Amanecía un día frío en la Ciudad Imaginada, pero igualmente luminoso.

La Alcaldesa, rumiando sus pensamientos, daba vueltas por la casa consistorial cuando, al mirar a través de una ventana, vio al cartero.

El joven niño que entregaba mensajes por todo el Universo pasaba de vez en cuando por la ciudad de Nelly. Y ésta, al verle, salió como un rayo a la plaza del ayuntamiento, que tenía en medio una fuente de agua cristalina.

- ¡¡Espera, espera!! -gritó levantando una mano-, ¡¡espera, que tengo que hablar contigo, porfa!!

El cartero de la ciudad no dijo nada, sólo la miró y detuvo sus pasos.

- ¡Ay, gracias! -dijo Nelly recuperando el aliento-, es que tengo que preguntarte algo.

El cartero se sentó, cruzando las piernas como un indio. Algo extrañada, Nelly miró a un lado y a otro (la plaza octogonal estaba desierta) y se sentó también, imitándole. Pensó que hacía un poco de frío para estar sentada en el suelo en pleno invierno. Aunque, la verdad sea dicha, se sintió muy a gusto.

- Normalmente, sueles pedirme algo. ¿Qué quieres, Nell? 

- ¡Es que no me cuenta las cosas! ¡Y sabe tanto! ¡Sabe tantos secretos!

Se refería a su... maestro.Su Muso. Su profesor. Su casualidad del Universo con conocimientos.

- ¡Seguro que tú sabes... porque él sabe...! ¿¿¿Cómo voy a saber yo... si no me lo contáis???

El niño le dio un kiwi. Lo sacó de su bolsa bandolera. Como era la hora de desayunar, Nelly aceptó el regalo, le quitó la piel con mucho cuidado mientras refunfuñaba y cuando se lo fue a llevar a la boca advirtió algo extrañísimo. Lo había partido en trozos. Y las pepitas y el kiwi hacían un dibujo... tan hermoso, que parecía hecho a posta.

- Qué bonito -se dijo, olvidándose del enfado-, ¿has visto qué bonito es? ¿Dónde he visto este dibujo antes? ¡Ah, ya! Los humanos lo imitamos en las decoraciones infantiles... ¡Fíjate -alargó el brazo para mostrárselo al cartero-, ¿has visto?! Son como árboles. Una raya recta, una pepita, y el fondo verde. ¿Has visto?

- Sí, y lleva madurando todo ese tiempo en el árbol para que tú te lo comas...

Nelly se quedó pensando. Frunció los labios y se pasó el dedo gordo de la mano derecha por ellos mientras pensaba. La verdad es que era un kiwi del árbol de la granja de su abuela. Así que sabía de dónde procedía y sabía, pues lo había recogido ella semanas atrás, el procedimiento del árbol para llegar a ese rico manjar de desayuno. Sintió gratitud.

- ¡Bueno, pues muy bien! -dijo tras comerse el kiwi y volvió a centrarse en su enfado y envidia-, ¡¡¡¿Tú no ves que si sabes algo así, debes compartirlo???! 

- ¿Sabes cuántas horas de meditación tiene a sus espaldas? -preguntó el cartero.

Nelly se quedó callada.

- Más de mil.

- Entonces, ¿si medito mil horas voy a poder hacer lo que él hace? ¡Bueno pues medito mil horas!

- ¿Cuándo? ¿Los fines de semana? 54 fines de semana son 54 horas anuales...

- ¡No es justo! ¡No es justo! 

- Eso es envidia.

- ¡Si hay que meditar, se medita! Y...

Precisamente en ese instante un pájaro con las alas plegadas cruzó volando el espacio que mediaba entre ella y el niño. Fue algo tan raro, que la Alcaldesa se preguntó si habría visto bien lo que creía haber visto.

A raíz de ese hecho, levantó los ojos al cielo.

- Madre mía, qué belleza hay por todas partes.

Miró al niño. Respiró hondo y le dijo, con todo su corazón:

- Por favor, quiero seguir aprendiendo.

El niño no dijo nada, volvió a su mutismo neutro y sereno, se puso en pie y continuó su camino.

FIN

Nota de la autora: este cuento tuvo lugar mientras su creadora desayunaba. Y realmente ha pasado tal y como os lo cuento, los protagonistas externos (el pájaro, el kiwi y el cielo) han interrumpido la historia en los momentos exactos en los que está se desarrollaba.

Y en cuanto al final, tenía razón el cartero, siempre acudo a él con alguna petición. 

Sólo que al pedirla de corazón, podéis creerme, lo he notado perfectamente en lo que sea que une nuestra cabeza con el ombligo, sobre el corazón, y ha sido muy... mezclar expansivo con liberador y así ha sido la petición.

^_^ ¡y se me pasó todo el cabreo!

jajajaj!