El doctor Interno y el sentido común.


La puerta de la consulta era de madera vieja y maciza, quizá de roble, con un dibujo basto en la hoja a menudo salpicado de nudos y manchas oscuras.

- ¿Se puede? -preguntó Nelly tras golpear quedamente con los nudillos.

- Adelante, adelante.

El doctor estaba sentado tras un escritorio. Era increíblemente guapo -cosa que sorprendió a la alcaldesa-, contaba unos treinta y cinco años, moreno de ojos verdes y penetrantes, carentes de esa frialdad propia de los que trabajan acostumbrados a tratar con la salud de muchas vidas. Miró a Nelly apenas unos instantes y luego le tendió la mano, que ella estrechó efusivamente. Tras esto se volvió a sentar y continuó repasando unos papeles dispuestos sobre el escritorio.

- No me encuentro muy bien, físicamente hablando -comenzó Nelly, tosiendo ruidosamente.

- Tienes gripe.

La Alcaldesa frunció el ceño. La gripe era un contratiempo. Había un espectáculo de danza el miércoles en la Plaza de la Ciudad de los Cuentos al que quería asistir, y una master class de cardiobox el jueves en el gimnasio de la Luna.
 
- El mes pasado estuve de baja, ¿cómo voy a tener gripe ahora? ¡No es justo!

El doctor miró a Nelly. La frase "No es justo" podría haber sido su slogan de campaña en las municipales. La repetía como unas noventa veces al mes.

- Yo solo constato un hecho: tienes gripe.

- Aaaaah! -repuso la Alcaldesa- bueno, ¿y qué hago ahora?

- Justo lo que estás haciendo -dijo el doctor-, cuidarte.

- Bueno.... eso es fácil.

- Oh, no, al contrario -respondió el facultativo-, en tu caso, es fruto de la experiencia. ¿Recuerdas lo que te ocurrió la primera vez que tuviste fiebre alta?

- No tenía nada en casa para bajarla.

- Y sin embargo, ahora, no te encuentras tan mal, porque me has hecho caso.

- Es que antes no estabas en la Ciudad de los Cuentos -respondió Nelly- no teníamos médico...

- Cierto -dijo el doctor-, llegué a esta ciudad hace unos dos años. Por cierto, no me he presentado: me llamo  Jhon Interno, médico generalista.

- Lo sé, he oído decir que tienes unas credenciales estupendas... -comentó la alcaldesa.

Detrás, en la pared, había un título colgado: "Graduado en Sentido Común con Méritos" y un diploma de otra especialidad: Intuiciones del Corazón, que Nelly leyó sin comprender del todo a qué se refería. ¿Era un doctor "intuitivo"? Pues si los tratamientos los dispensaba por intuición, no sabía Nelly si debía fiarse...

- Bueno, ¿y qué puedes decirme que me ayude con esta gripe? ¿tienes algún remedio?

El médico se levantó y caminó hasta una pizarra blanca que había sobre un caballete en una esquina del despacho.
 
- La gripe es un virus muy común - comenzó-, que ataca a hombres y animales desde hace miles de años. Tiene una gran capacidad de adaptación, de ahí que cambie y sea tan difícil de erradicar.
 
- ¿Por qué? -preguntó Nelly-, ¿por qué tiene que existir?
 
El doctor alzó las cejas. No esperaba aquella pregunta.
 
- Os ayuda a mejorar -dijo.
 
Nell pensó que se refería a la evolución biológica.
 
- ¿Y cómo funciona?
 
- Entra en vuestras células y las obliga a reproducir el virus hasta que destruye la pared celular y se expande por el organismo.
 
- AAAAAAH -repuso Nelly-, ¡Qué mal rollo! ¿Y qué hago?
 
- El proceso dura 7 días, luego el cuerpo lo vence.
 
- ¿Y no se puede mejorar antes?
 
 El doctor Interno se quedó mirando a la Alcaldesa y abrió el archivador de "Remedios que llevamos dentro", que había junto a la pizarra, en una esquina del despacho.
 
- Aquí tenemos un remedio:
 
Si a la gripe quieres vencer
escucha atentamente lo que has de hacer
una ayuda a tu cuerpo puedes dar
el calor mata a este virus, ¡no te dejes enfriar!
 
Calienta sobre todo tus pies
es donde circula más sangre
aunque tú no lo ves.
 
La cebolla, el té, la miel, el limón
alivian la garganta y mejoran la congestión
 
Beber más agua también es importante
pues pierdes tres veces más que en cualquier otro instante
 
Sigue estos consejos y abrígate un montón
toma varias infusiones, échales miel y limón.
Duerme más horas de lo habitual
y verás que vences la gripe antes de lo normal.

 
 
 

 
 
-¡Mira qué mona la canción! -exclamó Nelly-, ¿tienes alguna otra?
-Miles
- ¡Vale! pues quiero una... mmmmmh... déjame pensar para qué quiero una...
El doctor se cruzó de brazos con una sonrisa bailando en el rostro:
- No puedes pedir medicinas más que cuando sea necesario -dijo-, de lo contrario me sobrecargas de trabajo, y ahora, ¡es muy tarde, Alcaldesa! seguro que tienes gestiones que atender, libros que leer, historias que contar...
- De acuerdo, de acuerdo -aceptó Nelly-, me voy. ¡Gracias por su ayuda!

Y así Nelly venció a la gripe antes de lo normal.

FIN.

 

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