En el qué se va la luz en la peluquería (Diario de una aprendiz budista)

"Todo depende de tú percepción", dijo el que me enseña.

Esta mañana, mientras le seguía dando vueltas a ciertos temas del día anterior, me dirigí a la peluquería de mi barrio.

Al llegar me fijé en el móvil. La pantalla anunciaba 666 pasos. Mi mente me dijo algo sin usar palabras y yo me contesté: "¡No seas supersticiosa!"

Tras lavarme el pelo, me senté frente al espejo. En algunas ocasiones puedo ser muy tímida. La peluquería es uno de esos ejemplos. Así que allí estaba yo, mirando para todas partes menos para mi propio reflejo, cuando se fue la luz.

"Vaya"

Caben destacarse dos acontecimientos extraños de días pasados. El primero es que últimamente me asalta la extraña sensación de estar en el templo meditando, cuando no lo estoy. Para acercar al lector profano a esta experiencia con un ejemplo más claro es lo mismo que cuando tienes la sensación de que es verano, o de que estás en una determinada estación atmosférica. Eso creo que nos ha pasado a todos alguna vez. Ya sea por la luminosidad, ya sea por los colores de las hojas, por el olor del aire. Por lo que sea. Bien, conozco lo suficiente a mi cerebro (creo) como para saber que estás sensación no es gratuita. Dicho de otra manera,... si de repente siento una determinada cosa es que algo hay. Buscando la causa, lo primero que pensé es: "¿habrá en algún lugar cercano alguien usando incienso?". Parece lo más obvio, pues el sentido del olfato esta vinculado estrechamente a la memoria. Por tanto, es el de mayor poder evocador.
Sin embargo, no lo había.

No hay olores que me recuerden al templo y hace casi un año que no voy. ¿Se puede saber por qué siento sin lugar a dudas lo mismo que siento allí? Sentir algo cuando no estás en ese lugar, es raro.

Así que le dije a mi cerebro: "creo que te estas equivocando. O puede que sea la edad". Al crecer, ganamos en seguridad y armonía. A lo mejor es la calma, lo que es común a ambas situaciones... pero no. No, no, hay algo más. Otra cosa es que no lo entienda, pero es seguro. Ya sea un recuerdo, ya sea la luz del otoño, aquí está pasando algo muy raro. En determinados momentos.

La segunda cosa rara de estos días es que, como me he enganchado al Candy Crush al cerrar los ojos veo caramelos saltando en busca de formas geométricas y provechosas, jajajaj!!!
Os lo prometo, llevo dos días con el juego y ahora entiendo que la gente se vuelva loca.
¡jajaja!

Volvamos a la peluquería donde se desarrolla el drama de la falta de electricidad. La gente se enfada, yo me acuerdo de la frase del Muso-profesor que me dijo: "Todo depende de tu percepción" y me doy cuenta, en ese momento, (además de pensar: y dale! que no estamos en el Templo, puñetas, ¡a qué viene esta sensación de estar allí?!) de que no estoy enfadada en absoluto. Al revés, una gran calma, a mí modo de ver, lo impregna todo. Allí, a oscuras, en la penumbra, veo como las peluqueras se arropan en abrigos  porque la puerta se ha quedado bloqueada y abierta. Yo no tengo frío. Lo que no deja de ser gracioso porque mi pelo está mojado. Pero estoy más a gusto que un día primaveral de paseo por el campo, no lo entiendo. Me acuerdo del 666 cuando llevamos allí parados media hora (y me digo de nuevo: "no-seas-supersticiosa"). Respiro hondo, cierro los ojos y escucho mi corazón.

"Voy a meditar"

Y es justo cuando - sin venir a cuento-, mi amigo Davidel, me manda esta broma para darme los buenos días:




Y recibir eso cuando estás justo meditando, hace que te de la risa.

¡No me lo puedo creer! ¡Pero si justo estaba...! Ya es casualidad.

Rápidamente, actualizo mi perfil de whatsapp, con la anécdota. Aunque sigo sin poder explicar cómo puñetas... puede llegarme un chiste... de uno de mis mejores amigos, ... justo cuando... en fin.

Tuve tiempo de meditar y escuchar mi corazón, sentir las manos, mirar la calle, escuchar a la gente, y reflexionar sobre algunas cosas. Incluso sobre la toma de decisiones.
Luego pensé, ¿y si no es casualidad que esté aquí parada delante del espejo meditando? ¡?¿?

Me explico: observada desde "fuera" (ajena a intereses personales) la situación que tenía era una avería grave que provocó un corte de luz, lo que implicaba a muchos seres humanos, en sus distintas situaciones. "La luz no va a volver ni antes, ni después" me dije "volverá cuando tenga que volver".

Sí, ya sé que es muy zen, pero es que también es científico. Si lo piensas así, la situación era inevitable. Era un resultado natural de todo lo previo. Por tanto, yo estaba donde tenía que estar.

Lo último que reflexioné -justo antes de volver la luz-, era sobre los beneficios de ser más tolerante, lo que enlaza con los pensamientos que me traen de cabeza desde ayer. Pero también lo vi de manera diferente, pues no se trata de ser tolerante por los demás, sino por mí. Para mi propio beneficio. Se traduce en: "veo tu posición", "tu posición está equivocada o es marcadamente malintencionada y nos va a traer complicaciones a todos" y en vez de reaccionar así: ¡¡¿Pero cómo es posible?!! ¡¡Cómo puedes ser así?! ¡No te das cuenta de que... ! en vez de llevarme esos disgustos... ser más tolerante. Y decir: no.

Y volvió la luz.

Un amigo dijo ayer: "manos que no dais, ¿qué esperáis?". Pero también me dijo que a mí se me nota que algunas situaciones me afectan. Y no deberían afectarme, la verdad... ¡Ains, aquí el que más sabe es el Muso! jajajaj! jajaja!






2 comentarios:

Davidel dijo...

Eso de meditar en una peluquería a oscuras es un punto eh? Jajajajaja

Nelly dijo...

Jajajaj!! Como unas maracas los dos jajajaj

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