La amistad, ese campo de incertidumbre.


Este es un tema que me trae de cabeza.
Hace diez años una antigua compañera de Universidad se encontró conmigo. Cuando la vi, pensé que estaba enferma, y de hecho lo estaba. Sufría una depresión. Ella me pidió que fuera a hablar con la persona que le estaba tratando, pues le había pedido llevar a una amiga a la consulta. 

Las semanas siguientes al encuentro, esta persona me pedía cosas y yo llegué a agobiarme mucho. Al final, cuando fui a la consulta de la experta en psicología, le dije: "Mira, yo conozco a Menganita de la Universidad, pero llevaba sin verla 5 años. Y no la he reconocido. Fuimos amigas (4 amigas) dos cursos pero luego cada una tomó un camino. Y, sinceramente, no sé qué puedo decirte de ella. Te puedo decir cómo era antes... pero no cómo es ahora. Porque te aseguro que no tiene nada que ver"

Personalmente, me recuerda mucho a la protagonista de Crespúsculo (mi amiga).

Tras hablar un poco con esta experta, lo primero que me dijo es que me alejara de ella. Claro, eso me impacto mucho y arqueé las cejas porque -realmente una parte de mí llevaba semanas sintiéndose fatal-, pero la otra, la "moralina", me decía: "¿cómo no vas a ayudar a una persona tan deprimida?".

La experta me dijo: "Tú no puedes ayudarla. Ni debes, tampoco".

Le conté que si no la ayudaba... en fin, decía cosas terribles. Y ella me contestó: "Ni caso".

Eso me dio qué pensar.

Así que ya puestos, la llamé unos días después, y le pregunté si podía consultarle yo una cosa personal. Dijo: Claro. Le hice la consulta y ella me respondió: "¿Qué es un amigo?".

Contesté: "Oiga, yo no le he preguntado eso, yo pregunto otra cosa..."

- Sí, pero, ¿qué es un amigo?

- Pues... pues... pues la gente... con la que quedo.

- Pero define un amigo.

Ya empezaba a cabrearme.

Esto fue hace 10 años y de esa consulta/duda siguió una cosa. Cambié de amigos y publiqué un libro con Espasa.

La relación era sencilla aunque visto desde fuera, no se puede entender. Aunque me lleva a plantearme cosas que tienen que ver con mi presente.

Hace unos días, escribí a una amistad que hacía tiempo que no veía. Esa amistad me escribió ayer diciendo: "Voy para tu barrio, nos podemos ver 1 hora". Vale. ¡Perfecto!

Luego resultó que tenía que trasladarme a quince minutos de donde vivo, lo que hace quince minutos de ida y  quince de vuelta... resulta que el tiempo disponible para verla, era media hora.

Le pregunté si no le importaba quedar antes, contestó que yo pedía mucho. Y ya con el retintín la cosa se estropeó del todo. Que si me había olvidado de tu complicada agenda -me dijo-, que si patatín y patatán.

Una parte de mí, pensaba: esta reflejando lo que es ella, sólo puede quedar una hora, pero te lo echa a ti encima.

La otra parte, lo que no quería era enfados ni confrontaciones. 

Al final le propuse a esta persona, si le parecía bien puesto que yo trabajo y ella no, madrugar un poco las dos y vernos antes, o bien si me desplazaba yo hasta su casa, que fuera para algo más que diez minutos. Ella ya no contestó, lo que es un desprecio.

Le pasa siempre y con todo el mundo, pero ... no se da cuenta. Es, simplemente, que considera que "ceder" es incorrecto. Un día le pregunté si era por "miedo" o... algo así, y me dijo que no, que simplemente lo hacía porque no le daba la gana. Le dije miedo porque yo salvo con un par de personas... no me aventuro a ser espontánea. Y pensé que podía pasarle lo mismo. Pero me dijo que no tenía nada que ver. 

Tras esto, me di cuenta de una cosa. Trato a todo el mundo por igual y eso ya me han dicho -mucha gente- que es un error. Aunque los budistas y la religión cristina hablen de "amar a todos igual" y todo eso, que es precioso. Pero os digo yo que en la práctica no funciona. Y vamos a ver el porqué. Si yo considero a esta amiga una amiga del alma y esta persona no es capaz de levantarse 1 hora antes para verme, me está diciendo "voy a verte" cuando su planteamiento real es: "tengo una hora libre cerca de tu casa, muévete tú y ven a verme a donde me viene mejor a mí".

Eso no es una amiga. 

Eso es "una amiga de conveniencia".

Pero le di vueltas durante 24 horas. 

Lo raro es que, casi a la vez, me llegó un mensaje de mi amiga parisina. Con mi amiga parisina pasa una cosa, a menudo pasamos meses sin vernos, pero cuando nos juntamos es como si el tiempo no hubiera transcurrido. La forma de hablar, ella me escucha, yo la escucho, la calma, la tranquilidad de estos encuentros, no tiene nada que ver con lo que siento cuando quedo con mis otras dos amigas más cercanas. Mi amiga parisina y yo nos cononcimos en un curso de inglés de la Universidad, y fue un encuentro verdaderamente beneficioso.

Esta otra amiga parisina, proponía también quedar. Y yo pensé: "Caramba, ¿todas a la vez?" pero ella alcanzó un punto medio conmigo. Y cuando dijo: voy solo a verte a Madrid (vive lejos pero en la comunidad), vamos a encontrar un hueco. Yo contesté: vale, pues vuelvo antes de donde tengo que estar (hablábamos del sábado) y así nos vemos después. ¡El acuerdo se hizo rápido! Y eso que yo tuve que "mover planes" de terceras personas. Que aceptaron al darles mis motivos. 

Yo tengo más amigos que amigas. Eso también es un hecho. Posiblemente, porque los chicos sean más sencillos en el trato. No les caes mal sólo con aparecer. No están "a la que saltan", soltando un comentario con un juicio a cada cosa que dices. No compiten. 

Mi amiga parisina tampoco compite.

Es un verdadero placer estar con gente segura de sí misma o que al menos a mí me lo parece, porque eso me da mucha calma, mucha tranquilidad y siento que puedo hablar libremente. Para mí eso es amistad.

En fin, todo este rollo para soltar que -ante estos hechos-, la solución con la otra amiga era cambiar la etiqueta. Mis etiquetas son móviles, pero son necesarias. Si a mí me interesa de verdad cómo estás, qué cosas han cambiado en tu vida, si te va todo bien... y te lo pregunto pero la respuesta no llega, y encima días después me dices: "quedamos pero una hora, donde me venga bien a mí", te tengo que cambiar la etiqueta. No eres "una amiga" como yo creía, sino "una amiga de conveniencia". ¿Qué implica eso? Es sencillo, dejas de ser parte de mi preocupación, y simplemente, te borro.  

En realidad, me he llevado un disgusto, prueba de ello es esta entrada, pero va a evitar que me lleve otros. Hay quién me llama "radical". No es eso, es una estrategia de redistribución del afecto. Donde antes de verdad me preocupaba por ti, ahora eres una nube... que pasa... o no... 

Uno de los grandes problemas que tengo en las relaciones con las personas es saber si son o no son amigos de verdad. En general, me paso de confiada y pretendo que todo el mundo esté bien siempre.

Lo bueno es que con los años me he dado cuenta de que eso... no es necesario.
Suena terrible, pero... lo otro no funciona. Yo miro a esa persona del trabajo que admiro tanto... a ver si él sabe la manera de que todo el mundo sea feliz en todo momento. Pero... más bien creo que deja que cada cuál haga lo que quiera, y luego actúa en consecuencia. Me parece más correcto.


Y tras esta reflexión... a tomar un café! 


2 comentarios:

Davidel dijo...

Es una entrada muy interesante.
Has dado con la clave. Al final todo se trata de fluir. La amistad fluye al igual que las personas. Yo me he dado cuenta con los años, que no se puede pretender ser un gran amigo de una persona u otra solo por desearlo. Si ha de ser, será y fluirá. Habrá interés y ganas por estar con esa persona. Esa fluidez te hará estar con las personas afines a ti, sin forzar nada. Al igual que hay que tener cierto feeling con tu pareja, se tiene con los amigos en mayor o menor medida (sexo aparte por supuesto jjjj)
Estoy de acuerdo contigo, cuando estás con un amigo que hace tiempo que no ves y parece que hace dos días le hago visto.
Me pasa con una amiga. Apenas nos vemos un par de días al año, pero lo pasamos muy bien cuando nos reencontramos.
Buen finde Nelly 😊😊😊

Nelly dijo...

jajaja! Quién será...
Gracias por aportar, Davidel.

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