Sueños que son historias: la Bicicleta.

El sueño comienza en un lugar cerca de una valla y hay un accidente de avión.
Creo que se le estropeó uno de los motores, estaba con más amigos y lo que ocurrió fue una especie de aterrizaje de emergencia, pero yo no iba en el avión. Lo vi desde tierra.
Luego la noticia salía en los telediarios pero me fui en bicicleta... 
Entré en una tienda, alguien me recomendó un comic, y lo compré. Luego seguí dando un paseo en bicicleta por un lugar que conozco y entraba en las distintas tiendas a curiosear.

Mi bicicleta tenía una especie de joya atada donde la rueda y el manillar se unen. No era una...joya de valor común. Es decir, no era un diamante, ni un rubí, ni nada... en realidad es una cadena con una joya que tengo en casa en la palma de la mano de una figura chiquitita de un Buda. Últimamente, esa joya está por todas partes. No sé lo que piensa mi cabeza que es, pero desde luego, no vale ni tres céntimos.

Entré en algunas tiendas, hacía un día precioso. Antes de entrar en una, un chico se quedó mirando mi bicicleta y trató de quitármela pero le espanté: ¡eh! ¡largo! Y salió corriendo. "Búscate tu propia bicicleta!" pensé. Entré en la tienda. 


Y vi muchos libros y comics. 
"¿Qué estoy buscando?" pensé, "Ah, sí..." El dependiente me preguntó y yo le dije:
- Me han recomendado un cómic... que se llama Tokyo.
Tenían el comic y además pensé que me lo había recomendado el Muso.Y estuve a punto de llevármelo pero el de la tienda tenía uno tomo de dos. Es decir, no era un solo libro. Y como yo ya tenía un tomo o bien yo buscaba la obra en un solo libro, al final lo dejé. Al salir, alguien me propuso:

- ¿Por qué no eliges algo para un museo?

¿? Me di la vuelta. ¿Cómo para un museo? ¿para enseñar? 

- Sí, para un museo.

No recuerdo a este interlocutor, sólo recuerdo la pregunta. Y pensé: bueno, vale, para un museo. Pues... a ver.... entré de nuevo en la tienda. Mi bicicleta seguía apoyada en la puerta. A ver, para un museo... ¿qué me llevaría yo?

Elegí alguna foto, o algo pequeño. Y al salir... lo metí en una caja negra que sólo tenía un lado de cristal.

"Ya está"

Lo puse en el suelo. La caja era muy pequeña. Yo no veía nada.

- No se ve -me dijo la voz.

- Ya. Espera, ya lo tengo -le di la vuelta a la caja, ahora la parte de cristal quedaba mirando hacia mí.

Me seguía pareciendo muy cutre.

"Oye" le dije a mi interlocutor "¿tengo que meterlo en una caja?"

Me desperté.
La bicicleta era muy chula. 

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