mal y ... me sentía muy...intranquila. Ahora que no sentía eso... podía mirar a los demás.

Vi... muchas cosas y me preocupé sinceramente por ellos. Por los que tenía al lado. No es que tenga super-poderes y pueda ayudarlos. Pero sí que me di cuenta de que -si antes yo estaba agobiada o mal-, ellos lo estaban también. Sobre todo una chica. 

Pude conversar con gente... y aprender. 

Este suceso tan raro merece un análisis e investigación.
En primer lugar... que el café me afecta mucho es algo que ya sabía, pero hay que tener en cuenta ... bueno, es que... no sé bien cómo poner en palabras esta enseñanza. Que todo depende de cómo veamos las cosas, de nuestro estado de ánimo.. es cierto. Pero leer eso y cambiar así no es igual. Una cosa es que pases un día feliz y otro menos feliz... pero... que desaparezca tu malestar tan de repente. 

Y el efecto que causa eso en los demás.

No sé, ha sido super-raro.


0 comentarios:

Publicar un comentario

 

 

 

Creative Commons License
contador de visitas para blogger por paises