El apagón (La vela).



18:35 horas. Un fuerte ruido sacude el edificio y se va la luz de la escalera.
La televisión se queda negra, pierde la antena.
"Ah, pues muy bien", me digo. "De todos modos estaba pensando terminar el libro de budismo". 
Me siento, enciendo la lámpara, leo tranquilamente durante veinte minutos hasta terminar el libro.
Me ha encantado.
Me asomo fuera, dos vecinas charlan. "No hay luz", "No", "Pues es solo en mi casa" "¿Tú tienes luz?" me preguntan. "Oh, sí, de hecho estaba leyendo". "Pues en mi casa no hay" (pienso: "si estuviera en su lugar ya estaría preguntándome por qué a mí y a los otros no") Decido acercarme y ayudar: "¿Necesitan luz?" Enciendo la linterna del móvil. Charlamos. La vecina acude a refugiarse en casa de otra. 

22:12 se va la luz en todas las casas. Pero yo no me entero hasta más tarde.
Llevo varios días viendo películas en las que los protagonistas usan velas, y en no pocas ocasiones las lámparas de aceite han sido protagonistas en la escena. En plan: "no uses la lámpara que gastas aceite" y cosas así. Quizá por eso, el otro día pensé en tener velas a mano. Pero me dije a mi misma: "Bueno, son velas, ¿qué más da? ¿Qué prisa hay por comprarlas?". Y pasaron dos días y por casualidad encontré una vela en casa. Una. "Anda, mira donde hay una" me dije. Debía llevar ahí escondida, años.
Hoy he ido a por esa vela como si fuera el mayor de los tesoros. Y menos mal que sabía que estaba ahí. Me entró la risa y todo. ¡Ya es casualidad!
"Fíjate, ¡estamos en el medievo!" me digo a mi misma.
Antes de encenderla una sombra se precipita desde lo alto de un mueble.
"AAAAAAAAAHHHHHH!!!!" pienso. 
Resulta ser una prenda de ropa. 
"Muy bien, muy divertido" me digo a mi misma "Pero que muy gracioso. ¿Vamos a jugar a los fantasmas? ¿¿??".
(veo que te lo estás tomando con humor)
"¿Y cómo quieres que me lo tome?" me entra la risa " Ve a comprar velas, deberíamos comprar velas... y ahora se va la luz. Mejor, un entorno más íntimo".
Sin palabras, mi pensamiento me interroga y le contesto: "Pues esperar a que vuelva, no se puede hacer otra cosa y mañana... ¡saldrá el sol!"
(¿Mañana...?)
"Mañana todos a comprar velas" pienso, divertida. ¡jajaja!

El caso es que me siento en medio del silencio. Y se escucha el mundo. Se escucha el silencio.
Y miro mi pequeña vela y pienso: "qué tan poco valiosa era y ahora sin embargo estoy tan agradecida de tenerla. Se va la luz ¡y que distinto parece el mundo! Creo que lo voy a escribir en el Blog". Arranco el ordenador antes de que se quede sin batería y me sale un pantallazo: "Lo siento -No tiene acceso a Internet" me doy cuenta de que el router va con electricidad.  Me da la risa: ¡jajaja!

Así que vuelvo a sentarme a la luz de la vela diminuta que ya se está consumiendo. Qué tan valiosa parece. Qué extraño. ¡Ya sé, lo voy a poner en Twitter! Abro la red social y veo un tweet de la escuela de budismo que sigo y que pone: "No apreciamos el agua hasta que se seca el pozo".

¡¡No me digas!!
"Esto se llama casualidad. Y nadie va a convencerme de lo contrario" (advierto a mi pensamiento)

Escribo: "Nada como un apagón para descubrir el verdadero valor de una vela". Justo lo estoy escribiendo, con una sonrisa por haber aprendido esta enseñanza... cuando vuelve la electricidad.

Pasan pocos minutos de la medianoche.

FIN.


3 comentarios:

David Hernando (Davidel) dijo...

Y que relajante es, en medio de la oscuridad y el silencio, tener una vela como aliada. :)

Nelly dijo...

Jajajajaj!!! Gracias 😊

Unknown dijo...

Es un cuento muy bonito y te hace pensar en el valor que le damos a las cosas...

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